En el marco del Día del Trabajador, la Dirección de Economía, Igualdad y Género de la provincia, emitió un informe sobre el acceso al empleo y la situación de las mujeres chaqueñas en cuanto a las tareas de cuidado no remuneradas, y pone en alerta las desigualdades de género en empleo, salarios y distribución de tareas del hogar.
Conceptualizando, el Trabajo Doméstico y de Cuidados No Remunerado (TDCNR) es el que permite que las personas puedan alimentarse, contar con un espacio adecuado de descanso y brinda condiciones básicas para participar en el mercado laboral, estudiar o disfrutar del ocio, entre otras. Es un trabajo que históricamente estuvo destinado a las mujeres.
Según el informe, en la provincia del Chaco estas tareas recaen en 9 de cada 10 mujeres, lo que retrasa y, en algunos casos, imposibilita el desarrollo personal, profesional y el acceso a un empleo formal. Asimismo, se determinó que la mayoría de las mujeres dedican aproximadamente 6,4 horas diarias más que los varones a las tareas de cuidado.
Por otra parte, el informe alerta que, tras la pandemia del COVID-19 y el aislamiento social, la distribución de los cuidados del hogar se hizo más evidente y más desigual, dejando a las mujeres totalmente relegadas al cuidado doméstico, eso implicó un empobrecimiento del sector ya que el trabajo doméstico no es remunerado.
Según la última encuesta sobre Trabajo No Remunerado y Uso del Tiempo (EAHU-INDEC, 2013), en la Provincia del Chaco, las mujeres, realizan el 79% de las tareas domésticas no remuneradas y dedican a este tipo de labores un promedio de 5,4 horas diarias. Mientras tanto, los varones realizan solamente el 21% de dichas tareas y le dedican un promedio de 2,8 horas diarias.
“Cuidar y trabajar”
La sociedad argentina -y mundial- aún debate a qué llamamos cuidado, a qué responsabilidad y a qué empleo. Para las mujeres, está preestablecido culturalmente que las tareas del hogar son actividades exclusivas del género.
Por ende, es normal encontrar en una familia tipo a una mujer con empleo fuera de casa y al llegar, debe encargarse de la limpieza del hogar y atención de los niños, mientras el hombre dedica ese tiempo al ocio.
Hace tiempo, los feminismos instalaron el debate de realizar tareas compartidas dentro del hogar. Esta demanda se basa en que muchas mujeres dedican incluso más horas al cuidado del hogar que a sus empleos fuera de él.
De acuerdo a los gráficos presentados por la Dirección de Economía, Igualdad y Género, en la actualidad, las mujeres chaqueñas dedican más horas al trabajo doméstico que a su empleo privado o estatal formal. Sin embargo, cuando se compara una mujer que trabaja jornada completa, fuera del hogar y de manera paga, con un varón que se encuentra desempleado todavía se mantiene la tendencia de que ella dedica más horas al cuidado.
Esto impulsa la necesidad de debatir las formas en que se organiza el sistema de trabajo: aún hoy, pese a que muchísimas mujeres tienen un trabajo asalariado (son maestras, enfermeras, gerentas, atienden un comercio, etc.), siguen siendo ellas quienes se hacen cargo de los hogares y los cuidados.
Las consecuencias de esa situación repercuten directamente en el tiempo que las mujeres emplean para capacitarse, especializarse en su profesión y acceder a puestos de jerarquía ya que muchas buscan empleos flexibles para poder hacerse cargo de sus hogares, lo que trae, salarios precarios o mal pagos.
Participación de las mujeres en el PBI
En el análisis realizado sobre la participación en el PBI (producto bruto interno) de las mujeres, en relación a los varones, se determinó que el trabajo doméstico fuera pago, “implicaría un aporte de $ 4.001.047 millones de pesos, representando un 15,9% del PIB y posicionándose como el sector de mayor aporte en toda la economía”, cita el informe.
El gráfico, realizado con datos obtenidos del Ministerio de Economía de la Nación, demuestra que la participación del sector de Trabajo Doméstico No Remunerado sobre el PIB en pandemia es del 21,8% para las mujeres, y de 5,9 puntos porcentuales “sin pandemia”.
Entonces, estamos ante un aumento de la empleabilidad de las mujeres dentro del hogar y sin remuneraciones, lo que indica que, si muchas mujeres recibieran un pago por las tareas de cuidado realizadas, sería un gran aporte a la economía del país.
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