El sábado por la tarde la noticia de la periodista Griselda Blanco que fue encontrada muerta en su casa de la localidad de Curuzú Cuatiá (a unos 315 kilómetros de la capital correntina) impactó a la provincia y escaló rápidamente a medios de todo el país.
Los peritos descartaron un supuesto suicidio y la misma fiscal que interviene en la causa, María José Barrero Sahagún, confirmó que la víctima tenía “signos de defensa” en el cuerpo y contó que se hallaron “muchos elementos” en la escena del crimen para continuar con la investigación.
Si bien, una de las primeras causas que se manejaron en torno al caso fue el de femicidio, por el que se apunta a su ex pareja, Armando Jara, el entorno familiar reconoció que podrían existir otras causas, ya que la periodista se involucró en temas complejos y se dedicó a denunciar irregularidades en la cúpula policial local, el hospital de Curuzú Cuatiá y la venta de terrenos irregulares, entre otros.
Esto lo hacía mediante transmisiones en vivo que realizaba a través de su cuenta de Facebook: Griselda Blanco Noticias. La última denuncia la hizo el sábado 20 de mayo, sobre un presunto caso de mala praxis en el Hospital Civil de Curuzú Cuatiá, en el que una joven llamada Débora Serrano perdió la vida.
“Los culpables que vayan presos, inclusive los Directores del Hospital. Juntos, unidos, todo el pueblo en busca de justicia, haremos protesta fuera del hospital”, expresó la periodista.
Lo cierto es que algunas semanas atrás había recibido una carta documento para que cesara las denuncias contra el comisario José Nicolás Romero que había asumido en Curuzú Cuatiá, luego de ser trasladado desde la localidad de Sauce por denuncias de acoso sexual.
En diálogo con NEA HOY, la abogada Silvia Casarrubia, quien mantuvo una constante comunicación vía WhatsApp con Griselda Blanco durante los últimos meses con el objetivo de visibilizar las amenazas que recibió la periodista, compartió detalles de las conversaciones que tuvieron.
“La policía le increpaba y le quería obligar a revelar sus fuentes periodísticas. Era una forma de coerción psicológica. El comisario le dijo que no hablara de él y le advirtió que le iba a iniciar una acción por calumnia e injuria, y le iba a meter un bozal legal”, explicó.
Sin embargo, esta nota se la envió solo a Blanco y ninguno de los otros medios de comunicación local recibió algo similar.
Entre otros casos en los que se involucró Blanco estuvo también el del fiscal de Monte Caseros, Ricardo López Ruíz, al que la ciudadanía pidió la renuncia por entender que había inacción ante los crecientes hechos de inseguridad.
Asimismo, se encargó de reclamar el caso de un abogado local que estafaba personas con la venta de lotes y la falta de contención a personas que vieron violentada su integridad sexual y a quienes no se les tomó la denuncia en la Comisaría de Curuzú Cuatiá.
Una periodista comprometida con la ciudadanía
Casarrubia señaló que el trato que tenía Griselda Blanco con sus vecinos era constante. “Todo el tiempo estaba denunciando alguna irregularidad y tenía muchos seguidores porque realizaba acciones solidarias; conseguía medicamentos o pañales para la gente y atendía a mucha gente en su casa. Por eso, cuando me dijeron que la puerta estaba abierta en el momento en que la encontraron, no me extrañó”, añadió.
Basta revisar las últimas publicaciones de la periodista para encontrarse con solicitudes de recursos para destinarlos a alguna familia necesitada, denuncias a presuntos violadores sexuales, críticas a autoridades de organismos como el PAMI, entre otras.
Horas atrás, la abogada Andrea Tribbia, quien asumió la representación de los hijos de Griselda Blanco y se constituyó como querellante en la causa, declaró que aportaron datos sobre una nueva persona sospechosa y que, si bien Armando Jara es el único detenido hasta el momento y no lo descartan como sospechoso, “no se encuentra en la lista de prioritarios”.
ADEMÁS EN NEA HOY: