La industria argentina atraviesa un escenario de recesión profunda. Según el último informe de la Asociación de Industriales Metalúrgicos de la República Argentina (ADIMRA), la actividad cayó 5,2% interanual en septiembre y 1,1% respecto a agosto, acumulando apenas 0,7% de crecimiento en lo que va del año.
En términos de utilización de la capacidad instalada, la situación es todavía más alarmante: el indicador se desplomó y se ubica cerca del 40%, uno de los niveles más bajos desde junio de 2020. Esto significa que la metalurgia argentina produce hoy 18% menos que en sus niveles más altos recientes y 30% por debajo de sus picos históricos.
“Necesitamos que la producción argentina se vuelva a tener en cuenta, porque si no afectará los niveles de empleo”, alertó el presidente de ADIMRA, Elio Del Re, al reclamar medidas urgentes ante la paralización del sector.
La industria en recesión: ¿cuáles son los rubros más afectados?
El informe detalla una contracción generalizada en casi todos los segmentos metalúrgicos. Los rubros más golpeados fueron Autopartes (-10,8%), Fundición (-9,7%), Bienes de Capital (-3,1%) y Equipos Eléctricos (-9,3%). Incluso la Maquinaria Agrícola (-4,8%), que había liderado el crecimiento durante los primeros meses del año, se sumó a la tendencia negativa.
El único sector que logró mantenerse en terreno positivo fue Carrocerías y Remolques (+5,4%), aunque su aporte es insuficiente para revertir la caída general. “La industria nacional atraviesa niveles productivos muy bajos, en niveles casi idénticos a un año muy malo como fue 2024”, reconoció Del Re, quien calificó el panorama como una verdadera “parálisis de la actividad”.
¿Qué pasa en las provincias industriales?
El derrumbe productivo también tiene impacto territorial. El estudio de ADIMRA revela que todas las provincias registraron caídas interanuales en septiembre.
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Buenos Aires (-6,2%) encabeza las pérdidas, sin señales de estabilización.
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Córdoba (-6,2%), Mendoza (-5,1%) y Entre Ríos (-3,2%) revirtieron los modestos avances del primer semestre.
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Santa Fe, tras ocho meses consecutivos de crecimiento, volvió a terreno negativo con una baja de 3,5%.
El empleo industrial también se resiente: cayó 3,2% interanual y 0,3% respecto a agosto. Pese a ello, muchas pymes aún evitan despidos masivos, intentando resistir en un contexto adverso.

¿Por qué la apertura de importaciones agrava la crisis de la industria?
El informe expone un fenómeno que golpea con fuerza: la avalancha de importaciones. En agosto, las compras de productos metalúrgicos del exterior sumaron 2.281 millones de dólares, lo que representa un aumento interanual de 28,4% en dólares y 55,4% en toneladas.
Mientras tanto, las exportaciones apenas alcanzaron 445 millones de dólares, con una caída del 6,2% interanual. En el tercer trimestre de 2025, las importaciones de bienes de capital productivo escalaron hasta u$s 3.483 millones, un salto del 77,2% interanual, principalmente provenientes de China y Brasil.
Esta apertura indiscriminada deja en evidencia una contradicción del modelo libertario: mientras se promueve la “competitividad”, se asfixia a la industria local con productos extranjeros que compiten en condiciones desiguales.
¿Qué proyectan las empresas para los próximos meses?
Las expectativas empresarias confirman el pesimismo: el 77,5% de las compañías prevé que su nivel de producción se mantendrá igual o disminuirá, y el 90,2% no proyecta aumentar su dotación de personal.
Con una economía que no muestra signos de reactivación, los industriales temen que el impacto sobre el empleo y la cadena de proveedores se vuelva irreversible. “El país necesita más industria para consolidar un crecimiento sostenido con todos los sectores trabajando en conjunto”, insistió Del Re.
Un modelo económico sin lugar para la producción
La crisis metalúrgica es una expresión concreta del modelo de apertura y ajuste fiscal impulsado por el gobierno de Javier Milei. Mientras el Ejecutivo celebra la baja del gasto público y el superávit comercial, las pymes industriales enfrentan caída de ventas, suba de costos, y una competencia externa que amenaza su supervivencia.
En un contexto donde el 40% de la capacidad industrial está ociosa, la Argentina productiva parece apagarse a paso firme, con fábricas paradas, menos empleo y una economía que se achica.
Con información de Página 12 y Del Sur.
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