Según los datos más recientes, más de 65 millones de personas se identifican como latinas o latinos en Estados Unidos, lo que representa aproximadamente el 19.5% de la población total del país. Esta cifra incluye a diversos grupos de origen, siendo los mexicanos el grupo más numeroso, con alrededor del 58% de la población hispana.
La población latina tiene un impacto muy profundo tanto en la cultura como en la política norteamericana, con un aumento significativo en la participación electoral. En 2020, la cantidad de latinos que figuraban en el padrón ascendía a 30 millones y más de 16 millones ejercieron este derecho, lo que representó un 10% del total de votos emitidos en las elecciones presidenciales del 2020.
A pesar de ello, Donald Trump ganó sus primeras elecciones presidenciales con una campaña fuertemente en contra de los migrantes latinos, tildándolos de delincuentes y anunciando la construcción de un muro en la frontera de México con los Estados Unidos.
Hoy, Donald Trump tiene fuertes posibilidades de volver a ser elegido como presidente del país y su mirada hacia los latinos no ha cambiado mucho. Aunque esta vez no promete la construcción de un muro, sigue culpando a los latinos de muchos de los problemas de seguridad, llegando además a difundir noticias falsas como que los migrantes haitianos comen a las mascotas de los norteamericanos.
A pesas de sostenerse sobre una campaña xenófoba, muchos latinos apoyan a Trump. Desde NEA HOY dialogamos con distintos argentinos viviendo en Estados Unidos para saber por qué hay tantos latinos en Estados Unidos apoyando a un candidato que, esencialmente, está en contra de ellos.
Prejuicios en torno a los latinos en Estados Unidos
El tema de la migración latina es un asunto cada vez más candente en los Estados Unidos. Cada año, aproximadamente 475 mil latinos cruzan la frontera del país huyendo de la pobreza o de las malas y el impacto que esto puede tener ya sea en la economía como en la seguridad preocupa a la población.
Muchas veces estos migrantes son utilizados como chivo expiatorio de los problemas económicos que puedan estar sucediendo en el país, culpándolos de ocupar los empleos que deberían ser para los norteamericanos o señalando el gasto de cualquier mínima ayuda social como la causante del déficit fiscal.
El propio Donald Trump contribuyó en sus campañas al fogoneo de esta narrativa, haciéndose eco y hasta exagerando muchas de las preocupaciones de la población hacia los migrantes latinos en los Estados Unidos. Por ello, en los últimos años se comenzó a señalar a los migrantes latinos como delincuentes, violadores y drogadictos.
La narrativa llegó incluso a Massachusset, estado predominantemente demócrata donde se encuentran algunas de las mejores universidades del mundo como Harvard o el MIT. Así lo dijo Diego, contador que hace varias décadas trabaja en una ONG en Boston.
«Hay un factor de racismo, de xenofobia, de miedo a que vengan extranjeros a robarme el trabajo«, enumeró, «dicen que Harris da dinero directamente a inmigrantes ilegales, que se les da casas, comida, televisión, es decir, por un lado se dice que te roban el trabajo y por el otro lado se dice que les regalan todo«.
Las políticas antimigratorias no cambiaron mucho en los distintas gestiones presidenciales. Medida en cantidad de deportaciones, Barak Obama sigue siendo el presidente que más latinos deportó fuera de los Estados Unidos, llegando a más del doble de los que deportó Donald Trump en su mandato. Incluso, con sus políticas de movilidad segura y cooperación internacional, la gestión de Biden y Kamala Harris llegó a reducir la cantidad de migrantes latinos indocumentados.
A pesar de ello, el partido republicano supo apropiarse de esta problemática y plantearse como la opción de mano dura para resolver esta problemática, difundiendo incluso la idea de que los demócratas gastaban el dinero de los impuestos en ayudas económicas y facilidades a los latinos en Estados Unidos.
La meritocracia y los latinos en Estados Unidos
Según nos dice Andrea, ama de casa y madre de tres hijos en California, esta acusación de que Joe Biden y Kamala Harris brindan ayudas sociales a los inmigrantes indocumentados agrega otro nivel de resentimiento hacia los migrantes latinos, que ya están siendo acusados de ocupar los trabajos en negro sin pagar los impuestos que pagan los norteamericanos.
