El Dr. Tobías Schleider es Director de políticas de seguridad del Instituto Latinoamericano de Seguridad y Democracia (ILSED) y profesor titular en la licenciatura en seguridad de la Universidad Nacional del Sur. En diálogo con NEA HOY, se refirió a los problemas de seguridad que adquirieron relevancia mediática después del asesinato del kiosquero de Ramos Mejía.
La conmoción que produjo fue utilizada por algunos referentes políticos para plantear sus agendas con respecto a la seguridad. Cómo en el crimen estuvo involucrada una menor, el Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta, se refirió en varios medios a la necesidad de bajar la edad de imputabilidad.
El ahora diputado por la provincia de Buenos Aires, José Luis Espert, fue mucho más duro en sus declaraciones. El mismo día del acontecimiento, junto al periodista Eduardo Feinmann promovió la mano dura y la justicia por mano propia, declarando que a los delincuentes se les tenía que dar “cárcel o bala” y que “para que empiecen a tener miedo tiene que haber algunos que terminen bien agujereados”.
Primero que haya un par de chorros que terminen bien agujereados para que se caguen en las patas y después comencemos a discutir si es cárcel o bala.@edufeiok @Rivadavia630 #AlguienTieneQueDecirlo pic.twitter.com/z5JARcRJOz
— Jose Luis Espert (@jlespert) November 8, 2021
Discursismo punitivista
Sobre esto, el Dr. Tobías Schleider fue categórico: “Creer que las soluciones vinculadas con la seguridad se resuelven cambiando leyes es absurdo, es una mentira, un mero discursismo que no lleva a ningún lado”.
El doctor en Filosofía del Derecho definió las propuestas punitivistas de baja en la edad de la imputabilidad, aumento de penas, suspensión de salidas transitorias o quitarle restricciones a la prisión preventiva como “una locura que no sirve para nada”, y aclaró que “aún si se consiguiera hacer algo así, no mejoraría absolutamente nada. Esto ya lo vimos todas las veces que se han cambiado las leyes en este sentido en nuestro país y en la región”.
Además, Schleider habló sobre la necesidad de que en el sistema judicial se cumpla con los tratados y demandas de los organismos de Derechos Humanos, refiriéndose a las personas que pasan más de dos años en prisión preventiva esperando su condena. “Pedir más prisiones preventivas en un país donde la mitad de los presos no tiene condena es una locura”, y agregó que “si van a hablar de cumplir las leyes, que empiecen por cumplir las leyes que ya están”.
Además, se refirió a quienes aprovechan estos acontecimientos para promover la justicia por mano propia: “Si tanta preocupación tienen por el respeto de las leyes quienes proponen este tipo de medidas, que empiecen a respetarlas ellos, porque proponer justicia por mano propia es un delito, y debería ser sancionado”.
Seguridad objetiva y seguridad subjetiva:
A pesar de la repercusión mediática que tuvo el hecho, lo cierto es que hace más de cinco años la inseguridad en Argentina arroja algunas de las cifras más bajas en la región.
La tasa anual de homicidios suele mantenerse entre los 5 y 5.6 cada 100 mil habitantes, muy por debajo del promedio en Latinoamérica, que está por encima de los 21. A pesar de esto, existe un constante miedo que resurge cada vez que se reproducen hechos como el asesinato del kioskero.
Para entender esto, Schleider explicó que existe una dimensión objetiva de la seguridad y otra subjetiva: “La dimensión objetiva es lo que pasa, la cantidad de hechos que hay, los fenómenos que comprenden esos hechos, y la dimensión subjetiva es como percibimos la inseguridad. Estas dos dimensiones no van siempre de la mano”.
Para entenderlo, el especialista en seguridad comparó el ejemplo de Chile, que es el país con menos tasa de homicidios de la región, con Honduras, que arroja una de las tasas más altas, y sin embargo, la gente en Chile tiene más miedo a ser asesinada en las calles que en Honduras.
“Entonces no se puede medir una sola de estas dimensiones porque aparecen estas distorsiones, en Argentina la tasa de homicidios es de 5 cada 100 mil habitantes, que es relativamente baja, pero estos temas causan mucho impacto por la percepción de la seguridad”, concluyó.
Focalizar las respuestas de seguridad
Habiendo descartado las soluciones fáciles y recetas punitivistas, Schleider explicó cómo ir resolviendo los problemas de la inseguridad, aclarando que lo que se debe hacer antes que nada es focalizarlo.
“Por ejemplo, decir que la Ciudad de Buenos Aires tiene 4 homicidios cada 100 mil habitantes es un dato que me sirve de muy poco, porque es un dato que unifica realidades de distintos barrios, hay algunos que tienen una tasa de homicidios parecida a la de Honduras y otros en los que nunca en la historia se produjo un homicidio”, destacó.
Además, propuso desarmar la categoría homicidio, que según él, es una categoría “poco útil a los fines de comprender la realidad”: “En esa categoría tenés a una que mata a otra porque le debe dinero, un caso de violencia de género, una persona que mata a otra para robarle, entonces tenés muchas cosas que se mezclan y no te permiten abordar el problema”.
El uso de las fuerzas de seguridad
Una vez focalizado el problema específico que se quiere dar respuesta, el Dr. Tobías Schleider propuso herramientas que tienen que ver más con el uso de las fuerzas de seguridad que con el aumento de ellas. “Hay distintas técnicas de policiamiento, por ejemplo, en Inglaterra, en Nueva Zelanda e incluso en Uruguay se realiza una técnica de policiamiento orientada a problemas”.
“Lo que hace es comprender cuales son los distintos problemas prioritarios vinculados con la seguridad en distintos sectores de la ciudad y enfocarlos con una perspectiva más bien abierta”, explicó, “no es que se necesiten más recursos, ni más policías ni más armas, es una herramienta que no es complicada de articular pero que tiene que haber conocimiento técnico y decisión política”.
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