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Juicio Cecilia Strzyzowski: el 26 de noviembre se conocerán las penas para los Sena

El juicio por el femicidio de Cecilia Strzyzowski concluyó con un veredicto unánime que podría derivar en prisión perpetua para César Sena y sus padres, Emerenciano Sena y Marcela Acuña. El próximo 26 de noviembre se conocerán las penas en el marco del juicio de cesura.
Imagen: Poder Judicial de la Provincia del Chaco

El Juicio Cecilia Strzyzowski llegó a su veredicto con una contundencia pocas veces vista en un caso sin cuerpo. El jurado popular demoró más de 24 horas en llegar a su decisión: César Sena, autor material del femicidio doblemente agravado por el vínculo y la violencia de género; Emerenciano Sena y Marcela Acuña, partícipes primarios del mismo delito. Es una definición jurídica crucial: la figura de partícipe primario —a diferencia del encubridor o del cómplice secundario— implica que sin su intervención el crimen no habría podido llevarse a cabo. El Código Penal establece que los partícipes primarios reciben la misma pena que el autor, lo que deja el camino despejado para que la jueza Dolly Fernández dicte prisión perpetua a los tres.

La jueza convocará a las partes para el juicio de cesura que será el 26 de noviembre a las 9 horas, en el cual se discutirán las penas formales. Se espera que los fiscales soliciten prisión perpetua para César Sena como autor y para Emerenciano y Marcela como partícipes primarios, tal como faculta el Código Penal en los casos de homicidio doblemente agravado.

La pena de prisión perpetua en Argentina establece un mínimo de 35 años efectivos antes de acceder a una revisión, y en los casos de femicidio, el estándar interpretativo de la Corte ha sido restrictivo respecto de futuros beneficios. Además, los Sena enfrentan causas paralelas por lavado de activos y defraudación al Estado, lo que podría extender sus años de reclusión si se suman nuevas condenas.

La defensa ya anticipó que presentará nulidades, apelaciones y planteos extraordinarios. Pero el veredicto del jurado —unánime y categórico— constituye una base difícil de revertir. El veredicto fue posible gracias a una combinación de prueba forense, tecnológica y testimonial que el jurado consideró abrumadora.

En los próximos días la jueza convocará a las partes para el juicio de cesura.

Pero más allá de la dimensión judicial, emerge una pregunta que sobrevuela toda la causa desde el primer día: ¿por qué la mataron? La fiscalía delineó un móvil que, aunque nunca confesado por los imputados, se volvió cada vez más verosímil con el avance de la investigación: Cecilia representaba un riesgo para la estructura de poder de la familia Sena. Su matrimonio con César estaba en crisis, ella ya no formaba parte del círculo de control económico y emocional que ejercían los padres de su pareja, y había comenzado a revelar secretos e inconsistencias vinculadas al uso de fondos públicos por parte de la familia. La hipótesis más firme es que su presencia y su voz eran percibidas como una amenaza para un sistema que se sostenía sobre silencios obligados.

Ese supuesto «riesgo» habría sido suficiente para que los Sena activaran un plan de eliminación y encubrimiento. No se trató —según la teoría fiscal avalada por el jurado— de un estallido emocional ni de un crimen pasional, sino de una decisión calculada, ejecutada con logística y seguida por un operativo destinado a borrar cualquier rastro del cuerpo. En este sentido, el Juicio Cecilia Strzyzowski es también un espejo oscuro que expone cómo la violencia de género puede combinarse con estructuras de poder, impunidad y corrupción para derivar en el peor desenlace.

La familia Sena fue declarada culpable por el jurado popular. 

Un precedente para los femicidios en Argentina

El Juicio Cecilia Strzyzowski deja una huella profunda en el sistema judicial. Demuestra que la ausencia del cuerpo no puede ser utilizada como escudo de impunidad. La validación de pruebas indirectas, científicas y circunstanciales sienta un precedente para casos complejos donde el femicidio se oculta mediante la destrucción total de la evidencia.

La jueza Dolly Fernández, en una reciente entrevista, advirtió sobre un punto clave: la falta de perspectiva de género en el Estado y en el sistema judicial. Destacó que muchas mujeres denuncian, no son escuchadas, y cuando el sistema falla, los desenlaces suelen ser fatales. La magistrada llamó a asumir responsabilidad institucional para prevenir nuevos femicidios.

La jueza Fernández apuntó contra la falta de la falta de perspectiva de género en el Estado y en el sistema judicial.

También remarcó que el juicio por el crimen de Cecilia se desarrolló en un contexto en el que los femicidios vienen en aumento en la provincia de Chaco. «Es un caso cuya repercusión excedió ampliamente el hecho en sí, que es el homicidio. Lamentablemente, este tipo de delitos se están volviendo cada vez más frecuentes», señaló.

De esta manera, el juicio Cecilia Strzyzowski cierra una etapa judicial, pero deja abiertas preguntas que exceden al expediente. El veredicto marca un precedente y expone la necesidad urgente de un Estado que responda a tiempo frente a la violencia de género. Mientras la jueza avance hacia la definición de las penas y las defensas preparen sus apelaciones, la sociedad vuelve a quedar frente a una evidencia incómoda: sin cambios estructurales, nuevos casos podrán repetirse.

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