Con la conducción de Cristian Ritondo, el bloque de diputados del PRO se encuentra reunido desde las 18 horas de este martes en un contexto político clave: definir si el partido continúa como fuerza autónoma o si avanza hacia un acuerdo con La Libertad Avanza (LLA) que podría marcar el inicio de su extinción como espacio político y una eventual fusión con los libertarios.
Hay una única certeza: Mauricio Macri no está incluido, al menos no como líder del partido. Tras ganarle la pulseada electoral a Macri, Javier Milei parece tener como nuevo objetivo estratégico vaciarlo de poder. Así lo dejó claro el propio presidente, quien tras los resultados en CABA declaró que el acuerdo es con “los dirigentes”, “le guste o no a Macri”.
En cuanto al panorama legislativo del golpeado partido amarillo, puertas adentro aseguran que no está en discusión una ruptura formal del bloque en el Congreso. Sin embargo, lo cierto es que fueron esas mismas internas las que terminaron provocando su derrota histórica.

El PRO, entre la pérdida de identidad y una negociación con Milei
El resultado electoral adverso de 2023 dejó al PRO sin su principal capital simbólico: el significante “cambio”. Así lo analizó la consultora URNA, que calificó como “una debacle sin precedentes” el desempeño legislativo en CABA, donde La Libertad Avanza busca mostrarse como el nuevo organizador del antiperonismo.
El PRO enfrenta un dilema existencial: ya no logra sostener su imagen de partido de gestión, ni encarna una transformación liberal, ni es percibido como garante de la institucionalidad republicana. Su base de sustentación política y simbólica está erosionada, y la percepción pública es cada vez más negativa, especialmente en su bastión histórico: la Ciudad de Buenos Aires, donde abundan las críticas a la gestión de Jorge Macri y ya se duda de la capacidad del partido para sostener el gobierno porteño en las próximas elecciones.

Ante esta crisis de identidad, el partido amarillo tiene dos caminos posibles:
- Una refundación hacia el centro, reconstruyendo sus alianzas históricas, moderando su discurso y revalorizando la gestión para recuperar a sus votantes desencantados.
- Una “extinción negociada” con La Libertad Avanza, que le permita conservar cierta relevancia institucional y legislativa a costa de diluir su marca y convertirse en un partido satélite del oficialismo libertario.
Fundado hace más de dos décadas, el PRO enfrenta hoy su hora más crítica: redefinir qué quiere ser o resignarse a desaparecer como actor político. Y lo deberá hacer sin Mauricio Macri como referente de peso, en un escenario que amenaza con profundizar aún más su crisis de identidad.
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