Hablar de la crisis del 2001 es hablar de la caída de la convertibilidad, el plan que diseñó el Ministro de Economía Domingo Cavallo durante el menemismo para salir de la hiperinflación. Esta medida establecía el tipo de cambio de un peso por un dólar y exigía tener en las reservas la misma cantidad de dólares que los pesos que estaban circulando.
Durante los primeros años, esto se financió mediante la venta de activos y privatización de empresas estatales, pero luego se debió financiar mediante la toma de deuda externa. Es por ello que durante toda la convertibilidad crecieron tanto el índice de desempleo como la deuda externa argentina.
La falta de recursos en materia de política económica hizo que dos factores también contribuyeron para desestabilizar aún más el país. El primero fue la crisis en México del 94, que desestabilizó la seguridad de los bancos por el conocido como “efecto tequila”, y la crisis de Brasil del 99, que comprometió las reservas bajando las exportaciones que tenía Argentina con el país.
Por el sostenimiento de la convertibilidad, Argentina entró con alarmantes índices de desocupación en una etapa de recesión y achicamiento de la economía en 1998 que duraría hasta el 2002. Así y todo, en el 99 asumió la presidencia la fórmula Fernando De La Rua-Carlos Álvarez bajo la promesa de mantener el cambio uno a uno.
El gobierno de la alianza
El gobierno de la Alianza fue incapaz de frenar la fuga de capitales, y en enero del 2001, anunció como un festejo el desembolso del FMI de 40 mil millones de dólares. Lo llamó “blindaje”, ya que éstos dólares servirían para abultar las reservas que se fugaban del Banco Central todos los días.
Este préstamo no vino gratis, y tenía por condición ajustar los gastos de un estado que ya estaba en recesión y aplicar flexibilización laboral y reducir las jubilaciones. El gobierno aplicó un cambio en el sistema previsional que redujo las jubilaciones un 13% y, en medio de un escándalo por coimas, logra aprobar la reforma laboral el 9 de febrero del 2001.
Para brindar confianza a los mercados, De la Rúa vuelve a asignar a Domingo Cavallo como Ministro de Economía y en julio aplica la Ley de Déficit Cero, recortando 7 puntos del presupuesto, un total de 3 mil millones de dólares que no se estarían invirtiendo en infraestructura, educación ni salud.
El vicepresidente Carlos Álvarez renuncia el 6 de octubre por el escándalo de las coimas en el senado, y el 14 de octubre, en las elecciones legislativas, el pueblo expresa su hartazgo por la política mediante el voto en blanco y nulos, que llegaron al 25% y fueron los más emitidos en ciudad de Buenos Aires y Provincia de Santa Fe. La debilidad del gobierno era evidente.
Diciembre, 2001
El mes de diciembre comenzó con la peor noticia. Al no poder frenar la fuga de dólares en el sistema financiero, el FMI resolvió interrumpir las transferencias, dejando al gobierno sin reservas y profundizando la corrida cambiaria.
Domingo Cavallo anuncia el corralito, confiscando los ahorros de la clase media. Esto provocó protestas en gran parte del país y especialmente en la ciudad de Buenos Aires. La CGT oficial, CGT disidente y CTA anuncian un paro general para el 13 del mismo mes.
Sin poder contener el descontento en las calles, Fernando De La Rua declara estado de sitio el 19 de diciembre, suspendiendo garantías constitucionales. Lejos de calmar la situación, esto provocó que más personas salieran a protestar.
Esa misma noche renunció el Ministro de Economía Domingo Cavallo. Miles de personas se convocan a Plaza de Mayo, donde se incluían organizaciones piqueteras y Madres de Plaza de Mayo. El presidente ordena una represión feroz que deja un saldo de 36 muertos.
Finalmente, con un país en llamas, el 21 de diciembre es aceptada la renuncia del presidente Fernando De La Rua que se entregó el día anterior. La dolarización de la economía y las políticas de ajuste y recortes dejaron a un Estado endeudado y empobrecido.
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