A pesar de superar el 50% de la población y contribuir en todos los sectores a la economía y el desarrollo de la humanidad, históricamente las mujeres han sido relegadas de los espacios de poder y toma de decisiones. En todas partes del mundo se observa que las posiciones de liderazgo en el sector político son ocupados mayormente por hombres y es solo a través de iniciativas específicas que llega a verse un aumento en la representación femenina en los distintos sectores del Estado.
Es por ello que una de las banderas del feminismo en estos últimos años ha sido la implementación de políticas y leyes que obliguen, por ejemplo, a tener un cupo de bancas o espacios en las listas ocupadas por mujeres. Sin embargo, aunque los avances son innegables, los desafíos persisten, especialmente en cargos ejecutivos y gabinetes ministeriales, donde la participación femenina sigue siendo baja.
¿Por qué hace falta más mujeres en los espacios de poder?
La presencia de mujeres en la política es esencial para promover la igualdad de género. Las mujeres representan aproximadamente la mitad de la población, por lo que su inclusión en los procesos de toma de decisiones es crucial para reflejar las necesidades y perspectivas de toda la sociedad. Esto ayuda a garantizar que las políticas públicas aborden las desigualdades y discriminaciones existentes.
Las mujeres aportan perspectivas y experiencias únicas que enriquecen el debate político. Su participación contribuye a una mayor diversidad en las decisiones gubernamentales, lo que puede llevar a una agenda más inclusiva y a políticas que consideren las realidades de diferentes grupos sociales, especialmente aquellos tradicionalmente marginados.
En este sentido, la inclusión de mujeres en la política no solo fortalece la democracia, sino que también mejora su funcionamiento. A su vez, las iniciativas que incentiven su participación tienen por objetivo revertir décadas de exclusión de las mujeres en los espacios de poder. La visibilidad de mujeres en roles políticos puede inspirar a otras mujeres a participar activamente en la política, rompiendo barreras culturales y estereotipos de género. Esto crea un ciclo positivo donde más mujeres se sienten empoderadas para involucrarse en la vida pública.
Políticas de inclusión
Las leyes de cupo, como la Ley 24.012 en Argentina, establecen que un porcentaje mínimo de las listas de candidatos debe estar compuesto por mujeres. Esta legislación busca corregir la histórica subrepresentación femenina en la política, garantizando que al menos el 30% de los candidatos sean mujeres, lo que ha permitido un aumento significativo en su presencia en el Congreso y otros espacios legislativos.
Desde la implementación de la ley, se ha observado un notable incremento en la representación femenina. Actualmente, las mujeres ocupan aproximadamente el 42% de los escaños en la Cámara de Diputados y el 44.7% en el Senado. Este avance es un cambio significativo respecto a períodos anteriores, donde la representación femenina era considerablemente menor.
A pesar del progreso logrado, las leyes de cupo también enfrentan desafíos. En algunos casos, se han convertido en techos en lugar de mínimos, limitando efectivamente el avance hacia una verdadera paridad. También puede dar como resultado la inclusión de mujeres solo en espacios marginales de las listas, lo que contradice el objetivo de estas iniciativas de promover la participación de mujeres en los espacios de poder y toma de decisiones.
¿Cómo estamos en el NEA?
De acuerdo a los datos compilados en base a los funcionarios del NEA en los poderes legislativos y ejecutivos, las provincias del NEA se encuentran mas o menos acordes con lo que pasa a nivel nacional. En el congreso nacional, las provincias de Corrientes, Misiones, Chaco y Formosa suman 11 legisladoras mujeres y 27 hombres, dando una relación de 30% de bancas ocupadas por mujeres representando al NEA en el congreso nacional.
Dentro de los congresos provinciales el cupo se amplía. La provincia con la menor representación femenina en su Cámara de Diputados es Misiones, que tiene 17 de sus 40 bancas ocupadas por mujeres (44%). Luego de esto, la provincia del Chaco tiene 15 de sus 32 bancas ocupadas por mujeres, Corrientes 14 de 30 y Formosa 16 de 30, todas por encima del 45%. Solo la Cámara de Senadores de Corrientes baja a un 33% de representatividad, ya que tiene a cinco de sus 15 bancas ocupadas por mujeres.
Sin embargo, la representación baja mucho cuando se mira al poder ejecutivo. De los 78 municipios que cuenta la provincia de Misiones, solo 7 están siendo gobernadas por intendentas mujeres. En la provincia de Corrientes, la cifra sube a 12 de los 74 municipios, mientras que en Chaco hay 16 de 70 y en Formosa 2 de 27.
Algo parecido pasa cuando se observa los gabinetes de cada gobernador. La provincia con más ministerios es la de Misiones, que cuenta con 14. Sin embargo, de todos los ministros que asignó la gestión actual solo 3 son mujeres. En el caso de Corrientes, que cuenta con 12 ministerios, solo 2 de estas carteras son gestionadas por mujeres. En Chaco las ministras gestionan 2 de los 8 ministerios y en la provincia de Formosa son 3 de 10.
En el NEA, la situación refleja tanto avances como deudas pendientes. Mientras que en los congresos provinciales la representación femenina supera en muchos casos el 40%, la presencia de mujeres en el poder ejecutivo y en los gabinetes ministeriales sigue siendo baja. Solo un puñado de municipios están gobernados por intendentas, y los ministerios liderados por mujeres son la excepción y no la regla. Estos datos evidencian que, aunque se ha progresado, aún queda un largo camino por recorrer para alcanzar una participación equitativa en todos los espacios de poder.
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