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Domingo 28 de abril de 2024
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Primarización de la economía: las medidas de Caputo y su impacto en el sector industrial

Las medidas anunciadas por Luis Caputo fueron celebradas por el sector agroindustrial, pero vistas con preocupación por el sector industrial. Las medidas podrían dar ventaja a la importación de marcas sin fábricas, optando por una economía que exporta materia prima para importar valor agregado.

Las medidas anunciadas por Luis Caputo fueron celebradas por el sector agroindustrial, pero vistas con preocupación por el sector industrial. Las medidas podrían dar ventaja a la importación de marcas sin fábricas, optando por una economía que exporta materia prima para importar valor agregado.

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Todas las industrias, en todos los países, requieren de algún tipo de proteccionismo para subsistir y competir en el mercado interno con las marcas internacionales. La aplicación de tipos de cambios diferenciales para la importación de insumos o el sistema SIRA para la importación son algunas de las medidas que evitan que las marcas sin fábricas puedan importar productos más baratos que los que son capaces de fabricar en el país.

Esto se hace porque el sector industrial es una de las más importantes fuentes de trabajo en blanco. En Argentina, solo el sector textil generó más de 13.000 puestos de trabajo registrados desde julio del 2020, y así también el automotriz (con sus sub-rubros como el neumático) y el electrónico.

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Es por ello que el sector industrial tiembla ante la expectativa de un gobierno que abra indiscriminadamente la economía. Las empresas argentinas, con el costo que requiere mantener una fábrica funcionando, no pueden competir con marcas globalizadas que instalan sus fábricas en países que vienen atrasados en materia de seguridad y derechos laborales.

Esto fue lo que pasó durante el macrismo, cuyas políticas dieron como resultado el cierre de decenas de miles de empresas y puestos de trabajo. Solo en el sector textil, desde el 2016 al 2019 cerraron el 45% de las fábricas, aún más que durante la pandemia. Otro recuerdo oscuro es el de la década menemista, cuando la desocupación ascendió al 25% debido a la apertura indiscriminada de importaciones. 

Con la llegada de Javier Milei a la presidencia, el sector industrial espera que se aprenda de los errores y que se tomen medidas que mejoren la competitividad de la industria nacional, como bajas en la carga impositiva y su peso en la masa salarial, reformas laborales y acceso a financiamiento.

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Así también se busca aprovechar al Mercosur para generar ventajas en la importación de productos que ya se están utilizando para la fabricación de zapatillas y zapatos. En el caso de las Pymes del calzado, que ocupa a más de 50 mil personas, se utiliza una protección del arancel del 35% dentro del Mercosur para importaciones de calzados terminados y entre el 15% y el 28% para partes. Además, existe una medida de Dumping que rige hasta el 2026 que impide la importación de calzados por debajo del valor de USD 15,70 por par.

Ninguna de estas expectativas fue satisfecha con las medidas anunciadas por el Ministro de Economía Luis Caputo, y esto aumenta más la ansiedad del sector industrial por lo que podría pasar con la economía del país si no se toma en cuenta sus necesidades. 

Las medidas de Caputo

De las 10 medidas que el Ministro de Economía Luis Caputo anunció hace cinco días, el sector industrial puso el foco en tres: la devaluación e impuestos a la importación, las retenciones y la quita de autorización de importaciones bajo el sistema SIRA.

El ministro de Javier Milei comenzó anunciando una devaluación del tipo de cambio a $800, evaluándolo como algo positivo al unificar los tipos de cambio que hasta ahora dependían del sector y argumentando que éste tipo de cambio eran un “incentivo” para que los sectores productivos aumenten la producción.

Sin embargo, de la misma manera anunció un aumento provisorio del impuesto PAIS a las importaciones, que pasan del 7,5% al 17,5%, y un aumento a las retenciones de las exportaciones no agropecuarias, que son de un 15%

Esto significa que las PyMES, para importar materiales para la producción, estarán pagando $940 pesos el dólar, mientras que para exportar estarán recibiendo $860 por dólar. Hay que tener en cuenta que todo producto fabricado en Argentina requiere de entre el 25 y el 50% de materia prima importada, por lo que una devaluación mayor al 100% como la que anunció Caputo estará siendo trasladada a los precios que, a su vez, reducirá el consumo.

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Esto, sumado a la permisibilidad de las importaciones, implican un gran incentivo a la importación, dificultad en mantener el mercado interno y poco incentivo para la exportación. Referentes como Daniel Moreira, titular de la Asociación PyME, han llamado a estas medidas como un “industricidio”, apuntando a que busca incentivar la exportación de recursos como los granos, el gas y el litio, mientras se destruye las fuentes de valor agregado como el sector industrial.

 

Quemando puentes con China

Otra de las dificultades que tiene la industria desde hace un año es la escasez de dólares para la importación de insumos y materia prima. Sin esto, muchas PyMES y fábricas no pueden abastecerse o deben interrumpir la producción.

En los últimos meses, Sergio Massa había sostenido la industria mediante los Swap de China, que debía renovarse esta semana. Sin embargo, los dichos de Javier Milei y Diana Mondino durante la campaña no cayeron bien al gobierno de China, y sin la renovación del Swap no solo peligra los insumos de la industria, sino proyectos como represas que habrían abastecido de energía al sector.

Todas estas condiciones implican que el gobierno de Javier Milei estaría abriendo las importaciones y forzando al sector industrial a competir en su peor momento, sin insumos para la producción y con un cambio diferencial que no les conviene.

El riesgo es llevar a la economía argentina a una primarización, en la que el país exporte materia prima para importar valor agregado (los productos extranjeros), con la consecuencia de que esto genere pérdidas de fuentes de trabajo en el sector industrial y una baja en el poder adquisitivo de los salarios.

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