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Domingo 08 de diciembre de 2024
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Soberanía energética: por qué es importante no perderla

La soberanía energética es crucial para Argentina por varias razones, entre ellas la Independencia económica y la seguridad energética. Paralizar las obras que aseguraban ambas cosas es un gran revés para el futuro del país.

La soberanía energética es crucial para Argentina por varias razones, entre ellas la Independencia económica y la seguridad energética. Paralizar las obras que aseguraban ambas cosas es un gran revés para el futuro del país.

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Hace pocos días el Gobierno Nacional sufrió un problema con la soberanía energética: la carencia de gas a nivel país. La primera medida ante la catástrofe fue comunicar a la población del problema para que no se preocupen. Ese mismo día, el Vocero Presidencial Manuel Adorni dijo que la falta del gas era porque hacía frío en invierno.

Aún no estamos en invierno, pero ya se están moviendo algunos engranajes para solucionar de alguna forma el problema que el mismo Poder Ejecutivo ocasionó. Cuando Javier Milei anunció con bombos y platillos que ya no habría más obra pública, cayeron en la bolsa dos megaestructuras que nos permitirían pasar el invierno: el Gasoducto Néstor Kirchner y el reactor Carem.

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Una de las definiciones de la palabra soberanía es: “principio fundamental del estatuto internacional del Estado, consistente en la facultad de adoptar libremente sus decisiones y ejercer los poderes estatales.” Es decir, que la soberanía energética significa tener aunque sea la energía necesaria para satisfacer las necesidades del país y quien dice, incluso tomar decisiones sobre el sobrante. Cómo vender a otros países, por ejemplo.

Trazado del Gasoducto Presidente Néstor Kirchner.

Gasoducto Presidente Néstor Kirchner

Esta fue la premisa para el Gasoducto Presidente Néstor Kirchner (GPNK). En 2018, se presentó un proyecto pionero para llevar adelante la construcción del gasoducto de Vaca Muerta, abarcando un tramo total de 1040 km, planificado en dos fases. A pesar del interés mostrado por algunas compañías, el proyecto no avanzó a la etapa de licitación durante la administración de Mauricio Macri.

A pesar de su inauguración el 9 de julio de 2023 y la promesa de operar a plena capacidad durante el invierno, quedaban pendientes la construcción de 5 plantas compresoras. Esta demora se atribuyó a la llegada al poder de Javier Milei. Con la llegada del invierno, el gasoducto operaba solo al 50% de su capacidad de transporte, lo que desencadenó cortes en el suministro de gas en todo el país y obligó a recurrir a la compra de gas licuado a Brasil, resultando en pérdidas de $450.000.000 de dólares para las arcas estatales.

“La falta de gas se produjo por varias causas en simultáneo, primero la no finalización de las obras complementarias al GPNK como las plantas compresoras, que permitirían duplicar la capacidad de transporte actual de 11.000.000 a 22.000.000 m3/día. Además, la no finalización del reversal del norte, que permitiría proveer de gas al norte argentino y dejar de importar gas de Bolivia. Esto se produce en un  marco de paralización de las obras públicas por parte del Gobierno Nacional”, explicó Nicolás Malinosky, director del Observatorio de Energía Ciencia y Tecnología.

¿Qué obras son necesarias para continuar?

Hoy en día se requiere la instalación de plantas compresoras para expandir la capacidad del gasoducto, facilitando el incremento de la presión del gas y, en consecuencia, posibilitando el transporte de un mayor volumen en menos tiempo. En su totalidad, el plan integral del GPNK necesita 5 plantas compresoras, las cuales podrían aumentar casi cuatro veces el volumen de transporte actual del gasoducto, alcanzando los 39.000.000 de m3/día.

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En la primera etapa, junto con la construcción del gasoducto entre Tratayén y Salliqueló, estaba prevista la instalación de 2 plantas compresoras, una en cada extremo del ducto. Estos trabajos, según se indicó oficialmente, aumentarán la capacidad de transporte de 11.000.000 a 21.000.000 m3/día.

La ampliación de 62 km del Gasoducto Norte también quedó estancada, al igual que la inversión en las plantas compresoras de Ferreyra y Deán Funes en Santiago del Estero, y Lumbreras en Salta, donde se planeaba revertir el sentido de inyección de gas.

Según Milei, el principal problema es que los privados no quieren financiar las obras. Lo curioso es que se trata de una obra troncal para acelerar los negocios de Vaca Muerta, la producción y transporte de gas natural para poder exportar hacia Brasil.

