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Día del Ama de Casa: por qué se conmemora y cómo se vincula con el debate sobre la economía del cuidado

El Día del Ama de Casa vuelve a poner en primer plano un debate urgente: el valor del trabajo doméstico y de cuidados, una tarea histórica y mayoritariamente femenina que sostiene la vida cotidiana pero sigue sin ser reconocida ni medida en la economía formal. En un país con 1,6 millones de hogares monomarentales y una creciente crisis de ingresos, especialistas advierten que jerarquizar y cuantificar estas tareas es clave para achicar desigualdades y pensar un modelo de desarrollo más justo.
Cada 1 de diciembre se celebra en Argentina el Día del Ama de Casa
Cada 1 de diciembre se celebra en Argentina el Día del Ama de Casa

Cada 1 de diciembre se celebra en Argentina el Día del Ama de Casa, una efeméride que reconoce el trabajo doméstico y de cuidado dentro del hogar, durante años considerado “invisible” para las estadísticas laborales y económicas. La fecha fue impulsada en 1958 por la Liga de Amas de Casa, una organización que cobró fuerza en tiempos en los que estas tareas no eran vistas como trabajo. Aquellas primeras integrantes participaron incluso en debates sobre la Ley de Personal Doméstico y espacios estatales vinculados a precios y abastecimiento.

A partir de los años 60 y 70, la Liga llevó adelante campañas sociales, y en los 80 denunció los efectos de la hiperinflación en los hogares. En 1983 se creó el Sindicato de Amas de Casa de la República Argentina (SACRA), que reclamó salario, obra social y jubilación para el sector.

Ese último objetivo recién se logró en 2006, con la Ley 24.828, que permitió la jubilación a través de la moratoria para trabajadoras autónomas. Fue un paso fundamental en el reconocimiento estatal de una tarea históricamente feminizada.

El cuidado como “punto ciego” del desarrollo

El debate sobre el valor del trabajo doméstico vuelve a cobrar relevancia. Según advirtió la directora ejecutiva de CIPPEC, Gala Díaz Langou, la economía del cuidado “aporta a la productividad de las comunidades”, pero sigue sin incorporarse a la medición del crecimiento económico ni al diseño de políticas públicas.

El tema se discutió en un panel organizado por CIPPEC en el marco del Día Mundial del Cuidado y los Apoyos, donde especialistas remarcaron que las tareas de crianza y asistencia a personas mayores recaen mayoritariamente en mujeres y continúan subvaloradas e invisibilizadas.

La Argentina y la necesidad de medir el cuidado

Un dato central es la magnitud de los hogares monomarentales:

  • Hay 1,6 millones en el país, lo que representa el 12% de los hogares.

  • En el 85% de los casos, los niños quedan al cuidado de una mujer.

  • El 70% no recibe la cuota alimentaria en tiempo y forma; la mitad directamente no percibe nada.

La efeméride del 1 de diciembre dialoga directamente con esta discusión actual: sin cuidado, no hay desarrollo posible.

La investigadora de CONICET Sol Prieto explicó que esto reduce ingresos, aumenta la pobreza y obliga a las madres a empleos informales o flexibles, en detrimento de su autonomía económica. En ese contexto, en 2023 se presentó el Índice de Crianza, elaborado por INDEC y Unicef, que permite estimar el costo de los bienes, servicios y horas de cuidado necesarias por cada niña o niño. Para septiembre de 2025, la Canasta de Crianza osciló entre $436.138 y $548.636 mensuales, según la edad.

El sociólogo uruguayo Fernando Filgueira sostuvo que, así como Argentina sigue diariamente el riesgo país, debería también medir el valor económico del trabajo de cuidado. “Los niños y niñas son bienes públicos intertemporales”, afirmó, y advirtió que los cambios demográficos obligan a repensar cómo distribuir de manera equitativa el cuidado entre Estado, mercado y familias.

Para la investigadora Vanesa D’Alessandre, la crisis de ingresos y el deterioro de los servicios públicos “asfixian” a los hogares, que pierden capacidad de sostener a quienes dependen de ellos. Planteó que es necesario jerarquizar el cuidado, construir modelos de valorización y mirar experiencias locales —como las que se desarrollan en municipios de Santa Fe— para avanzar hacia políticas integrales.

Una agenda feminista que crece en América Latina

La economista Carolina Robino destacó que la economía del cuidado es un “eje estructurante de la desigualdad” y que varios países de la región ya avanzan en marcos normativos: Chile, Colombia, Brasil y la reciente Opinión Consultiva 31 de la Corte Interamericana.

“Es fruto de redes feministas, sociedad civil y producción académica”, señaló. Por su parte, Emilienne De León, de la Alianza Global por los Cuidados, advirtió que el sector privado aún está ausente del debate, aunque comienzan a surgir iniciativas como empresas cuidadoras impulsadas con Unicef.

Un debate urgente: reconocer el trabajo que sostiene todo lo demás

La efeméride del 1 de diciembre dialoga directamente con esta discusión actual: sin cuidado, no hay desarrollo posible. El trabajo doméstico y de crianza sostiene la economía y la vida cotidiana, pero aún no tiene el reconocimiento salarial, social ni institucional que merece.

Revalorizar a las amas de casa y reconocer la economía del cuidado supone avanzar hacia políticas que permitan redistribuir estas tareas, reducir desigualdades y garantizar derechos que, hasta hoy, recaen casi exclusivamente en las mujeres.

Con información de El Litoral y Ámbito.

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