En diciembre del 2012 el entonces presidente de Venezuela Hugo Chávez fue trasladado a Cuba para recibir una cuarta intervención de un cáncer que había sido diagnosticado en el 2011 y que estaba deteriorando rápidamente su estado de salud.
A pesar de esto, había concluido una campaña presidencial exitosa y el pueblo venezolano lo había elegido con el 55% de los votos para continuar su mandato hasta el 2016. Chávez, que subió a la presidencia del país en 1998 y había ganado cada una de las elecciones desde entonces, manteniéndose en el poder durante 12 años.
Durante los meses de enero y febrero del 2013, el Ministro de Información y Comunicación Ernesto Villegas y el vicepresidente Nicolás Maduro se encargaron de actualizar a la población a través de comunicados y cadenas nacionales sobre la salud del mandatario, hasta que un 5 de marzo anunciaron que Chávez había perdido definitivamente la batalla contra el cáncer.
El 8 de marzo se realizó un marcha fúnebre para despedirlo, que recorrió 13 kilómetros desde las instalaciones del Hospital Militar Doctor Carlos Arvelo hasta la Academia Militar del Ejército Bolivariano, acompañado por ciudadanos que lanzaban flores, banderas y gorras.
Pero lo más emblemático fue la presencia en Caracas de mandatarios de 32 países y representantes de otras 20 naciones, de Latinoamérica y del mundo, lo que demostró la importancia internacional que tuvo en vida Hugo Chávez como dirigente y líder.
El chavismo en Venezuela
Chávez llegó al poder en medio de una ola de rechazo nacional con un contexto de corrupción endémica y clientelismo. La economía y la legitimidad popular en la institución política venían decayendo durante toda la década de los 90s, en la que hubo dos intentos de golpe de estado y un posterior juicio político.
🇻🇪El #5DeMarzo de 2013, #Venezuela y el mundo lloraban la muerte de Hugo Rafael #Chávez Frías.
Desde España queremos realizar nuestro humilde homenaje al que fuera, en palabras de #Fidel, el mejor amigo de #Cuba 🇨🇺.#ChávezVive pic.twitter.com/ceSZ9TZuRS
— 𝗔𝗺𝗶𝘀𝘁𝗮𝗱 𝗛𝗶𝘀𝗽𝗮𝗻𝗼𝗰𝘂𝗯𝗮𝗻𝗮 (@H_Cubana) March 5, 2022
Con su triunfo electoral, Venezuela se convirtió en el primer país de América Latina en romper el ciclo neoliberal que había generado una crisis en México en el 94, estaba ocasionando otra en Brasil ese mismo año y terminaría de derrumbar la economía argentina en el 2001.
Ante este contexto uno de los grandes logros del chavismo fue que desde la empresa estatal Petróleo de Venezuela (PDVSA) apoyó en la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) las propuestas de los países árabes de reducir la oferta petrolera que hizo escalar el precio del barril, que en pocos años pasaron de algo más de 10 dólares por barril a casi 140 dólares.
Con las divisas generadas de la exportación de petróleo, el chavismo generó políticas sociales que transformaron Venezuela, con programas de vivienda, asistencia a desempleados y creación de espacios comunitarios desde los que impulsó la participación de la población en el diseño y consenso de políticas públicas.
Chávez en Latinoamérica
El petróleo venezolano también sirvió para consolidar alianzas estratégicas en buena parte de América Latina, para principios del nuevo milenio se encontraba en una transición que luego sería reconocida como el “giro progresista”, protagonizados por los gobiernos de Lula Da Silva en Brasil, Néstor y Cristina Kirchner en Argentina, Raúl Correa en Ecuador, Evo Morales en Bolivia y el propio Chávez en Venezuela.
A partir de la creación de Petrocaribe en 2005, una alianza en materia petrolera que hoy incluye a 18 países a lo largo de América Central y el Caribe, el petróleo de Venezuela impulsó la integración de los países latinoamericanos con el objetivo de fortalecer la unidad e independencia de las potencias económicas.
Antes de eso, durante el 2001, Chávez propuso junto al líder de la Revolución Cubana Fidel Castro la creación de un organismo de cooperación, complementariedad y solidaridad llamado ALBA. En 2009 pasa a denominarse Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América – Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA- TCP).
“La Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) es el territorio para la construcción de ese modelo económico y político”, Hugo Chávez.
Durante su mandato se fundó TeleSur, una plataforma multimedial informativa que nació con el objetivo de romper el silencio mediático de las grandes cadenas, tanto dentro de cada país como a nivel internacional. Comenzó su transmisión a señal abierta el 24 de julio de ese año, durante el aniversario número 222 del natalicio de Simón Bolívar, y contó con el apoyo de Argentina, Bolivia, Cuba, Ecuador y Nicaragua.
También fue protagonista de la creación de La Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) en el 2008, que tiene como principal objetivo la integración en lo cultural, social, económico y político de las naciones, con prioridad en las necesidades fundamentales de los pueblos y con el objetivo de eliminar la desigualdad y fortalecer la soberanía de los países respetando sus principios e independencia.
Y por último, fue clave para la creación de la La Comunidad de Naciones Latinoamericanas y del Caribe (CELAC), organismo que está compuesto por los 33 Estados de Centroamérica, el Caribe y Suramérica y tiene por objetivo fomentar la integración regional, sin la influencia que EE.UU. y Canadá tienen en la Organización de Estados Americanos (OEA).
El impacto de su muerte
Con su muerte, se interrumpió el futuro no solo del proceso chavista en Venezuela sino también del proceso de integración latinoamericana que protagonizó la primera década del Siglo XXI.
Al no contar con el carisma y apoyo internacional que había cosechado Hugo Chávez, el nuevo gobierno de Venezuela fue víctima de sanciones económicas que no habrían sido posibles cuando él vivía o habría acarreado un costo político mucho mayor a Estados Unidos en su influencia en el cono sur.
Al debilitarse los mecanismos como el ALBA y la CELAC que los fortalecía en la integralidad, poco a poco los gobiernos progresistas fueron perdiendo poder en el continente. Además de las derrotas electorales, teniendo al Impeachment de Dilma Rousseff en Brasil y al golpe de estado a Evo Morales en Bolivia como prueba de que los sectores conservadores aprovecharon las grietas en este proceso para tomar revancha.
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