La oferta, la demanda y la improvisación

Ese es uno de los principales problemas de perder la soberanía energética: no existe energía suficiente para abastecimiento propio ni para negocios. El gobierno tuvo que salir corriendo a conseguir gas y según la regla de la oferta y la demanda que tanto le gusta a los liberales, cuando hay un exceso de demanda, quien provee puede elegir el precio. Es así como Nación cerró sin licitación una polémica compra a Petrobras y pagó el triple.

“Lo barato sale caro” dicen a veces las abuelas y este es un caso donde aplica. El Gobierno Nacional no quiso pagar los $50.000.000 para terminar las obras públicas del gasoducto y ahora tuvieron que pagar $500.000.000 en importar gas licuado desde Brasil. Es decir un 900% sobre el precio original.

Frente a la necesidad urgente de asegurar el suministro, Enarsa adquirió directamente a Petrobras un envío de 44.000.000 de metros cúbicos de Gas Natural Licuado (GNL), prescindiendo de un proceso de licitación pública. La empresa estatal argentina pagó $13.000.000 de dólares por BTU, una tarifa que supera en más del triple el precio del gas de Vaca Muerta, valorado en $4.000.000 de dólares por BTU.

Además, ahora el Gobierno apura una de las 3 plantas compresoras para evitar nuevos cortes en los meses más fríos del año. El Gobierno Nacional, prevé que sólo una de las plantas se finalizará para julio mientras que las otras dos llegarán recién a finales de agosto y septiembre, respectivamente.

El CAREM es el primer reactor nuclear de potencia íntegramente diseñado y construido en la Argentina.

El CAREM

Pero el gasoducto no era la única obra que estaba pensada para la soberanía energética que fué suspendida bajo la bandera de “no hay plata” y “basta de obra pública». También estaba el famoso reactor CAREM (Central Argentina de Elementos Modulares), un proyecto de central nuclear de baja potencia concebida con un diseño de última generación.

Las potenciales utilidades de una central de este calibre son diversas y abarcan una amplia gama de funciones. Esto incluye desde la provisión de energía en zonas remotas, con un costo aproximado de $4.000 dólares por kW de capacidad, hasta la generación de energía para la desalinización de agua de mar. Además, podría servir como un centro de investigación y entrenamiento para operadores de grandes centrales nucleares, entre otros usos.

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Luego de reiterados retrasos y replanificaciones el Gobierno Nacional, la Presidente de la Comisión Nacional de Energía Atómica, anunció que estaría funcionando para fines del año 2024. ​En marzo de 2024, en el marco de la política de ajuste en la obra pública de Javier Milei, fueron despedidos 100 operarios que trabajaban en la construcción del CAREM, lo que generó una parálisis del proyecto.

La soberanía energética y la exportación

El 6 de marzo, el INVAP (una de las empresas responsables de la tecnología del proyecto CAREM) y la CNEA, firmaron un memorando de entendimiento “para trabajar en forma conjunta en la exploración de futuras oportunidades de exportación del reactor CAREM y otros servicios asociados”.

El CAREM en sí ya tenía un destino exportador, la CNEA (Comisión Nacional de Energía Atómica) e INVAP ya tenían planes para vender su tecnología. Sin embargo, una semana más tarde se desvincularon a los empleados y el proyecto no pudo ser.

Este golpe no sólo afecta al campo científico y tecnológico, si no también al campo económico, ya que prometía abastecer al país de divisas provenientes de la exportación de alta tecnología.

Inauguración del Gasoducto Presidente Néstor Kirchner.

La soberanía energética y el abastecimiento nacional

Pero, dentro de todo, no contar con un bien exportable no sería lo más grave que pueda pasarle a un país. Se sobrevive. El problema es no alcanzar a satisfacer la demanda interna, en especial de algo tan necesario como es el calor en invierno.

Ese año la Secretaría de Energía subestimó las proyecciones para el invierno, los escenarios más severos que había anticipado la cartera que conduce Edurardo Rodriguez Chirillo estimaban una demanda de 67.000.000 de m3/d, muy por debajo de los 80.000.000 de m3/d que estamos necesitando. 

En este escenario, también Cammesa, la empresa responsable del despacho eléctrico, se vio obligada la semana pasada a sacar una licitación para importar 12 cargamentos de gasoil y fueloil, con el fin de sustituir el gas utilizado por las plantas generadoras de energía.

Argentina es líder en la región en la producción de radioisótopos, tiene la segunda reserva de gas no convencional del mundo y tiene la capacidad tanto científica como tecnológica para aprovechar al máximo los réditos de ambas. Es por eso que no podemos perder nuestra soberanía energética.

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