«Al norteamericano no le gusta la ayuda social, le gusta decir que lo que hizo lo hizo trabajando, paga muchos impuestos, y siente como un orgullo de no recibir ayuda de nadie«, explicó, «entonces con esto de las ayudas sociales termina pensando que mientras él trabaja y paga impuestos, el migrante ilegal trabaja sin pagar impuestos y arriba de eso le dan ayuda social«.
Y al resentimiento que se va construyendo por parte de los norteamericanos, se suma el de los latinos documentados. Aún después de pasar la difícil y muchas veces mortal tarea de llegar a los Estados Unidos, los migrantes latinos esperan muchos años para tener la ciudadanía y tener los mismos derechos que los demás ciudadanos norteamericanos.
Allí se da una segregación dentro de las propias corrientes migrantes, donde el latino que entró ilegalmente en los 2000, se siente muy diferente al que entró en la década del 2010, que a su vez se siente diferente al de ésta década. Cada uno de ellos puede mirar con recelo al migrante de la década posterior, ya sea por venir de países distintos, por mantener ciertas costumbres de su lugar de origen o porque «la tuvo más fácil» que él.
«Hay que tener en cuenta que el latino documentado ya se siente norteamericano«, aclara Andrea, «entonces, cuando Trump habla de que los migrantes latinos son esto o lo otro, la mayoría de los migrantes latinos ya documentados no piensa que habla de él, sino de los nuevos migrantes que, para él, son muy distintos a los migrantes de su generación«.
El fantasma del comunismo entre latinos en Estados Unidos
En las elecciones de los Estados Unidos también permeó la narrativa de la extrema derecha que señala como comunismo a cualquier política social o de redistribución. En este caso, se vincula al perfil más moderado e incluso progresista de Kamala Harris con el socialismo, la agenda woke o el comunismo.
#DonotvoteforKamala
Kamala Harris es comunista y destruirá a Estados Unidos, no permitan que esto suceda o caeremos en la peor crisis de la Historia de la Humanidad y será la muerte de la democracia para el Mundo.— Nostradamus2030 (@Nostradamus_Cu) October 29, 2024
Ninguna gestión demócrata de los últimos años, ni Bill Clinton, Barak Obama ni Joe Biden, viró radicalmente las políticas económicas y todos ellos mantuvieron sus posiciones en contra de gobiernos como el de Cuba, Venezuela o Nicaragua. Sin embargo, esta narrativa sirvió para que en algunas comunidades latinas se vincule a los demócratas con aquellos gobiernos que los hicieron migrar a Estados Unidos en primer lugar.
Este es el caso de las comunidades cubanas muy presentes en el estado de Florida, donde siempre gana el partido republicano. Así lo cuenta Carlos Mucha, que desde hace dos décadas se encuentra trabajando en Miami.
«Los cubanos acá en Miami son fanáticos de Trump«, cuenta Carlos, «más tomando en cuenta que vienen de un régimen como Cuba, y entonces ven cualquier cosa que tenga un mínimo parecido a algo socialista como algo absolutamente horrible y detestable«.
When Trump accuses Kamala of being a “communist”, I roll my eyes.🙄
Only one candidate running, has attacked the free press, installed his relatives in government jobs, and refused to accept the results of free and fair elections – like dictators do.
It’s NOT Kamala Harris. pic.twitter.com/7C5sMMZqnE
— Ana Navarro-Cárdenas (@ananavarro) October 24, 2024
Hay que tener en cuenta que Estados Unidos considera a los migrantes cubanos como exiliados políticos en virtud de la Ley de Ajuste Cubano, establecida en 1966. Esta ley otorga un estatus especial a los cubanos que llegan a Estados Unidos, permitiéndoles solicitar la residencia permanente después de un año y un día de haber llegado al país.
Por ello, los migrantes cubanos adoptaron y defienden mucho más fuertemente los valores más tradicionales de Estados Unidos que encarna Donald Trump y se alejan de todo lo que pueda ser comparado con algún aspecto de cuba.
«Por eso ellos no quieren que la medicina sea gratis, por ejemplo, porque eso para ellos es socialismo«, explica Mucha, «es decir, acá todo lo definen por socialismo/no socialismo, entonces si vos no querés hacer guerra con otro país o no querés defender a tu país, sos socialista, si no querés deportar migrantes ilegales, sos socialista, y así«.
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