Como todos los fines de semana del 8 de diciembre, este año se realizó el Festival de Cine Guácaras en el pueblo de Santa Ana, provincia de Corrientes. El evento proyectó cortos audiovisuales de toda la región, sumando también algunos de Paraguay y el sur de Brasil, en cuatro días de maratónicas proyecciones que pudieron disfrutarse en familia.
A pesar de cambiar la plaza por el polideportivo durante la pandemia, el festival sigue creciendo y en su onceava edición los realizadores, docentes, trabajadores de la cultura y familias de la zona pudieron disfrutar del cine al aire libre.
Cine popular
De a poco, el Festival de Cine Guácaras está logrando lo que muchos otros festivales no pueden hacer, que a las proyecciones no solo asistan los cineastas y trabajadores del arte sino también las propias familias del lugar.
Luz Quintero se unió este año al equipo de prensa del festival, pero viene asistiendo desde Chaco a las primeras ediciones y recuerda cómo, año tras año, la gente de Santa Ana y alrededores fue acercándose cada vez más para ver los cortos.
En un principio, según contó, la plaza la ocupaban mayormente los organizadores, docentes y trabajadores culturales, mientras que las familias de la zona abrían sus silletas en las calles o las veredas de sus casas. De a poco, las familias se fueron animando a cruzar la calle y compartir la plaza con los organizadores para disfrutar más cerca de las películas.
“Creo que a la gente le llama la atención esto de ver cine en la plaza o a cielo abierto. Es una propuesta que llama a ir en familia, llevar las silletas, comer algo”, comentó Luz en diálogo con NEA HOY. Además, explicó: “En ese sentido la comparo con la bienal de las esculturas en Chaco, porque son propuestas inigualables que se dan en un momento en particular, entonces son para aprovechar en familia”.
Regional 100%
Los organizadores han trazado en el mapa un radio de 500 kilómetros alrededor de Santa Ana. El círculo incluye a las provincias del NEA, norte de Santa Fe, norte de Entre Ríos, partes del sur brasileño y Paraguay. En cada edición reciben cortos para proyectarse y concursar en las distintas categorías, admitiendo sólo a las producciones provenientes de algún lugar dentro del círculo. De esta forma, el festival de cine Guácaras se mantiene regional al 100%.
A pesar de esta restricción, son cada vez más las producciones enviadas año a año para participar del festival. En su onceava edición, los curadores han tenido que elegir entre más de 200 cortos que fueron enviados para el festival. Muchas de las producciones provienen de las distintas carreras universitarias relacionadas con la producción audiovisual (cine, producción de televisión, comunicación, etc).
Además, son muchas las producciones de escuelas secundarias y primarias. Muchos docentes vienen usando desde hace años el audiovisual como estrategia pedagógica, instando a los alumnos al finalizar el año produciendo un corto sobre los temas que están trabajando. Esto llevó a los organizadores a generar una terna específica para cortos producidos en las escuelas.
Este año se seleccionaron 62 obras para ser proyectadas en cuatro días frente a un público que llegó a 6247 personas. “Para nosotros es importante la cantidad de público porque es lo que nos diferencia de otros festivales”, comentó Carlos Kbal, parte del equipo de producción del festival, “la mayoría de los festivales tiene un jurado compuesto por gente que sabe, entre comillas, de cine, y en nuestro caso ese jurado es el público. Y mientras más público hay, es más diversa la votación”.
Además de los premios a mejor corto de escuelas secundarias y mejor corto universitario y el sábado se elige el mejor corto de la competencia oficial, todos definidos por el público.
Paralelamente la revista Cinetosis entrega en el festival un premio al mejor director, el Instituto del Teatro elige mejor actor y mejor actriz. Además, el canal Cine.Ar elige un corto de la competencia oficial para subir a su plataforma, entregando a los realizadores 35 mil pesos en concepto de derecho de pantalla.
Mirarnos a nosotros
El Festival de Cine Guácaras es una oportunidad de mirar la región a través de la pantalla. Los cortos que se hicieron en Misiones, Paraguay o Formosa, se realizaron por personas que probablemente no se conozcan, pero que comparten los mismos paisajes, climas y formas de hablar, y ésto, para los organizadores, se traduce en la pantalla en una estética común.
“Cuando en la pantalla ves lo que producimos en la región, ves determinados ritmos narrativos, determinada geografía, el modo de hablar que tenemos. Eso hace a la estética del cine que hacemos desde acá”, comentó Yoni Czombos, realizador audiovisual que participa en la curaduría del festival.
Tener espacios para que la gente del NEA se mire a sí misma, en las producciones de un realizador que vive a menos de 500 kilómetros de su pueblo, protagonizadas por actores que hablen su mismo acento, es una forma de interpelar a la región para encontrar su propia estética y hablar sobre lo que les pasa.
Y esto es un incentivo para que los cineastas se apropien de estas estéticas y discursos y piensen las producciones a partir de sus propias regiones. “Me parece que en el ir haciendo vamos a ir encontrando, y el que mira de afuera va a encontrar, modos claros de vernos y de posicionarnos frente a cómo hacemos cine”, concluyó Czombos.
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