La Fundación ProYungas celebra 25 años de trabajo en pos de la conservación del ambiente y el desarrollo sustentable con el desarrollo de una de las iniciativas más asombrosas del mundo: la Travesía Capricornio.
Esta apunta a recorrer 3.000 km, a lo largo de seis provincias y seis ecorregiones, a pie y en bote, a lo largo de 120 días. Inició en la localidad de Susques (Jujuy) y tiene como objetivo llegar hasta las Cataratas de Iguazú, en Misiones.
La Fundación fue creada en 1999 con su foco de actividades en el subtrópico sudamericano, principalmente en el Norte Grande de Argentina, región que abarca la mayor diversidad ambiental, cultural y productiva del país.
Uno de los referentes de la Fundación, Lucio Malizia, quien es coordinador del Programa Paisaje Productivo Protegido de ProYungas y acompañó varios tramos de la Travesía Capricornio comentó a NEA HOY que los activistas se encuentran navegando el río Bermejo en estos momentos y ya llevan casi la mitad del recorrido.
“Están atravesando la mitad de las provincias de Chaco y Formosa, cerca del Fortín Lavalle (una localidad argentina situada en el departamento General Güemes de la Provincia del Chaco). Se podría decir, de alguna manera, que el viaje está a la mitad de todo su recorrido; desde la puna jujeña hasta las Cataratas del Iguazú”, explicó Malizia.
Y consideró que “queda mucho por delante, para llegar hasta la desembocadura del río Bermejo, en el río Paraguay, y de ahí hasta Puerto Las Palmas”. En ese lugar, anticipó, terminará el recorrido en botes y se reiniciará la caminata: “La caminata, que va a salir de Chaco, va a atravesar todo Corrientes y después la provincia de Misiones hasta las Cataratas del Iguazú”.
«Mostrar esta región es ponerla en valor. Es una región que es espectacular pero que, para la gente que vive afuera, les resulta desconocida”
Las vivencias de los que participan en la Travesía Capricornio
Respecto a las vivencias de los participantes de la Travesía Capricornio, Lucio Malizia dijo que son muy variadas: “Hay vivencias que tienen que ver con el lugar que se transita; el sol súper fuerte en la puna jujeña, la altitud, la caminata, el esfuerzo, la dificultad para respirar a veces y, por otro lado, la sensación de lograr llegar hasta el Abra (en referencia al Abra del Acay, la ruta más alta de la Argentina que se encuentra en la provincia de Salta), cruzarla, dedicarse un momento a meditar, hablar con el resto del grupo, festejar los logros, la vivencia vinculada con navegar el río”, enumeró.
Y consideró que son muy distintas a las que se viven durante el recorrido sobre el río: “Estar en silencio, dejarse llevar por la corriente del Bermejo, las dificultades con los botes que encallan, con las costas que se derrumban y hunden los botes, con el frío también y con la convivencia permanente en estos contextos silvestres”, agregó.
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El coordinador sostuvo que en estos lugares que se atraviesan, las personas “dejan de lado la comodidad” para meterse en “otro tipo de comodidad, lejos del celular, lejos del estrés y más cerca de los fogones, del lugar que uno va a elegir para dormir”.
“Es una diversidad de vivencias enorme, incluso, cuando uno las transita por pocos días; una semana a dos semanas, volver a la cotidianidad ya tiene una cosa de desafío nuevo, hay algo que produce unas micro fracturas”, comentó.
Las repercusiones de los habitantes que reciben a los viajeros
Respecto a las repercusiones que tiene en los habitantes de las regiones que visitan, Malizia detalló que son experiencias “muy enriquecedoras”.
“Tienen que ver con la bienvenida de la gente. En el caso de comunidades indígenas, muchas veces, ceremonias de recepción o de despedida, o de deseo de suerte a lo largo del viaje”, explicó.
Asimismo, contó que “una repercusión típica es de incredulidad”. “Al principio es como que no se entiende porque vamos a ir caminando desde la puna jujeña hasta la selva misionera. Primero hay dudas de si es una broma o si es verdad que vamos caminando y navegando y después, cuando la gente con la que nos encontramos se da cuenta que es verdad, que estamos haciendo eso, ahí está la repercusión de un poco de admiración y un poco de no terminar de entender por qué esta locura”.
Sin embargo, el referente sostuvo que “siempre es una mirada muy positiva, de querer sumarse, aunque sea un breve trecho, a la travesía”.
El aporte de la Travesía Capricornio al trabajo de la Fundación ProYungas
En palabras de Lucio Malizia, la Travesía Capricornio realiza un gran aporte a la Fundación ProYungas ya que apunta a “mostrar una región que llamamos el Norte Grande de la Argentina y que está atravesado, en parte, por el trópico de Capricornio”, por el que lleva su nombre.
“Mostrar esta región es ponerla en valor. Es una región que es espectacular pero que, para la gente que vive afuera, y cuando digo vive afuera no me refiero a las grandes ciudades argentinas sino, a veces, a los mismos vecinos de las provincias que recorremos, que habitan las capitales y están más alejados de la parte rural y silvestre, les resulta desconocida”, manifestó.
En ese marco, lo que busca ProYungas con la travesía es mostrarla y mostrar su diversidad ambiental, pero también su diversidad cultural y su diversidad productiva.
Por último, Malizia resaltó que el programa que dirige tiene la “visión, el anhelo y el trabajo de avanzar no solo en Argentina sino también en los países vecinos, en particular en Paraguay, que es un país en el que venimos trabajando hace mucho, con distintos proyectos”:
“La travesía, de alguna manera, también pone en valor, no sólo el Norte Grande Argentino, sino todos los ambientes vecinos de esta región que, en realidad, forma un solo ambiente macroregional”, finalizó.
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