Durante su campaña presidencial Javier Milei ya había advertido que cerraría el Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI), junto con otros ministerios y entidades autárquicas que en su criterio no servían ninguna función.
Fue así que la semana pasada el vocero presidencial anunció que el INADI se cerraría, y que su función de recibir y acompañar las denuncias de discriminación y racismo pasaría a ser cumplido por el Ministerio de Justicia, que no tiene cedes en todas las capitales argentinas como si lo tenía el instituto.
Pero a pesar de que se hizo creer dentro de los círculos militantes de La Libertad Avanza y de las cuentas de redes sociales libertarias, el INADI cumplió una función fundamental, no solo en la toma de denuncias sino también en acompañar a comunidades de poblaciones vulneradas, discriminadas e invisibilizadas en la realización de charlas y eventos destinados a la difusión y reconocimiento.
Además, el instituto fue una fuente de datos necesaria para estudiar y entender las formas de discriminación que existen en el país, necesario además para poder generar políticas y combatirlas. Un ejemplo de ello es el “Mapa de la Discriminación Argentina” investigación llevada adelante por el INADI en el 2019 donde se recolectó que el 40% de las denuncias de discriminación estaban vinculadas con el racismo estructural.
Nelida Wisneke pertenece al Colectivo de Afrodescendientes Misioneros. En diálogo con NEA HOY, habló sobre lo crucial que son la continuidad de políticas contra la discriminación y la existencia de institutos como el INADI para las poblaciones invisibilizadas y los perjuicios que puede traer su cierre.
Desorganizar a las organizaciones
Lo primero que hace Wisneke es ubicar al cierre del INADI dentro del contexto de una política cuyo objetivo, en su opinión, es retroceder en aquellos derechos destinados a las poblaciones más vulnerables e históricamente excluidas.
“Porque no es solamente el cierre del INADI, es el cierre del ministerio de las mujeres, es el no envío de alimentación a los comedores populares, es la quita de los subsidios al transporte en las provincias, es el cese del pago del FONID a los docentes y la no apertura de paritarias”, enumeró Wisneke.
“Entonces a mi me parece que es un conjunto de políticas que lleva adelante éste gobierno de Milei para avanzar y dejar sin efecto todos los derechos que como pueblo venimos conquistando”, continuó la docente, que cuenta con un postgrado en Derechos Humanos.
Wisneke además reivindica el rol que tuvo el INADI como centro de recepción de las denuncias de comunidades afrodescendientes, diversas, migrantes, etc. cuando sufrían algún tipo de racismo. Más aún, lo remarca como punto de partida del acompañamiento de las organizaciones sociales a algunos de éstos casos y denuncias.
Su desaparición, junto a la suba de los servicios y transporte y baja del poder adquisitivo, que hace más difícil el trabajo voluntario y altruista, tiene para Wisneke el objetivo de que a personas y organizaciones sociales les sea más difícil enterarse, acompañar y visibilizar estos casos de discriminación.
“Me parece que el cierre del INADI tiene que ver con la puesta en escena de una política que tiene el gobierno actual que intenta avasallar los derechos que tenemos las clases históricamente excluidas”, opinó, “es una forma que tienen el gobierno de avanzar y desorganizar a las organizaciones sociales”.
Privarnos de la empatía
Acompañando a esta idea, la militante por el reconocimiento de las poblaciones afrodescendiente también destacó el rol del INADI en la realización y acompañamiento de charlas, destinadas muchas veces a las escuelas para concientizar a los alumnos sobre la importancia de la lucha contra el racismo y la discriminación.
Estas actividades son claves para que los alumnos reconozcan ya a corta edad los hechos de discriminación que podrían estar sufriendo, y así también para que reconozca los hechos de discriminación que pueda estar sufriendo alguno de sus compañeros. “Hay todo un objetivo de éste grupo de quitarnos la posibilidad de seguir empatizando con las personas que tenemos al lado”, explicó.
El cierre del INADI, para Nélida, también tiene gravedad en las actividades que apuntan al reconocimiento de colectivos que históricamente han sido invisibilizados tanto desde el relato oficial como dentro de los libros de texto de las escuelas.
“A mi me parece que un pueblo que no reconoce, o que no toma conciencia de quiénes son los grupos étnicos que lo componen no pueden seguir avanzando, ya que hay una parte de su historia y de su génesis que la están negando”, opinó.
Además de la inclusión de éstos temas en las currículas, uno de los grandes avances en éste tema fue la inclusión dentro del Censo Nacional 2022 de preguntas referidas a la pertenencia a poblaciones afrodescendientes o de pueblos originarios. Estos datos ayudan a generar políticas públicas que tiendan hacia la reducción de las desigualdades.
“Me parece que es una sociedad enferma que no va a poder subsistir mucho tiempo si niega una de sus partes” concluyó, “y tanto los pueblos originarios como los afrodescendientes somos parte de la sociedad argentina”.
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