Cada vez que la murga “La Chicharra” aparece en el escenario, el público queda mudo. Los trajes, el maquillaje y la escenografía que ofrecen tiene poco que envidiarle a murgas uruguayas como Falta y Resto o Agarrate Catalina. Solo que esta murga es de Resistencia, Chaco.
En diálogo con NEA HOY, Lupe Garrido y Walter Aguirre relatan la historia de la murga, su formación, rol social y trabajo diario; además, explican la elección del estilo uruguayo y cómo lograron adquirir un repertorio musical que el público adora.
La murga La Chicharra existe desde 2014 y se creó a raíz de la inquietud de les candomberes de reunirse para compartir intereses comunes y pasión por la música popular.
Se invitó a un director de la murga formoseña “La Mandinga” para que de un taller en Resistencia y tuvo tanta convocatoria que en su cierre se selló con la formación de un grupo, que muchos de ellos luego formaron la murga La Chicharra.
La Chicharra, un espacio colectivo
Lupe Garrido integra el grupo desde 2017 y cuenta a NEA HOY que al principio ensayaban en Corrientes y en Resistencia porque no tenían un lugar fijo para ensayar pero sí estaban “las ganas de juntarse a hacer murga” .
“Había una necesidad colectiva de juntarse y crear una murga local de estilo uruguayo para poder manifestar lo que venía ocurriendo al colectivo de artistas populares de la ciudad”, amplía Walter Aguirre al respecto del grupo del que hoy son parte más de 21 personas entre músicos, maquilladores, artistas visuales y sonidistas.
Con el tiempo, entre ensayos y talleres de formación apareció Tony Romero, un músico conocido en la capital chaqueña que se encargó de la Dirección Musical y luego empezaron los ensayos en el ‘Cecupo’, lugar que hoy es su casa.
“El objetivo era que exista una murga estilo uruguayo en Resistencia”.
¿Cómo se organizan?
Como todo grupo humano que tiene un objetivo y exposición social, la murga La Chicharra posee una organización para cada presentación o evento. Los 21 integrantes están distribuidos por comisiones: letras -que escribe las canciones-, vestuario, escenografías, presupuesto, maquillaje.
Están definidos también los roles arriba del escenario: Lupe es la actual Directora y responsable de manejar las voces, los coros y arreglos musicales. “Ella nos ayuda a que cada canción salga lo más armónica posible”, explica Walter.
En la presentación de Fiesta, su segundo espectáculo.
La formación de músicos y directores dentro de La Chicharra implicó un intenso trabajo de capacitación con directores de murgas reconocidas. También se incorporaron especialistas en teatro, artes visuales y músicos que enseñan a sus compañeros de la murga. Al respecto, la Directora cuenta: “El proceso de cada canción y espectáculo es un proceso colectivo”.
“PARA CREAR UNA MURGA NO SE NECESITA MÁS QUE LAS GANAS COLECTIVAS DE HACERLO. LA CREACIÓN COLECTIVA ES UNA BANDERA QUE LLEVAMOS”, DICE LUPE GARRIDO, DIRECTORA DE LA MURGA.
Desde su creación a hoy, La Chicharra montó dos espectáculos propios que cuentan historias. Uno fue “Crotera” en 2015 y “Fiesta” en 2018. Desde esos primeros espectáculos, hubo una intención de profesionalizar la murga, formarse y crecer. “Nos fuimos especializando en escritura, música y puesta en escena”, destaca Lupe.
El rol social de la murga
El grupo de La Chicharra tiene líneas de acción social específicas. Una de esas líneas es llegar a los barrios, a los lugares donde la gente no tiene los recursos para acceder a eventos culturales como el teatro y la música. Antes de la pandemia por COVID-19, participaron de carnavales barriales organizados por comisiones vecinales de Resistencia.
También suelen participar de festivales populares, actos como el de 24 de marzo y actividades que tengan que ver con el movimiento feminista y de derechos humanos. “Siempre vamos a cantar ahí, vamos a donde creemos que es necesario alzar la voz”, explica Lupe.
En este sentido, la actual Directora afirmó que en la murga La Chicharra se decidió darle espacio a la mujer: “Es un espacio en el que antes no había mucho lugar para las compañeras. Hicimos una búsqueda y encontramos referentes como Baila La Chola y Las Damajuanas que son murgas completamente integradas por mujeres feministas y con las cuales hemos compartido”.
“Tenemos un posicionamiento político social. La murga es la voz del pueblo y de la sociedad. Es contar lo que pasa e intentamos decir lo que nos gusta y no nos gusta de manera alegre”, cuenta Walter al mismo tiempo en que reflexiona sobre su impronta de estilo uruguayo pero con “identidad local”.
El joven chaqueño asegura sentirse emocionado de poder estar arriba de un escenario junto a La Chicharra y montar un espectáculo de “manera colectiva”. “Arriba del escenario el sentimiento es de satisfacción, felicidad, alegría, emoción de poder ser parte de un colectivo artístico muy lindo, grande”, concluyó.
ADEMÁS EN NEA HOY:
Impulsan un Registro de Hacedores y Hacedoras Culturales del Chaco
