En su discurso de asunción, el presidente Javier milei adelantó que su gobierno empezaría con estanflación, es decir, una conjunción entre altas tasas de inflación y estancamiento o reducción de la economía (en términos del PBI).
Si bien no era la primera vez que lo dice, el anuncio adelanta un periodo en el que no solo el gobierno de Milei no será capaz de frenar la inflación durante el primer año, sino que además los argentinos tampoco contarían con las condiciones que hasta ahora venían haciendo que la alta inflación se volviera más soportable (incremento de los salarios, altos niveles de empleo).
Justamente, la semana pasada en un acto en la provincia de Formosa, el Ministro de Economía, Hacienda y Finanzas, Jorge Ibáñez, señaló que los planes económicos de shock nunca han funcionado.
“La recesión, precios por las nubes, la gente no compra entonces baja la inflación, no dio resultado nunca en Argentina, ni con (José Alfredo) Martínez de Hoz, ni con Domingo Cavallo, no creo que dé resultado ahora”, consideró.
¿Qué es la estanflación?
La estanflación es un fenómeno económico caracterizado por la coexistencia de una alta inflación y un estancamiento o recesión económica. Esta recesión económica es la gran diferencia entre la estanflación y el periodo que Argentina venía transitando los últimos años.
Si bien el país ya viene sufriendo una alta inflación, durante los últimos 4 años esta inflación vino acompañada de un aumento de la productividad, el consumo, el empleo y, en última instancia, los salarios. Durante el 2022 el PBI tuvo un crecimiento de 5 puntos en promedio, alcanzando el punto más alto en los últimos 5 años, y el 2023 finalizará con 36 meses consecutivos de crecimiento interanual del empleo.
El escenario de estanflación que promete Milei puede tener consecuencias negativas para el país, ya que implica continuar con un escenario de alta inflación dejando que la misma disminuya el poder adquisitivo de los ciudadanos debido al aumento constante de precios, sumado a una caída en el producto interno bruto (PIB) lo que puede ocasionar tasas elevadas de desempleo.
¿Hubo estanflación durante el kirchnerismo?
Inmediatamente después del anuncio, los militantes de Milei intentaron instalar en X (twitter) el discurso de que Argentina ya venía teniendo estanflación, básicamente midiendo el PBI desde el 2011 hasta hoy para mostrar que, debido a los periodos de decrecimiento, el mismo está en números similares.
Sin embargo, la estanflación se mide en términos anuales, y para ello no solamente se debe determinar que el PBI haya disminuido y esta disminución haya coexistido con una alta tasa de inflación, sino que la misma no haya experimentado desaceleres por el decrecimiento de la economía.
Por ejemplo, la economía que venía creciendo durante el kirchnerismo se contrajo en el 2009 durante la crisis inmobiliaria mundial. Sin embargo, durante ese período la inflación, aunque más alta que el promedio mundial, se desaceleró del 25% en 2008 al 15% en el 2009, por lo que no se considera un año estanflacionario.
Lo mismo ocurrió en el 2020, año en que las economías de todo el mundo se redujeron debido a la pandemia. Al mismo tiempo, la baja en el consumo provocó un desaceleramiento en el Indice de Precios del Consumidor (IPC), que pasó de un 54% en el 2019 a un 35% en el 2020.
En cambio, los años que sí podrían considerarse estanflacionarios durante el kirchnerismo fueron el 2012, cuando se instaló el cepo, y el 2014, cuando se devaluó el dólar. Más aún, durante el gobierno macrista pueden encontrarse otros dos años estanflacionarios: el 2016, cuando Mauricio Macri liberó el cepo y depreció la moneda en consecuencia, y el 2018, cuando estalló la devaluación.
De todos modos, ninguna de estas estanflaciones se compara con lo que puede provocar una reducción de la economía con una inflación del 140% anual.
Estanflación en la historia argentina
Si bien los años estanflacionarios de las últimas décadas no tienen muchos puntos en comparación con el que se está por vivir durante la presidencia de Javier Milei, en la historia argentina existen ejemplos de estanflación con inflación mayor al 100% anual.
La primera de ellas ocurrió en 1959, cuando Alvaro Alsogaray, Ministro de Arturo Frondizi, aplicó un plan de shock en el que redujo el gasto público 8 puntos del PBI y lo acompañó con una fuerte devaluación para “corregir distorsiones”, lo que provocó una fuerte aceleración de la inflación.
Las consecuencias de ese ajuste, 3 puntos más fuerte que el que propone Javier Milei, se vivieron en los siguientes años. La economía no se “corrigió” y Argentina volvió a tener estanflación los años 62, 63 y 66.
Durante 1975 el Rodrigazo vino acompañado de la primera hiperinflación de la historia argentina, llegando al 50% de inflación mensual. La estanflación también acompañó al gobierno de la última dictadura militar, que empezó en el 76 reduciendo un 30% el poder adquisitivo de los trabajadores. Entre el 78 y el 81 la tablita cambiaria de Martinez de Hoz no hizo más que recrudecer la situación, teniendo durante toda la dictadura militar una alta inflación con reducción de la actividad económica.
El alfonsinismo respondió a esto con el Plan Austral, en el 85, pero la economía volvió a explotar con la segunda hiperinflación de la historia en el 89, marcando el regreso de la estanflación que acompañaría a Argentina hasta la convertibilidad en 1991.
Finalmente, sostener la convertibilidad después de la crisis del Tequila le costó caro a Argentina, y tras muchos años de pérdida de la actividad económica durante los 90, en el 2002 volvió la inflación (41% anual) y con ella la estanflación, hasta que el gobierno de Nestor Kirchner pudo estabilizar la economía.
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