Fue una larga espera: 7 meses de inactividad comercial por el COVID-19 que afectó la normalidad, hizo de lo más cotidiano un lujo. Esa sensación era la que rondaba el Aeropuerto Internacional General San Martín de Posadas, un cúmulo de ansiedad, nervios y alegría de los familiares, empleados de los locales dentro del aeropuerto, taxistas expectantes de volver a subir pasajeros y autoridades que esperaban cumplir con su trabajo.
60 personas bajaron de un Boeing 737 con la firma de Austral marcada a los lados de un celeste profundo que unió Ezeiza con Posadas, cuestión poco habitual, ya que los vuelos provenientes de Buenos Aires suelen salir de Aeroparque.
Un protocolo sanitario inmenso desplegado en conjunto entre el Ministerio de Salud de Misiones y la Policía de Seguridad Aeroportuaria recibieron a este primer vuelo que depositó pasajeros y a la hora volvió a despegar con más de 30 personas con destino a Buenos Aires.
“Estamos super felices, esta noche es la primera vez que trabajo desde marzo” relató a NEA HOY, emocionada, Vanesa, empleada comercial de una firma de alquiler de autos que estaba ansiosa por pasar por el triaje sanitario y sentarse en su stand para volver a generar ingresos.
La entrada a la sala de espera y check-in estaba dispuesta cual ingreso a una terapia hospitalaria, custodiada por personal de salud, protegidos por cofias, lentes, guantes y trajes enterizos que los resguardaban del virus.
A eso se le sumaba la custodia de la Agente Fernández, quien era el primer filtro antes de ingresar a los controles. “Acá le pedimos la aplicación CUIDAR y además solo puede entrar la pasajera. El resto, afuera” describió a NEA HOY la oficial de PSA.
Pues, una de las particularidades de este primer vuelo era que también volvía con pasajeros a Buenos Aires, la mayoría de ellos misioneros, más precisamente jóvenes estudiantes que debían regresar a sus departamentos en la capital Argentina.
Los anuncios por los altavoces llegaban: el vuelo de Aerolíneas Argentinas que partió de Buenos Aires a las 19:45 hs estaba aterrizando en suelo misionero. Los aplausos no tardaron en llegar.
Al estar cerrado el edificio del Aeropuerto en sí para el público, tanto familiares y amigos como para los medios de comunicación, esa espera se trasladó a uno de los lados de la pista, custodiada por una reja de dos metros que permitía observar un espectáculo que hace tan solo 7 meses era algo normal, cotidiano y que esta noche era el evento más importante en meses.
“Ahí viene la abuela” decía un niño de unos dos años en brazos de su madre, quién quebrada le respondió con un simple “Sí hijo, al fin llega”.
Fue un aterrizaje limpio, normal. En realidad, no tan normal, fue el primero.
Cuando los pasajeros descendían se desplegaba el protocolo sanitario. Todos debían tener el test de COVID-19 negativo para subir al avión en Ezeiza, pero de todas maneras las autoridades controlaban y ante la mínima duda tenían la zona dispuesta para realizar la prueba de síntomas y llegado el caso, un hisopado nasal.
Fue todo muy rápido, como si no hubiese pasado el tiempo. Misiones recibió el primer vuelo comercial luego de 7 meses de espera y ya planea sus pasos a seguir para una oportuna vuelta del turismo nacional a la provincia.
Este domingo será el turno del Aeropuerto Cataratas del Iguazú, que recibirá un avión de Aerolíneas Argentinas en su majestuoso departamento enclavado en la selva paranense.
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