Un grupo de maestras y maestros rurales de Educación Rural de Formosa acompañan incansablemente a sus alumnos durante todo el ciclo escolar, pero desde el comienzo de la pandemia su labor es un ejemplo para todos los formoseños.
El camino digno y consistente, que llena de orgullo a los educadores rurales, se plasma desde hace varios años en el modelo educativo de la provincia, fortaleciendo los procesos de inclusión social y atendiendo las necesidades específicas de cada población.
Si bien la mayoría de las escuelas de modalidad rural retornaron a clases semi presenciales, con excepción de las ubicadas en Clorinda, debido a la situación sanitaria de la localidad por los casos de coronavirus. Los alumnos retornaron a las aulas sin asistencia obligatoria y respetando los protocolos establecidos para evitar la propagación del COVID-19.
Durante el aislamiento social, preventivo y obligatorio los profesores iban hasta la casas de sus alumnos para llevarles los cuadernillos educativos y las tareas para que no pierdan contenido curricular.
La modalidad rural de Formosa establecida en la Ley General de Educación de la Provincia N° 1613, contempla que es obligación del Estado Provincial, garantizar la calidad y pertinencia de la Educación Rural, a través de estrategias que acompañen y respondan a las necesidades y particularidades de la comunidad educativa que habitan el suelo del ámbito rural.
El proyecto está basado en una alianza estratégica entre los sectores de la producción, ambiente y la educación.
En la provincia hay 174 escuelas secundarios rurales, integradas algunas de ellas también con modalidad EIB, que en su mayoría tienen el trayecto completo. Es decir, los estudiantes pueden realizar desde el nivel inicial hasta terminar sexto año de secundaria y egresar titulado de bachiller en Agro y Ambiente o también Producción de Bienes y Servicios.
Al respecto, la coordinadora de la Modalidad de Educación Rural, Marta Salinas, comentó a NEA HOY que una de las características importantes es el “contexto rural y la importancia de seguir contribuyendo a la cultura”. Por eso, señaló que el diseño curricular está orientado a la comunidad y se trabaja en la enseñanza-aprendizaje con proyectos integrados que son el plan de búsqueda y el diagnóstico rural participativo.
Explicó que se toma a la escuela como un centro multinivel porque busca como sujeto de investigación a las problemáticas de la comunidad.
“En una comunidad rural la escuela y las familias son centrales para la educación”
Señaló Salinas que “la pandemia no afectó a la educación de las escuelas rurales porque la enseñanza se va complejizando y los alumnos en el caso de no asimilar un contenido curricular pueden volver a retomarlos, finalizando con un trabajo integrador”. Así aclaró que no son considerados repitentes sino que la modalidad rural brinda herramientas para fortalecer los contenidos.
Salinas destacó el rol fundamental que tuvieron los docentes en este contexto de pandemia, valorando el trabajo y la dedicación, al igual que el acompañamiento de las familias para que los alumnos que trabajan en el campos sigan estudiando.
“La educación rural no entiende de pandemia”
Cabe aclarar, que la Modalidad Rural en Formosa no está mediada por las tecnologías como objetivo principal de aprendizaje. Si bien, la conectividad está garantizada en las escuelas, hay familias que no tienen acceso a internet, por eso el rol de maestros y maestras durante la pandemia es un claro ejemplo de amor, solidaridad y compromiso.
Los docentes van casa por casa a explicar a sus alumnos cómo realizar las tareas y entregan el servicio nutricional permanente brindado desde el Estado Provincial aún en receso escolar.
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