La inflación en los Estados Unidos volvió a subir el mes pasado por encima de las expectativas. De acuerdo a lo publicado por la Oficina de Estadísticas Laborales, quien difunde las cifras oficiales del Índice de Precios al Consumo en el país, el mes de marzo sumó un incremento interanual del 3,5%, un décimo más de lo que se pronosticaba.
La cifra de la inflación en los Estados Unidos siempre tiene impacto en el comercio a nivel mundial y en el mercado de divisas. Una de las medidas que suelen utilizar los países en tiempos de mayor inflación es aumentar las tasas de interés para que sea más atractivo ahorrar o invertir en la moneda local a pesar de su pérdida en el poder adquisitivo.
El problema es que, al ser el dólar la moneda predominante en el mercado mundial, la suba en la tasa de interés empeora las condiciones crediticias en dólares, afectando al comercio internacional ya que las grandes empresas siempre se manejan a través de créditos para continuar sus operaciones y pagarlos cuando se concreta la venta de sus productos.
Pero al mismo tiempo, el aumento de la tasa de interés genera una apreciación del dólar a nivel mundial, lo que empuja al resto de los países a devaluar sus monedas para no generar un encarecimiento del tipo de cambio y enfriar la economía.
Devaluaciones en Latinoamérica
Fruto de esto, la mayoría de los países latinoamericanos están acelerando la devaluación de sus monedas para asegurar la competitividad de sus empresas en el mercado mundial.
Si bien una devaluación significa una pérdida del valor de los ahorros en moneda local en comparación con divisas internacionales, mantener el tipo de cambio frente a un fortalecimiento del dólar significa aumentar los costos de las empresas exportadoras que producen en el país, perdiendo a su vez competitividad en el mercado internacional.
Entre las monedas más depreciadas en el mes de abril se encuentra el peso mexicano, que ocupa el primer lugar con una depreciación del -3,11%, seguida por el real brasileño, que tuvo una depreciación del -2,66%. El peso argentino continuó con su devaluación del 2,17% mensual y le siguieron el guaraní y el peso colombiano, ambos alrededor del 1,44%.
El peso uruguayo tuvo una devaluación menor al 1%, mientras que el peso chileno y el dominicano fueron la contracara con una apreciación del 2,56% y el 1,32% respectivamente.
Devaluación e inflación
La devaluación de una moneda nacional nunca es una medida simpática, ya que encarece las importaciones de insumos, aumentando los costos de productos en el mercado local y, por ende, generando inflación y pérdida del poder adquisitivo del salario.
Pero las consecuencias de no hacerlo a veces pueden ser peores. Mantener el valor de la moneda local frente a un fortalecimiento del dólar puede hacer que sean los costos de producción locales los que aumenten, teniendo el mismo resultado inflacionario.
Pero mientras que la inflación generada por los costos externos puede ser complementado con suba de salarios que aumentan el poder adquisitivo, el aumento de los costos de producción implica una pérdida de la competitividad de las empresas con respecto a las del exterior que ofrecen el mismo producto, pudiendo aumentar la desocupación, recaudación, entrada de divisas, etc.
Es el caso de Uruguay y Costa Rica. Ambos tuvieron una apreciación de la moneda en lo que va del 2024, con un 1.6 en el caso de Uruguay y 3.10 en el caso de Costa Rica. Sin embargo, mientras que el segundo lo acompañó con una deflación del 0.45 que le permite atrasar el tipo de cambio, Uruguay tuvo una inflación del 2.2% en los tres primeros meses, encareciendo el tipo de cambio a nivel local.
En cambio, las monedas que más cayeron en los primeros tres meses fueron el peso chileno, el argentino y el real brasilero, habiéndose devaluado en 8.47, 7.78 y 6.47 puntos respectivamente.
En el caso de Chile y Brasil, ambos países vienen registrando una inflación de 1,6% en lo que va del año. Si bien la devaluación contribuirá en esta cifra y genera una baja en el poder adquisitivo de los salarios, evita que se encarezcan los costos de producción y se pierda competitividad externa, manteniendo así las empresas locales.
En cambio, Argentina cuenta con un proceso inverso. Si bien tuvo una depreciación de su moneda de un 7.78, cuenta con una inflación mucho mayor, acumulando 51,6% en lo que va del año. Esto encarece su producción local en un contexto en el que dos de sus países vecinos aumentan su competitividad.
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