Durante la jornada del domingo 11 de julio, el descontento y la frustración del pueblo cubano sobre la situación del país derivó en la convocatoria de distintas protestas en Cuba, un país donde la mayoría de las concentraciones populares responden a convocatorias gubernamentales.
Las protestas fueron recrudeciendo, hasta que en algunos lugares como San Antonio de los Baños se reportaron agresiones, detenciones, saqueos en las tiendas de Moneda Libremente Convertible (MLC) y vuelco de autos oficiales.
El Presidente Miguel Diaz-Canel Bermudez reconoció reclamos legítimos en las protestas, pero también identificó campañas oportunistas en contra de los intereses populares.
La desigualdad manifiesta
Desde que Raúl Castro asumió transitoriamente el liderazgo, Cuba viene aplicando reformas para mixturar su economía. En la isla hoy es posible crear una pequeña empresa, o arrendar tierras a largo plazo para la producción agrícola, y los individuos están autorizados a comprar o vender vehículos y también inmuebles. Los productores pueden vender al Estado o al sector del turismo de manera directa.
En esta transición, sin embargo, se va profundizando un desequilibrio social en una isla acostumbrada a que todos tengan las mismas posibilidades. Se incrementan las desigualdades entre quienes pueden comprar una autorización para viajar o quienes tienen dinero para pagar un coche.
Además, la era digital fue introduciendo de a poco en la isla lo que tanto tiempo el gobierno intentó evitar. La información que difunde y naturaliza modos de vida con deseos y aspiraciones propias de un sistema capitalista visibiliza una desigualdad internacional que afecta profundamente a los jóvenes.
Esta situación recrudeció durante la pandemia. Las medidas preventivas impidieron la continuidad de la actividad turística, principal fuente económica de la isla. Además, el recrudecimiento del bloqueo por parte de Estados Unidos dificulta el abastecimiento de elementos sanitarios. Las protestas en Cuba se produjeron en un contexto de saturación del sistema de salud y dificultades para asegurar el suministro eléctrico.
#SOSCuba
Los expertos discuten el alcance, pero la mayoría está de acuerdo en que actores extranjeros incitaron el crecimiento de la protesta. El Ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Bruno Rodríguez, acusó a Washington de implementar en los últimos días una “operación comunicacional de alta envergadura” para movilizar a los ciudadanos, aprovechándose de la situación actual del coronavirus.
Emplazo al gobierno de EEUU a que confirme o desmienta que los principales operadores políticos de la compañía que generó la campaña contra #Cuba ha recibido financiamiento del Departamento de Estado y de la USAID. pic.twitter.com/SkBe0RNCfO
— Bruno Rodríguez P (@BrunoRguezP) July 12, 2021
El Ministro denunció los orígenes de la campaña #SOSCuba, asegurando que el primer tuit con esta etiqueta se remonta al 15 de junio, con un intento de sabotear la votación del proyecto de resolución contra el Bloqueo, presentado por la Mayor de las Antillas ante la Asamblea General de Naciones Unidas.
El Ministro expuso que se alteraron los sistemas de geolocalización de las cuentas para hacer creer que más de la mitad de quienes tuiteaban estaban en Cuba, y que la compañía establecida en Miami que generó el hashtag recibió un certificado del Gobierno Republicano de Florida para actuar con fondos estatales.
Por su parte, el especialista español en redes sociales Julián Macías Tovar, coordinador del observatorio contra la desinformación Pandemia Digital, tras analizar más de dos millones de tuits con #SOSCuba, encontró comportamientos como que la mayoría de las cuentas tenían una antigüedad máxima de un año y más de mil 500 habían sido creadas en las últimas 24 horas.
La foto que usaron hoy para hacerla pasar como parte de las protestas en el Malecón de la Habana, en realidad es de hace 10 años en Egipto, donde miles de manifestantes celebraron la dimisión de Mubarak.
Falsarios. Falaces. No dan una.https://t.co/u2A3aCsNVO pic.twitter.com/vUOWjIB2vy— Junia (@Miriam_Junne) July 12, 2021
En las redes disímiles usuarios han incitado a provocar disturbios, actos vandálicos, emplear violencia física e incluso efectuar magnicidio durante las protestas en Cuba; una situación de ingobernabilidad que justifique una intervención militar extranjera, que también ha sido solicitada directamente al Gobierno de Estados Unidos.
La respuesta
El actual Presidente cubano, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, se dirigió al pueblo a través de la televisión después de recorrer San Antonio de los Baños, lugar donde se produjeron los mayores incidentes.
Díaz-Canel se refirió a las condiciones severas que vive Cuba hoy para explicar las protestas. Igualmente, denunció la existencia de un grupo de manipuladores que, obedeciendo a una campaña mediática, incentivaron las manifestaciones como antesala de un estallido social en el país.
#JoséMartí, 1889 | “Sobre nuestra tierra hay otro plan más tenebroso que lo que hasta ahora conocemos y es el inicuo de forzar a la Isla, de precipitarla, a la guerra, para tener pretexto de intervenir en ella, y con el crédito de mediador y de garantizador, quedarse con ella.” pic.twitter.com/yNOk2KRbrk
— Presidencia Cuba (@PresidenciaCuba) July 17, 2021
Tras las palabras de Díaz-Canel, el domingo, miles de personas en el país salieron a las calles a mostrar su apoyo al Gobierno, combatir actos vandálicos y rechazar intenciones injerencistas.
El Ministro de Salud Pública José Ángel Portal Miranda, llamó una vez más a la responsabilidad y el autocuidado ante la pandemia, mientras que Alejandro Gil, titular de Economía, insistió en que no se han escatimado recursos para enfrentar el coronavirus, desde el Gobierno cubano.
Aunque continúan circulando convocatorias a manifestaciones antigubernamentales, la semana laboral comenzó con relativa tranquilidad en el país. Las campañas mediáticas se fueron apagando y ahora la agenda solo lo ocupan las discusiones sobre “sanciones” que el Gobierno de Estados Unidos quiere imponer a la isla.
El bloqueo norteamericano sobre Cuba fue rechazado por 184 países en la Asamblea General de las Naciones Unidas. Sin embargo, a través de las sanciones, Estados Unidos está decidido a utilizar los incidentes para justificar y recrudecer su posición política sobre la isla.
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