La fallida incautación del celular del empresario aeronáutico Sergio Mastropietro, señalado por el fiscal Franco Picardi como una pieza central del engranaje financiero detrás de las maniobras ilícitas en la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS), abrió un frente judicial inesperado. El episodio, ocurrido cuando el empresario regresó al país y logró evitar la entrega del dispositivo, puso bajo la lupa el accionar de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) y de la Dirección Nacional de Migraciones.
La sospecha es clara: el teléfono, considerado clave para reconstruir presuntos movimientos de lavado, “salió de Aeroparque” sin ser secuestrado, pese a la orden judicial vigente. Ahora, el juez federal Daniel Rafecas encabeza una investigación paralela para determinar cómo se perdió ese rastro y quiénes fueron responsables del operativo fallido.
Un arribo confuso y un operativo que nunca se concretó
Según confirmaron fuentes del expediente, Mastropietro arribó al país el 15 de noviembre en un vuelo privado proveniente de Miami, con una escala técnica en Tucumán. Ese desvío complicó el operativo: no había detalles precisos de la llegada ni de la ruta del vuelo, lo que dificultó coordinar la interceptación.
Ya en el Aeroparque Jorge Newbery, efectivos de la PSA y agentes de Migraciones tenían la orden de secuestrar su celular. Sin embargo, nada de eso ocurrió. Cuando finalmente lo ubicaron, el empresario aseguró que no llevaba el dispositivo consigo y que lo había perdido. No hubo testigos, avisos previos ni un registro que permitiera corroborar esa versión.
Para la Justicia, la secuencia resulta cuanto menos sospechosa. Un investigador del caso fue contundente: “Ese celular salió de Aeroparque”. El dispositivo, cuya información se considera clave para seguir el circuito de contrataciones, facturaciones cruzadas y pagos presuntamente ilegales, continúa sin aparecer.
Las medidas de Rafecas: cámaras, protocolos y llamados
Con impulso de la fiscal Paloma Ochoa, Rafecas ordenó una batería de medidas. Solicitó a Migraciones el Protocolo de actuación ante órdenes judiciales y un detalle de las facultades de los agentes para demorar personas o retener pertenencias en frontera. También pidió a la PSA sus actuaciones completas, así como el registro de las cámaras de seguridad de Aeroparque para reconstruir el recorrido del empresario.
Dado que el vuelo hizo escala en Tucumán, el juez pidió además las imágenes del aeropuerto provincial. Paralelamente, requirió el listado de llamadas entrantes y salientes del número en cuestión, un paso clave para determinar si el teléfono estuvo activo y si pudo haber sido manipulado por terceros.
Quién es Mastropietro y por qué su celular es clave
La vivienda del empresario ya había sido allanada días antes, con secuestro de computadoras y material digital. Si bien Mastropietro aún no integra la primera tanda de indagatorias solicitada por Picardi, su nombre aparece repetidamente en el dictamen que el fiscal envió al juez Sebastián Casanello, donde también denunció el episodio que derivó en esta causa paralela.
En ese escrito, Picardi describió a Mastropietro como “el operador financiero y persona de confianza” de Miguel Ángel Calvete, señalado como jefe del circuito ilícito que habría direccionado contrataciones y recaudado dinero de droguerías proveedoras de la ANDIS.
El fiscal también remarcó que la empresa del empresario aeronáutico, Baires Fly S.A., emitió facturas a firmas vinculadas a Calvete por supuestas compras de “kilómetros nacionales” en aeronaves privadas. Ese circuito comercial es investigado como una posible fachada para mover fondos irregulares.
Un celular que puede cambiar el rumbo de la causa
La desaparición del teléfono no es un detalle menor: para los investigadores, podría contener comunicaciones, órdenes y registros de viajes privados que ayuden a reconstruir el flujo del dinero. Por eso, la pregunta central sigue sin respuesta: cómo fue posible que un operativo con dos organismos nacionales terminara sin el secuestro del dispositivo clave.
Mientras la causa por corrupción en ANDIS avanza, el expediente paralelo ya compromete a estructuras del Estado. Y el derrotero del celular de Mastropietro se convirtió en un símbolo del desconcierto —o fallas graves— en torno a una de las investigaciones de corrupción más resonantes del año.
Con información de Medios Rioja.
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