El Ministerio de Derechos Humanos organizó un concurso que se denominó “Los Lápices Siguen Escribiendo”, en conmemoración a los 44 años de la recordada noche trágica de los lápices.
Un centenar de jóvenes estudiantes misioneros entre 12 y 18 años participaron del evento. El mismo tuvo por finalidad fomentar acciones que pongan en valor la democracia, los derechos adquiridos, la memoria, la verdad y la justicia.
En el concurso participaron Eduardo Núñez y Priscila Villar, alumno Mbyá y la tutora de la escuela TIC de la aldea Jejy, ubicada en El Soberbio. Ambos, en pocos días armaron un video y finalizaron terceros en el concurso que se realizó a nivel provincial.
El concurso consistía en enviar un video hablando sobre los derechos de la juventud, y el más votado en las redes sociales era el ganador. El evento repartió casi $20.000 en premios para los tres primeros puestos.
Priscila Villar, tutora de la escuela TIC de la aldea, explicó a NEA HOY: “Consideramos que lo importante del concurso no era ganar, sino que se visibilizan sus derechos, por eso grabamos un video donde la juventud levanta la voz, como fue en aquellas épocas”.
Asimismo, contó que Eduardo Núñez “es un alumno súper responsable, solidario y con una clara visión hacia el futuro. Él sabe que haciendo bien las cosas puede llegar muy lejos y está orgulloso de sus orígenes”.
La desconocida aldea Jejy
Es una comunidad Mbyá Guaraní que está ubicada a 40 km de la zona céntrica de El Soberbio. Se ingresa por la Ruta Provincial N° 15 a la altura de la reserva Papel Misionero.
En la aldea Jejy viven más de 240 Mbyá, de los cuales 79 estudian en la escuela secundaria TIC que tiene modalidad presencial, por lo que los chicos asisten todos los días a las aulas.
Villar brindó detalles del método y lugar de enseñanza: “La escuela N° 886 cultural bilingüe nos presta el espacio para el dictado de clases. Frente a los alumnos se encuentra un Auxiliar de Indígenas (ADI), y yo que soy la tutora de los alumnos. Mientras que el cuerpo docente y administrativo están en Posadas”.
Al tratarse de una escuela TIC, los estudiantes realizan los trabajos y luego son enviados a través de las notebooks que fueron obsequiadas por Unicef, escanean las hojas y las envían.
Villar, que es profesora en Ciencias Políticas explicó: “Durante la pandemia enviamos los trabajos a los alumnos mediante teléfonos porque no asistieron a las aulas. Después, cuando se flexibilizaron algunas medidas, empezamos a imprimir los trabajos y los llevamos a las casas de los estudiantes”.
En tiempos de cuarentena hay docentes misioneros que hacen lo imposible por enseñar, como así también existen alumnos comprometidos con el estudio y las ganas de progresar. Los estudiantes de la aldea Jejy demuestran a diario que no existen impedimentos cuando hay ganas de aprender.
