En marzo, el Vocero presidencial Manuel Adorni anunció el cierre del Instituto Nacional de la Agricultura Familiar, Campesina e Indígena (INAFCI) con el despido de 900 técnicos que asisten a 250.000 pequeños productores en todo el país. Ese es el caso de Federico Pognante, ingeniero agrónomo de 52 años que hace 25 trabaja para el desarrollo rural del país.
“Existen pocos técnicos de tanta calidad como Fede Pognante y su compañero, el colorado Mondino, veterinario agrónomo. Son referentes nacionales de la agricultura y de la ganadería regenerativa y los echaron sin nada,” manifestó Fernando Brandalise, delegado del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) en la Asociación Trabajadores del Estado (ATE).
El caso de Federico Pognante
“Sale millones de pesos producir un técnico de primera línea y encima comprometido con el desarrollo territorial. Eso es lo más raro, es más fácil irse a las grandes ciudades, ponerse un comercio de despachante agroquímicos y listo. Acá hay que andar por el campo, desarrollar y pensar. Es todo un proceso que liquidaron de golpe y porrazo,” aseveró Fernando Brandalise.
La indignación de Fernando es palpable, así que nos puso en contacto con uno de los mejores trabajadores que conoce y NEAHOY pudo conseguir una entrevista exclusiva con Federico Pognante, el referente en cuestión.
“Teníamos mucho compromiso. Yo me recibí en el año 98’ y empecé a trabajar en esta cuestión todo lo que es la agroecología. Es decir, sin el uso de insumos químicos, sin semillas transgénicas, tratando de conservar las semillas nativas criollas, que las familias puedan llevar adelante la producción. Entonces son alimentos muy sanos y de muy buena calidad. Toda esa experiencia teníamos,” afirma Pognante.
Los trabajadores del INAFCI acompañaban actualmente a 250.000 productores en todo el país. Brindaban asesoramiento para el cultivo de alimentos y la cría de animales desde un enfoque agroecológico. La particularidad del INAFCI, en comparación con el INTA, es que ofrece un asesoramiento integral desde diferentes disciplinas atendiendo no sólo a lo productivo, sino también a lo social.
Federico habló de los despidos: “te estoy hablando de 900 personas en todo el país que parece mucho, pero que es poco porque el territorio es tan amplio que para llegar a todo el territorio es muy difícil. Nosotros no podíamos abarcar toda la zona que nos tocaba pero sin embargo, estábamos. Hoy no hay nada.”
Sobre números y motosierras
“La motosierra solo trae más hambre” advirtieron varias organizaciones campesinas y federaciones de productores. Y tenían razón. Un estudio explicaba que el 70% de lo que es la horticultura que llega a la a Buenos Aires sale de la agricultura familiar, números similares se replican en el resto del país.
Lo mismo explica Pognante: “yo estoy en el norte de Santa Fe y acá llega la producción (de agricultura familiar) de Resistencia. La producción frutícola también, los huevos, la carne, caprina, ovina, etc. Pero en realidad la población no sabe mucho eso y los medios masivos de comunicación tampoco se encargan de difundirlo, por lo tanto es muy difícil que la sociedad se entere.”
Esto es relevante para el NEA ya que la agricultura en el norte de Santa Fe tiene similitudes con la región del NEA en términos de cultivos y producción agropecuaria. Hace unos cuantos años atrás, el norte de Santa Fe Santa Fe estaba dentro del NEA porque el norte de Santa Fe tiene características mucho más parecidas a Chaco, Formosa y Corriente que a la Pampa Húmeda.
“En realidad la gente no tiene mucho conocimiento del trabajo que hacíamos porque no era muy visible, no es lo mismo una escuela o un hospital que el trabajo que hacemos nosotros, entonces es más difícil explicarlo,” asegura el ingeniero. “Por eso es tan fácil borrarlo sin que haya ningún tipo de protesta, porque la misma población beneficiaria de todo nuestro abono tampoco tiene fuerza, es muy vulnerable y no tiene voz como para poder luchar, por lo tanto es algo difícil de defender cuando hay una decisión política de este tipo.”
El apoyo a la agricultura familiar
Para comprender mejor la situación actual, Pognante nos habla desde la historia: “Trabajamos en Desarrollo Rural desde que era el Programa Social Agropecuario (PSA) (1993 – 2013) allá por la década del 90. Luego, en el 2009 se crea la Subsecretaría de Desarrollo Rural y Agricultura Familiar y ahí empieza lo que era todo el trabajo con los pequeños productores, lo que después se llamó agricultura familiar.”
