Los fondos para las universidades nacionales públicas son centro de polémica actualmente porque el presupuesto del año pasado se prorrogó y desde las casas de altos estudios señalan que de seguir con los mismos números, su funcionamiento sería seriamente perjudicado. ¿Los ajustes también llegaron al presupuesto para las universidades? Todo indica que sí y el nivel en que el Gobierno nacional dejó a los fondos universitarios los remontan a la década de los 90.
La decisión del Poder Ejecutivo de prorrogar el presupuesto 2023, coloca a las Universidades Nacionales frente a una situación económica crítica. Frente a este escenario, desde la Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia (ACIJ) se realizó un análisis detallado del presupuesto para las universidades desde el año 1997 hasta el primer trimestre del 2024.
En Argentina, el presupuesto destinado al sistema educativo superior está compuesto por distintas partidas, pero la principal es Desarrollo de la Educación Superior, que explica más del 90%. La decisión del poder ejecutivo de prorrogar el presupuesto del año anterior implica una reducción del 72% en términos reales para esta partida específica.
Durante el primer trimestre de 2024, el Gobierno nacional ejecutó un 30% menos del gasto total en términos reales en comparación con el mismo período de 2023. Sin embargo, la reducción en las políticas universitarias fue aún mayor, alcanzando el 34,4%.
Lo ejecutado en becas Progresar sufrió una caída del 46,9% (aunque en el presupuesto para universidades apenas representa poco más del 8%, es decir, es un gasto ínfimo), y lo destinado a la Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria disminuyó un 18,4%. Por otro lado, los programas de infraestructura universitaria prácticamente no tuvieron ejecución.
Mientras que para el primer trimestre de 2023, el gasto en políticas de educación superior representaba el 3,7% del presupuesto total, para el mismo período en 2024, esta proporción cayó al 3,5%.
Dentro del programa de desarrollo de la educación superior, la caída afecta de manera significativa a todas las actividades que comprende.
Los fondos asignados al pago de salarios registran una disminución del 32% para docentes y autoridades, y del 28% para el personal no docente. El financiamiento destinado al funcionamiento universitario se ha reducido en casi un 60% en comparación con el año 2023.
Las transferencias a hospitales universitarios experimentan una caída del 72%, mientras que el Fondo Universitario para el Desarrollo Regional, al igual que los institutos tecnológicos de formación profesional y el desarrollo de proyectos especiales, no reciben asignación alguna.
Gastos por estudiante
Se puede observar que en el año actual, el presupuesto disponible por estudiante es el más bajo de toda la serie. Se estima que este año se destinarán aproximadamente $690.000 por persona, lo que representa una reducción del 72% con respecto al año anterior y un 82% menos que en 2013, cuando se alcanzó el máximo nivel de gasto por estudiante.
La “burrada” de Adorni
La semana pasada, el vocero presidencial Manuel Adorni (LLA) fue consultado en una de sus conferencias por el presupuesto para las universidades nacionales a partir de una declaración del diputado nacional (UCR) y vicerrector de la Universidad de Buenos Aires (UBA), Emiliano Yacobitti, quien había señalado la crítica situación presupuestaria de la institución.
“Nosotros hemos hecho un reajuste en torno al 70% del presupuesto, por lo tanto no sé en qué se está basando Yacobitti”, respondió Adorni, quien dio un dato totalmente falso.
Por desconocimiento o internacionalmente, el vocero dijo una “burrada” y faltó a la verdad, ya que el aumento del 70% se refirió sobre los gastos de funcionamiento de las universidades, partida que representa apenas un 5,5% del total del programa “Desarrollo de la Educación Superior”, con lo cual Adorni demostró no conocer de la temática o evitar aceptar la baja significativa que ha aplicado la gestión de Javier Milei a la educación superior.
El NEA se suma a la movilización universitaria
Integrantes de los claustros docentes, no docentes, estudiantiles y graduados de la Universidad Nacional de Formosa (UNaF), analizaron la situación de la universidad pública argentina y adhieron al paro nacional y la movilización del próximo 23 de abril. Por su parte, la Universidad Nacional de Misiones (UNaM) y la Universidad Nacional del Nordeste (UNNE) también se suman a la medida de fuerza.
“La crisis generada por el Gobierno Nacional provocó la pérdida del poder adquisitivo de los salarios, el deterioro del sistema científico, tecnológico y de innovación, la suspensión de obras de infraestructura científica y universitaria, la paralización de actividades por transferencia de recursos insuficientes y la supresión de las becas estudiantiles nacionales”, advirtieron.
El Rector de la Universidad Nacional del Nordeste, Omar Larroza, recordó que la universidad sufrió una disminución presupuestaria. Aseguró que a pesar de ello en la universidad se sigue trabajando para mantener las finanzas equilibradas, mientras esperan que puedan avanzar las instancias de negociación abiertas con el Gobierno Nacional.
Además, comunicó también la adhesión institucional a la marcha federal universitaria del próximo 23 de abril en defensa de la educación y del sistema universitario público argentino.
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