El “santo cambá”, “el santo más candombero”, “el rey mago”, son algunas de las tantas formas que los correntinos tienen para referirse a San Baltasar; el santo que el barrio Camba Cuá (de la capital correntina), eligió como patrono y protector, tras la llegada de la devoción, proveniente de África, durante el tiempo del virreinato del Río de la Plata, en que la migración de esclavos era masiva.
Lo intrigante de esta devoción es como se arraigó en la cultura local hasta llegar a unirse, de modo casi indivisible, con la devoción al Niño Jesús. Esto se debe a que, en esta misma fecha, la Iglesia Católica celebra la Solemnidad de la Epifanía, por la cual Cristo, con la llegada de los Reyes Magos (entre los que se encontraba Baltazar), se dio a conocer a las naciones.
Según la tradición local, el pionero de esta historia de devoción fue “el mulato Don Justo Cosio, quien se instaló en el año 1850 aproximadamente en la calle Pujol e Yrigoyen (hoy Provincia del Chaco e Yrigoyen). Fue él quien dio origen a esta celebridad de San Baltasar y del Niño Jesús con sus imágenes de 40 centímetros, talladas en madera de roble, de una sola pieza, traídas de Europa a través de la República del Paraguay”.
Fue el historiador Edgardo Alfredo Ríos quien relató a medios locales que la fiesta en honor al “santo cambá” iniciaba el 5 de enero. Luego del atardecer, “se instalaba un altar donde se veneraban las imágenes. A partir de las 19 horas, los «cambá», a través de los tamboriles, realizan la llamada y así se empezaban a juntar alrededor de las imágenes”.
Este rito daba inicio a la procesión con las imágenes que se realizaba por las calles del barrio al inicio del anochecer, acompañadas con la iluminación de las antorchas de vela de cebo vacuno realizadas para esta ocasión. Concluida esta manifestación, se iniciaba el tradicional baile candombero que era ofrecido al rey Baltasar.
Para entonces, una figura reconocida en los festejos del santo era Mercedes Vedoya, una adolescente que danzaba frente al altar de las imágenes y quien marcaba el inicio del baile.
Fue su madre quien, al poco tiempo, adquirió una imagen del rey Baltasar de 15 centímetros de altura, que fue apoyada en un andamio sostenido por cuatro personas de tez morena, de aproximadamente de 6 centímetros de altura. Era una talla de madera, de una sola pieza y una del Niño Jesús de similar medida.
Ambas imágenes, según la costumbre de los vecinos del barrio Camba Cuá, una vez finalizada la procesión, eran llevadas a la Iglesia de Nuestra Señora de la Merced, donde permanecían hasta el día siguiente y eran retiradas después de la solemne misa oficiada el 6 de enero.
El historiador Ríos señala que la tradición, tal como la narró él, se transmitió de “boca en boca y de generación en generación”, ya que no existen documentos escritos; tanto en la ciudad de Corrientes, como las otras ciudades de la provincia que también adoptaron la devoción.
Un culto por igual, a Baltasar y al Niño Jesús
Las reseñas históricas comentan que, a medida que la procesión con las imágenes de San Baltasar y el Niño Jesús avanzaban por la calle Hipólito Yrigoyen se incorporaban los vecinos, como invitados por la feligresía.
“Al llegar a destino, las imágenes con sus abanderados se separaban y se ubicaban enfrentados, en una distancia de alrededor de 10 metros; el abanderado de la imagen del rey Baltasar portaba una bandera roja y el del Niño Jesús una blanca”, explicó Ríos.
La adoración al Niño Jesús, tal como cuenta la Biblia que hicieron los reyes para rendirle honores, se realizaba mediante un saludo que avanzaba a pasos lentos: “el abanderado del rey Baltasar se detenía y se inclinaba colocándose de rodillas y bamboleaba la bandera tres veces de derecha a izquierda. Similar acción la realizaba el abanderado del niño frente a la imagen de Jesús. Ambos, luego cruzaban las banderas en agradecimiento al Niño Jesús que es a quien adoran”.
“Concluida esta ceremonia, las imágenes pasaban por debajo de las banderas cruzadas que luego eran colocadas en su altar”. Sin dudas, comentó el historiador, este era el mejor momento que vivía la comunidad barrial, el cual era acompañado por los acordes musicales de la Banda de Música de la Policía.
De 1850 a la actualidad
Durante mucho tiempo, los vecinos del barrio Camba Cuá mantuvieron la ferviente devoción, como un rito cerrado. Debemos remontarnos a las últimas décadas para ver cómo la fiesta se fue popularizando y obtuvo la atención de artistas chamameceros que compusieron obras relacionadas a ella, así como los funcionarios públicos que se ocuparon de promoverla.
Lejos de ser visto como en sus inicios, un asentamiento de afrodescendientes, el barrio Camba Cuá reúne en la actualidad a un gran número de fieles y personas interesadas en el festejo destinado al santo cambá.
Los devotos continúan realizando el tradicional rito que incluye el característico candombe, el municipio aporta logística para realizar festivales alusivos a la fiesta y una multitud de personas acude a celebrar esta fecha que posee tantos atractivos como interrogantes respecto a la historia local.
ADEMÁS EN NEA HOY:
Corrientes celebra a San Baltasar, el santo popular que hermana diferentes culturas
Gauchito Gil: el testimonio de sus devotos
Día de la Inmaculada Concepción: curiosidades de la fiesta religiosa que moviliza al NEA