“Después, la ley de reparación histórica de la agricultura familiar se aprueba en el 2014 pero nunca se reglamentó hasta el 2022. En el 2022 sólo se reglamentaron algunos artículos. Por eso digo que no hay una política de Estado de desarrollo rural, no la hubo tampoco y este gobierno vino a terminar de cerrar todo lo poquito que había,” aseveró Federico.
El ingeniero asegura que no hubo ni hay políticas públicas comprometidas con el desarrollo de la agricultura familiar: “deja totalmente indefensas a esas familias que tienen la producción de los alimentos que llegan a nuestras mesas, a nosotros nos da mucha pena porque vemos que ese sector queda muy vulnerado.”
Según Pognante a veces es “difícil explicarlo” pero es la causa de que “un país tan rico en recursos naturales, con tantos climas, donde hay posibilidad de producir de todo lo que se te ocurra desde el punto de vista alimenticio” tenga el “95% de la población viviendo en las urbes y que el campo esté totalmente despoblado”
Proyectos y desafíos actuales
Acerca de su trabajo explica: “nuestro trabajo era técnico. Era un trabajo donde nosotros prestamos la asistencia técnica, capacitaciones y acompañamos. Todos los procesos de elaboración, ejecución de proyectos, de financiamiento, que en algunas épocas había y que con eso se mejoró la producción agropecuaria en general.”
En cuanto a los proyectos del INAFCI, Pognante asegura que eran “millones”, es una forma de decir, pero puede que esté cerca de ese número. Desde NEAHOY habíamos entrevistado anteriormente a Doriana Feulliade de la Red de Mujeres Algodoneras, con quien Federico ha trabajado en el mismo proyecto.
“Algunos eran más proyectos individuales, familiares, donde se les entregaba subsidios o créditos para, por ejemplo, comprar animales reproductores. Otros para mejorar las aguadas, colocar un molino, cerramientos para hacer un gallinero, riego para las huertas, invernáculos, infinidad de rubros según el tipo de producción que tenía la familia,” explicó Federico.
A fines de los 90 y principios del 2000, había proyectos que venían financiados por el Banco Mundial. El Proinder que subsidiaba proyectos para el autoconsumo familiar o para la producción para venta, pero también había proyectos comunitario. Pognante nos trae un ejemplo de esto: “El corral comunitario que hicieron en un paraje. Esto era para que los productores ganaderos pequeños pudieran pesar sus animales cuando tenían que vender”.
Impacto y proyectos de desarrollo rural
“Cada uno de nosotros está buscando trabajo,” asegura Federico cuando volvemos al triste tema de los despidos “Estamos insertándonos en distintos espacios de acuerdo a las características individuales. Trabajábamos en equipos sumamente interdisciplinarios, por lo tanto había ingenieros agrónomos, veterinarios, trabajadores sociales y con ese equipo abordábamos todas las problemáticas.”
Entre los trabajos que realizaban los miembros del INAFCI, estaba el de registrar y mantener la documentación del Registro Nacional de Organizaciones de la Agricultura Familiar. Esto es necesario para cuando hay cuestiones de emergencias agropecuarias, como cuando hay una sequía o una inundación, por ejemplo.
Pognante también agrega que: “nosotros acompañamos a la familia en todo. Muchas están en parajes que no tienen ni señal de celular, llegábamos nosotros con vehículos que a veces teníamos, a veces no, porque estaban bastante viejos. Pero así y todo tratamos de hacer el esfuerzo y la verdad es que hoy, esa familia, no tiene a nadie que pueda llegar hasta la puerta de su chacra a ver cómo están.”
Perspectivas y reflexiones finales
Pero el problema no es algo meramente actual: “en realidad la lucha no es de ahora y nosotros hace 25 años que estamos trabajando de manera una contratación precaria, nunca nos pasaron a planta,” aseguró Pognante. “El sector de pequeños productores de la agricultura familiar no está bien desde hace muchos años y está rezagada y ninguneada desde hace mucho tiempo.”
Con respecto a cómo desearía que se manejar el sector, el ingeniero mira al país vecino: “esta es una política que debería tener mucho más recursos, en Brasil existe el Ministerio de Desarrollo Rural a la par de un Ministerio de Agricultura Ganadería y Pesca fíjate, vos la importancia que le dan algunos países nosotros no.”
“El sector viene mal desde hace muchísimos años y nosotros como trabajadores, siempre estuvimos luchando para pasar la planta y nunca nos pasaron las plantas ni los gobiernos más progresistas,” asegura Pognante que para finalizar nos deja con un planteo “Acá hay algo que hay que tratar de pensar entre todos: hacia dónde vamos a ir.”
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