El continente europeo está en plena segunda ola de contagios de COVID-19, siendo España, Italia, Alemania y el Reino Unido, los países más afectados y con menos certezas sobre los próximos pasos a seguir en una época tan especial con fin de año.
En Europa, las Navidades suelen ser blancas, con tradiciones centenarias en ciudades icónicas como Berlín, Málaga, Londres o Roma. Hoy todo eso está en duda, los gobiernos europeos están en plena tratativa con la OMS y la Unión Europea, trazando los planes para las navidades y año nuevo.
En España rige el Estado de Alarma por la pandemia del Coronavirus. Los casos desde febrero superan el impactante número de 1.65 millones, rozando los 50.000 muertos por la enfermedad. Estos números hacen dudar a los gobernantes sobre posibles reaperturas en Nochebuena y Nochevieja.
Este país ibérico tiene una fuerte tradición navideña en Andalucía, especialmente en Málaga, donde las luces de la peatonal de la calle Larios ilumina el sur del continente, atrayendo a miles de turistas de todos los puntos de Europa.
Esta actividad está en duda, especialmente por los contagios que se dan en los países de origen de los turistas, como el Reino Unido o Italia.
El caso de Alemania es particular, ya que en este país rige un Toque de Queda en las zonas metropolitanas de Munich y Berlín. Especialmente en la capital alemana existe una tensión entre un grupo anti cuarentena y el Gobierno de Ángela Merkel, quien es una acérrima militante de las medidas preventivas.
Berlín ofrece una serie de actividades navideñas muy llamativas. Las plazas se tiñen de blanco y de adornos navideños, con comidas típicas y el único “vino caliente” que se sirve en los -4 grados bajo cero, siendo un gran aliado para combatir el frío anglosajón.
1 día de festejo por 7 de encierro
La OMS y la Unión Europea plantean estrategias de diversa índole. La primera y más segura en términos epidemiológicos se baraja la posibilidad de no permitir las reuniones sociales masivas, aconsejando reuniones virtuales, evitando cualquier tipo de movimiento interno y viajes.
Una segunda opción y aún más llamativa, es la de permitir reuniones con un número limitado de personas pero con la condición que las ciudades que tomen esta iniciativa, exijan una cuarentena posterior de 7 días, intentando combatir las consecuencias virales de estas reuniones.
Las decisiones aún no se tomaron, las capitales europeas conocen de los riesgos de habilitar las festividades pero el leve descenso de la curva de contagios hacen pensar que se puede llegar a un término medio para contentar a la ciudadanía, apelando a la responsabilidad social.
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