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Domingo 28 de septiembre de 2025
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Entre changuitos vacíos y comedores desbordados: el drama de la pobreza en el NEA

Aunque los informes oficiales del INDEC muestran cierta mejora en los indicadores económicos, en las provincias del NEA la pobreza sigue profundizándose. Según relevamientos del ISEPCI en Corrientes y Misiones, las familias no logran cubrir ni lo básico para subsistir. Los testimonios recogidos en los barrios revelan una realidad cruda, marcada por el hambre, la desocupación y la falta de asistencia estatal.

Aunque los informes oficiales del INDEC muestran cierta mejora en los indicadores económicos, en las provincias del NEA la pobreza sigue profundizándose. Según relevamientos del ISEPCI en Corrientes y Misiones, las familias no logran cubrir ni lo básico para subsistir. Los testimonios recogidos en los barrios revelan una realidad cruda, marcada por el hambre, la desocupación y la falta de asistencia estatal.

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En los últimos meses, el discurso oficial del Gobierno de Javier Milei se centró en un dato: la inflación desaceleró y bajó la pobreza. Sin embargo, en los barrios del NEA esa frase suena vacía. En Chaco, Corrientes, Formosa y Misiones, la caída del poder adquisitivo y el abandono del Estado nacional están empujando a miles de familias a una situación de emergencia social.

Según el Instituto de Investigación Social, Económica y Política Ciudadana (ISEPCI), la situación es crítica. En Misiones, la Canasta Básica Alimentaria (CBA) para una familia tipo cerró diciembre de 2024 en $420.786, mientras que la Canasta Básica Total (CBT), que incluye otros gastos esenciales como vivienda, salud y transporte, rozó el millón de pesos. Doce meses antes, esa misma canasta costaba $558.454,84. El deterioro es contundente: más del 75% de aumento en un año.

“Hay un rápido deterioro en la calidad de vida de las familias, fundamentalmente de los sectores en los que nosotros relevamos, que son los sectores populares”, advirtieron los referentes del instituto a NEA HOY. “Esto lo vemos reflejado no solo en los números, sino en cada charla con los vecinos. El incremento de precios, la devaluación y la pérdida de empleo están haciendo estragos”.

“El gobierno dejó de enviar recursos para los merenderos y comedores, justo en un contexto en el que aumenta la demanda”, denunciaron desde el ISEPCI Misiones.

“La baja de la inflación no significa que haya una mejora real en las condiciones de vida”

Silvana Lagraña, directora del ISEPCI en Corrientes, subrayó que “la baja de la inflación no significa que haya una mejora real en las condiciones de vida”. De hecho, el informe del mes de febrero mostró que la canasta básica se duplicó respecto al mismo mes del año anterior. “Esto no es estabilidad. Esto es empobrecimiento acelerado”, señaló.

Al respecto, el investigador del ISEPCI, Rubén Ciani, aportó una mirada complementaria: “En nuestro último relevamiento detectamos un aumento de más del 400% en el precio de los alimentos en un año. La carne, las verduras, los lácteos: todo está por las nubes. Y mientras tanto, los ingresos están congelados. Esta no es una inflación controlada: es una pobreza descontrolada”.

La realidad en el NEA, la región más afectada por los índices de la pobreza, es preocupante: las familias expresan que ya no alcanzan a cubrir ni siquiera la alimentación básica. “Algunas familias literalmente nos dicen que para ellos el mes termina el 10 o el 15. Después, empieza la lucha diaria: cambiar marcas, vender algo, pedir fiado, saltarse comidas”, aseguraron.

El Indicador Barrial de Situación Nutricional y el Indicador Familiar de Acceso a Derechos revelaron cifras alarmantes de malnutrición en niños, niñas y adolescentes. Muchas familias dependen de comedores y merenderos para garantizar una comida diaria. Pero incluso estos espacios están al límite.

“Los precios bajan solo en los informes del INDEC. En la calle, en los almacenes, todo sigue aumentando”

Pobreza en el NEA: el Estado se retira y el barrio se organiza

Desde la llegada de la gestión libertaria de Javier Milei, los recortes en políticas sociales fueron inmediatos. “El gobierno dejó de enviar recursos para los merenderos y comedores, justo en un contexto en el que aumenta la demanda”, denunciaron desde el ISEPCI Misiones.

“Los merenderos y comedores que funcionan en los barrios de la organización Libres del Sur se siguen sosteniendo con esfuerzo comunitario: ventas, rifas, actividades. El Estado se desentiende, pero la necesidad no desaparece. Y lo que se resiente es un derecho básico: el derecho a la alimentación”, expresaron.

La situación de la pobreza en el NEA se agrava más aún con el frío: cada vez es más común ver a personas revolviendo los residuos que dejan los vecinos.

Ciani también lo dejó en claro:No se puede seguir ocultando que hay hambre. No alcanza con mostrar que la inflación bajó si no se atiende el desastre social que está dejando este ajuste. El INDEC no ve los ranchos sin comida, los comedores sin leche, las heladeras vacías. Pero nosotros sí los vemos todos los días”.

“Algunas familias dicen que para ellAs el mes termina el 10 o el 15. Después, empieza la lucha diaria: cambiar marcas, vender algo, pedir fiado, saltarse comidas”

El “alivio” no llega: las tarifas siguen por las nubes

Aunque la inflación de los alimentos bajó levemente en los meses anteriores (en las últimas semanas volvió a acelerarse) eso no significó ningún respiro para los sectores populares. Por el contrario, las subas en tarifas de servicios públicos, transporte y medicamentos anularon cualquier posibilidad de mejora.

“El aumento de las boletas de luz y agua, sumado al costo del transporte y de los medicamentos, pone a las familias en una encrucijada. Tienen que elegir entre pagar la luz o comprar comida”, relataron desde el ISEPCI Misiones. En las demás provincias del NEA la situación es similar.

“Los precios bajan solo en los informes del INDEC. En la calle, en los almacenes, todo sigue aumentando”, resumió Rubén Ciani.

Ilustración del ISEPCI.

Una radiografía de la pobreza en el NEA que el INDEC no muestra

Los números oficiales, aún si fueran técnicamente correctos, no reflejan la vida real de las familias del NEA. La desconexión entre el relato económico y la experiencia cotidiana crece semana a semana. “Las estadísticas no comen”, dice una vecina de Posadas. “Pero mis hijos sí tienen que comer todos los días”.

Desde el ISEPCI, el mensaje es claro: “Estamos frente a un proceso acelerado de empobrecimiento y abandono. La inflación baja no alcanza si la comida no llega a la mesa, si el gas no se puede pagar y si los chicos no tienen garantizada ni una comida al día”.

ADEMÁS EN NEA HOY:

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