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La recesión golpea fuerte: Diarco cerró nueve sucursales y más de 200 empleados quedaron en la calle

La cadena argentina Diarco cerró nueve locales desde la llegada de Milei al poder, afectada por la caída del consumo y los altos costos. Más de 200 trabajadores quedaron sin empleo y se multiplican los cierres de supermercados en todo el país.
Diarco

La crisis económica sigue dejando huellas profundas en el empleo. La cadena de autoservicios Diarco, una de las más grandes del país, cerró nueve locales en los últimos meses entre mayoristas y minoristas, en distintas provincias. Las persianas bajas se repiten en todo el país, con una misma explicación: la caída del consumo, el aumento de los costos y una recesión que no da tregua.

Desde que asumió el presidente Javier Milei, la empresa —propiedad de Ricardo Goldfard, empresario con presencia en más de 15 provincias— inició un proceso de fuerte ajuste. Solo en el último año, más de 200 trabajadores quedaron sin empleo, en un contexto donde cada cierre se traduce en familias enteras sin ingresos y ciudades que pierden actividad comercial.

De la esperanza al derrumbe

Goldfard había mostrado simpatía por las políticas del actual gobierno. En 2024 llegó a decir que por primera vez veía a alguien “haciendo lo que tenía que hacer Macri al principio”. Pero esa expectativa se diluyó rápido: “Las ventas van para el tujes”, reconoció en privado meses después.

Las estadísticas lo confirman. El desplome del poder adquisitivo, la suba de alquileres y tarifas, y la presión impositiva empujaron a la empresa a cerrar locales emblemáticos, incluso algunos inaugurados hace menos de dos años.

Cierres y despidos en todo el país

La cadena comenzó a reducir su presencia en el Conurbano bonaerense en 2024, cuando cerró los locales de Berazategui y Remedios de Escalada (Lanús), dejando a 25 trabajadores sin empleo. Ese mismo año, Bolívar perdió su sucursal mayorista en la ruta 226, apenas ocho meses después de su apertura.

En el Litoral, la situación fue igual de grave: Goya y Corrientes capital se quedaron sin sus locales en menos de tres meses, con casi 80 empleados despedidos. En el NEA, Sáenz Peña (Chaco) también sufrió el cierre tras ocho años de actividad: “El panorama era desolador, muchos trabajadores lloraban al enterarse que se quedaban sin trabajo”, recordó el secretario general del Centro de Empleados de Comercio local, Hugo Aguado.

En Entre Ríos, Concordia perdió dos sucursales —una mayorista y otra minorista— a fines de 2024, justo antes de las fiestas. Treinta y ocho trabajadores fueron despedidos. La ola de cierres continuó este año: la emblemática esquina de Corrientes y Riobamba, en pleno barrio porteño de Balvanera, bajó sus persianas hace apenas unas semanas.

La cadena de autoservicios Diarco, una de las más grandes del país, cerró nueve locales en los últimos meses entre mayoristas y minoristas, en distintas provincias.

Un síntoma de algo más profundo

El caso de Diarco no es aislado. Detrás de cada cierre hay una caída del consumo minorista superior al 20% interanual, según datos del sector, y un contexto inflacionario que licúa los salarios y frena la demanda. Los supermercados, grandes y pequeños, enfrentan un mismo dilema: bajan las ventas, suben los costos, y las cuentas ya no cierran.

Desde el Sindicato de Empleados de Comercio advirtieron que la situación laboral es crítica y que los despidos en el sector podrían multiplicarse antes de fin de año si no hay medidas de alivio. “Cada vez que se cierra un local no sólo se pierde un trabajo, se pierde movimiento económico en toda la zona”, alertan.

Los trabajadores, en el centro de la tormenta

En cada ciudad, las historias se repiten: empleados que llegan a su lugar de trabajo y encuentran las puertas cerradas, indemnizaciones que se esfuman rápido, y la incertidumbre de no saber qué sigue. “Nos dijeron que no había ventas y que el negocio no era sostenible. Algunos compañeros no tienen nada para emprender de nuevo”, relató uno de los trabajadores despedidos en Chaco.

Mientras los empresarios recalculan sus estrategias y el Gobierno insiste con la “racionalización del gasto”, los trabajadores del comercio son quienes más sienten el ajuste. El cierre de Diarco se convirtió en un símbolo de un tiempo de recesión, desánimo y pérdida de empleos en todo el país.

Con información de BAE Negocios.

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