El tema de las políticas alimentarias ha sido una constante en las noticias de este año. Más que nada por la negativa del Ministerio de Capital Humano a entregar comida que se estaba pudriendo en los depósitos o la eventual intimación que llevó a la Ministra Sandra Pettovello a reconocer y abastecer comedores. Pero un grupo de investigadores de la UNNE lo llevó más allá, presentando su análisis: “Cuando el hambre es la política”.
Los investigadores Silvia N. Sánchez y Marcelo Graciosi analizan los efectos de las políticas alimentarias del Gobierno Nacional sobre la población más vulnerable. En el estudio se busca dar respuesta a la pregunta disparadora: ¿Cuáles son las políticas alimentarias o las medidas que impactan en la problemática alimentaria a partir del gobierno de Javier Milei?
La devaluación del Peso y su impacto en los precios de los alimentos
Una de las primeras medidas del gobierno de Javier Milei fue la devaluación del peso argentino. El miércoles 13 de diciembre de 2023 el Ministro de Economía, Luis Caputo, anunció la tercera suba diaria del dólar más grande de la historia argentina (118%), al devaluar un 54% el peso frente a la divisa estadounidense. Esta medida tuvo un impacto devastador en los precios de los alimentos.
Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), en diciembre de 2023, los precios de los alimentos y bebidas no alcohólicas aumentaron un 20,6%. En comparación con el año anterior, el aumento fue de un 296%, es decir, los precios fueron casi 3 veces más altos que en el 2022.
La canasta básica de alimentos, que incluye los productos esenciales para comer, subió un 30,4% en diciembre y siguió aumentando un 18,6% en enero de 2024. En cuanto a la canasta básica total (CBT), que incluye otros gastos básicos como vivienda y transporte, también creció mucho: un 27% en diciembre y un 20,4% en enero.
Por otro lado, en el tercer trimestre de 2023, la tasa de empleo fue del 45,5%, mientras que la tasa de desempleo se ubicó en 5,7%. Además, un 10,3% de la población estaba subocupada, es decir, tenía trabajos temporales o de menos horas que los deseados.
La desigualdad también se notó mucho. El coeficiente de Gini (una medida que se utiliza para expresar la desigualdad económica dentro de una sociedad, en términos de distribución de ingresos o riqueza) fue de 0,434. Esto quiere decir que la brecha de ingresos entre los hogares más ricos y los más pobres fue del 14%.
Pobreza e indigencia
El informe Argentina (2004-2023): Un régimen inflacionario crónico de empobrecimiento y mayor asistencia social del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (ODSA, 2024), muestra cómo la pobreza y la indigencia en Argentina aumentaron en los últimos meses.
Indigencia
Esta es la situación de las personas que no pueden cubrir ni siquiera lo más básico, como comida y ropa. En el tercer trimestre de 2023, el 9,6% de la población estaba en indigencia. Para diciembre de 2023, ese porcentaje subió al 14,2%, y en enero de 2024, llegó al 15%. Esto significa que más personas no pueden cubrir sus necesidades más esenciales debido al aumento de los precios.
Pobreza
Es la situación de las personas que, aunque logran cubrir lo básico, no tienen suficiente dinero para vivir dignamente. En el tercer trimestre de 2023, el 44,7% de la población estaba bajo la línea de pobreza. En diciembre de 2023, esa cifra aumentó a 49,5%, y para enero de 2024, alcanzó el 57,4%.
El aumento más grande en estos números se da en los hogares de clases trabajadoras o clase media que no reciben ayudas sociales. Es decir, las personas que tienen trabajos estables pero no reciben programas sociales, como asignaciones o subsidios, están pasando por momentos difíciles.
En los hogares que sí reciben ayuda, la situación no es mucho mejor: la indigencia en estos hogares subió del 19,7% en el tercer trimestre de 2023 a 28,8% en diciembre de 2023, aunque bajó un poco a 23,8% en enero de 2024. En enero de 2024, el 85,5% de las personas en estos hogares vivían en pobreza.
Los problemas de salud que eso trae
Según las Guías Alimentarias para la Población Argentina (GAPA) (2016), comer de forma saludable significa consumir los nutrientes y la energía que necesitamos para hacer las cosas del día a día y mantenernos bien de salud. La inflación que estamos viviendo, y la que se espera, afecta directamente el precio de los alimentos.
Con los ingresos más bajos en las casas, hay más gente que padece problemas de nutrición, ya sea por no comer lo suficiente o, por el contrario, comer en exceso. Las agroindustrias de los alimentos ofrecen “energía barata y micronutrientes caros» de allí que los padecimientos más predominantes suelen ser las enfermedades crónicas no transmisibles (ECNT): diabetes, hipertensión arterial, enfermedades cardiovasculares.
El aumento de la inseguridad alimentaria hace que, en los adultos, suban las ECNT. En los chicos y adolescentes, la malnutrición causa retrasos en el crecimiento, baja en las capacidades cognitivas, causa más infecciones y, en los casos más graves, hasta muertes. Es obvio que no tener acceso a alimentos adecuados afecta la salud de todas las personas, pero sobre todo a aquellos sectores que ya eran vulnerables antes de las medidas del gobierno actual.
El DNU 70/2023 y cómo afectó la alimentación
Después de devaluar, el 20 de diciembre de 2023, Milei presentó el Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) 70/2023, con el propósito de desregular la economía argentina. El DNU fue infinitamente criticado por sus efectos adversos a la población argentina, pero, sin que sea sorpresa, varias de sus medidas afectaron directamente la seguridad alimentaria del país.
El DNU derogó varias leyes clave que regulaban el comercio de alimentos en el país, como la Ley de Precios de Expendio en Supermercados, la Ley del Observatorio de Precios, la Ley de Góndolas y la Ley de Abastecimiento. Estas leyes habían sido diseñadas para garantizar un control sobre los precios de los alimentos, evitar el desabastecimiento y fomentar la competencia en el mercado.
Por supuesto que con su derogación, los supermercados y las empresas tuvieron piedra libre para fijar precios y decidir qué productos ofrecer. Después de todo, se eliminaron los mecanismos de control y regulación que existían para frenar el aumento desmedido de los costos. Tampoco se pudo evitar la cartelización, que es cuando varias empresas de un mismo rubro se ponen de acuerdo para eliminar la competencia o elegir un precio.

La reducción de Programas Sociales
Además del grave problema de no abastecer a los comedores sociales otra decisión terrible del Ministerio de Capital Humano, a cargo de Sandra Pettovello, fue suspender un programa internacional. El Programa de Las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), que abastecía a los comedores comunitarios del país quedó eliminado.
Hoy en día, la única ayuda que sigue funcionando es el Programa Alimentar, que solo llega a 3 de cada 10 niños pobres y a 1 de cada 10 familias pobres. Este programa alcanza a 19 millones de chicos, mientras que los comedores alimentan entre 4 y 5 millones de personas que están totalmente desprotegidas. Se les sacó la asistencia a miles de chicos que ya sufrían inseguridad alimentaria.
Las únicas medidas paliativas que ha tomado el gobierno de Milei ante la vulnerabilidad de las familias han sido aumentar un 100% los montos de la Tarjeta Alimentar, duplicar la Asignación Universal por Hijo (AUH) y dar un bono a los jubilados. Pero parece que estas medidas no alcanzan.
Aunque el gobierno presenta estas medidas como “necesarias” la realidad es que las políticas alimentarias y económicas implementadas por el gobierno de Javier Milei han tenido un impacto directo y negativo en los precios de los alimentos, la pobreza y la inseguridad alimentaria en Argentina.
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