En poco tiempo, se cumplirán 100 años de la Ley 11.544 aprobada en el año 1929 que establece que “la duración del trabajo no podrá exceder de ocho horas diarias o cuarenta y ocho horas semanales para toda persona ocupada por cuenta ajena en explotaciones públicas o privadas, aunque no persigan fines de lucro”.
En la Cámara de Diputados, la Comisión de Legislación del Trabajo, que preside Vanesa Siley del Frente de Todos, comenzó a debatir, el miércoles pasado, los diferentes proyectos que existen sobre reducir la jornada laboral y continuará este miércoles a las 16 horas.
En la primera jornada de debate estuvo presente la Ministra de Trabajo, Empleo y Seguridad Social, “Kelly” Olmos, para asegurar el acompañamiento al debate. “Indudablemente, es una de las normas donde la Argentina ha quedado más rezagada a nivel de legislación en el mundo”, aseguró la funcionaria.
Asimismo, dijo que “si bien, desde el punto de vista de la OIT (Organización Internacional del Trabajo) acepta la existencia de 48 horas de jornada laboral como máximo semanal” el mismo organismo emitió otras normas como la número 47, que se refiere a la posibilidad de reducir la jornada laboral a 40 horas semanales, para combatir el desempleo.
“La recomendación más reciente, la número 116, vuelve a plantear la posibilidad de que haya una reducción progresiva de la cantidad de horas que se trabaja semanalmente, con el objeto de lograr un mejor balanceo entre lo que es el trabajo y la recreación”, agregó Olmos.
También se refirió a la cuestión de género e indicó que la reducción de la jornada laboral permitirá un “rebalanceo de la distribución de las tareas de cuidado en los hogares”.
Argentina en el mapa mundial
La Ministra de Trabajo, Empleo y Seguridad Social dijo en la Cámara de Diputados que aún no existe una posición común en el mundo, respecto a la reducción de la jornada laboral porque tampoco existe un desarrollo industrial homogéneo.
Sin embargo, señaló que las estadísticas indican que existe una correlación entre la reducción de horas de trabajo semanal y el nivel de productividad de las economías.
“Lo que promovemos desde el Ministerio es que, por un lado, de adoptarse una modificación, se haga de manera escalonada y no abrupta. A la vez, fortalezcamos las competencias de negociación tripartita de cada convenio colectivo de trabajo para la mejor distribución de las horas máximas autorizadas, a los efectos de que se adecue a lo que cada actividad productiva precisa”, sugirió Olmos.
Otras voces, a favor y en contra
La Diputada Claudia Ormaechea, del Frente de Todos, de Buenos Aires, reclamó que hace 100 años no se discute la jornada laboral en Argentina y se preguntó cómo es posible luego de haber vivido la pandemia de COVID-19 y experimentar las transformaciones en el mundo del trabajo, con respecto a la tecnología.
“Esta medida no fue pensada sólo en nuestro país, es un tema de debate y pruebas piloto en todo el mundo”, dijo.
Por su parte, Martín Tetaz, de Evolución Radical, se expresó como un “gran fan de la reducción de la jornada laboral” e indicó que la evidencia internacional deja en claro que esta medida es una realidad sistemática en todos los países, sin excepción.
También José Luis Espert, desde la vereda de enfrente, habló sobre el debate y señaló que la legislación argentina indica un horario máximo para la jornada laboral pero que puede ser modificable.
“Como es un tope máximo, los convenios colectivos están en condiciones de discutir la modalidad de trabajo que adoptan a partir de ella”, aclaró y se quejó: “no entiendo por qué los Diputados nos vamos a meter en algo que es un punto de las empresas con sus trabajadores”.
En las calles de la capital correntina, NEA HOY dialogó con personas al respecto del tratamiento.
Un joven explicó que trabaja, en promedio, 6 horas diarias, y aseguró que si la jornada laboral se redujera dedicaría el tiempo al ocio y a realizar otras actividades productivas.
Otra persona, de poco más de 80 años, opinó que no es conveniente. “Para que una Nación salga adelante hay que trabajar, no podemos estar reduciendo la jornada laboral en este momento”. E indicó que, si se redujera la jornada laboral, se debería utilizar el tiempo para dedicarlo a otra actividad laboral.
Una tercera entrevistada aseguró que dedicaría el tiempo a capacitarse en temas orientados a su profesión.
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