El juicio por el femicidio de Cecilia Strzyzowski, que se desarrolla en Resistencia, sigue revelando detalles estremecedores sobre la relación entre la víctima y su pareja, César Sena, hijo del matrimonio conformado por Emerenciano Sena y Marcela Acuña.
Durante las últimas jornadas declararon peritos informáticos y efectivos de Cibercrimen de la Policía del Chaco, quienes expusieron los mensajes de WhatsApp entre Cecilia y César, así como las búsquedas en Google realizadas por ambos días antes y después del crimen.
La ingeniera en sistemas Carolina Pasarelo, perita del caso, presentó ante el tribunal los mensajes que Cecilia le envió a Sena luego de una violenta discusión. «Quiero volver a no tener miedo a estar a solas con vos», le escribió la joven, reflejando el temor que sentía tras ser agredida físicamente. Según la reconstrucción, durante una pelea dentro de una camioneta, Sena la tomó del cuello y la redujo con una maniobra conocida como «guillotina» para impedir que descendiera del vehículo.
La respuesta del acusado dejó en evidencia un patrón de manipulación y reconocimiento de su propia violencia: «Quisiera prometerte que no ocurrirá otra vez, pero miento tanto que mi palabra no vale», escribió. En otros tramos del chat, Cecilia expresó su angustia y el impacto psicológico que sufría: «Esto puede ser algo de una sola vez y que no vuelva a pasar, o puede ser el inicio de un ciclo de abuso», advirtió. También mencionó que pensaba aprender defensa personal para no volver a sentirse indefensa.
Un casamiento, un divorcio y una firma bajo sospecha
Otro punto analizado fue la corta duración del matrimonio. Cecilia y César se casaron el 16 de septiembre de 2022, pero al día siguiente él le pidió el divorcio alegando «problemas legales y de herencia» con sus padres. «Amor, me tendrías que haber dicho esto antes de casarnos», fue la reacción de Cecilia, sorprendida por la decisión.
Semanas más tarde, la familia Sena habría presionado para firmar un acta de separación, y la pericia caligráfica determinó que la firma de Cecilia en el documento de divorcio no coincide con la suya, por lo que la fiscalía investiga una posible falsificación.
El testimonio del sargento Osvaldo Juan Cruz, de la División de Cibercrimen, agregó un componente estremecedor al caso. Mientras Cecilia buscaba información sobre chocolaterías en Buenos Aires y tips para viajar en avión, César Sena realizaba consultas sobre cómo luxar un brazo o romper una muñeca.
Su última búsqueda fue registrada a las 10:07 del 2 de junio de 2023, menos de una hora después de haber ingresado a la casa de los Sena, donde fue vista por última vez con vida. Tras el femicidio, el historial digital del acusado mostró un giro aún más siniestro: buscó qué pasa con las almas de las personas que mueren violentamente y si los asesinos sienten remordimiento.
El rastro digital y el Campo Rossi
Otro peritaje determinó que los celulares de Cecilia y César se desplazaron juntos hacia el Campo Rossi, donde luego se encontraron restos óseos calcinados. El análisis del entrecruzamiento de antenas confirmó que fue el acusado quien llevó el teléfono de la víctima hasta el lugar, intentando simular que ella seguía con vida.
En paralelo, testigos y amigos de Cecilia contaron que la joven había relatado episodios de violencia, infidelidades y control constante por parte de su pareja.
Mientras tanto, Emerenciano Sena, acusado de ser partícipe necesario del femicidio, presentó un nuevo pedido de prisión domiciliaria alegando problemas de salud. En su solicitud a la jueza Dolly Fernández, mencionó dolencias renales, hipertensión y estrés emocional.
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La magistrada deberá resolver si el imputado puede continuar el proceso desde su casa o si permanecerá detenido en el penal donde se encuentra desde junio de 2023. A medida que el juicio avanza, los testimonios y pruebas digitales refuerzan la hipótesis de un vínculo atravesado por la violencia, el control y la manipulación, donde Cecilia Strzyzowski intentaba buscar salidas mientras era cada vez más aislada del entorno.
Su historia, hoy expuesta ante el tribunal popular, vuelve a mostrar las tramas de poder y silencio que rodearon a la familia Sena y las consecuencias extremas de una violencia de género que pudo haberse evitado.
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