El gobierno nacional planea elevar un 71,6% el impuesto a los combustibles líquidos en 2026, según un análisis de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y el Conicet sobre el proyecto de Ley de Presupuesto 2026. El incremento representaría unos 3,2 billones de pesos adicionales, equivalentes al 0,25% del Producto Bruto Interno, que saldrán directamente del bolsillo de los consumidores.
El informe forma parte del Reporte de Tarifas y Servicios, elaborado mensualmente por los investigadores, y detalla los principales cambios tributarios y energéticos previstos por la administración de Javier Milei.
De la pausa electoral al ajuste post elecciones
Durante octubre, mes clave por las elecciones legislativas del 26, el Gobierno decidió no aplicar nuevas subas en los surtidores. No obstante, entre diciembre de 2023 y septiembre de 2025, los combustibles ya acumularon incrementos de entre 180% y 210%, en buena medida explicados por la actualización del impuesto a los combustibles.
La decisión de mantener congeladas las naftas en octubre no es nueva: en 16 oportunidades, desde 2024 hasta la fecha, el Ejecutivo postergó la actualización del tributo para evitar un impacto inflacionario. Sin embargo, el Presupuesto 2026 dejaría poco margen para seguir dilatando los aumentos.

Un impuesto que financia obras hoy paralizadas
Los recursos recaudados por este impuesto tienen destino específico: el Fondo Hídrico y la Dirección Nacional de Vialidad. Ambos organismos financian obras de infraestructura y saneamiento, muchas de las cuales fueron paralizadas durante la actual gestión bajo el argumento del “plan de obra pública cero”.
Uno de los casos emblemáticos es la ampliación de la planta de agua potable de Santa Fe, que quedó sin financiamiento tras la disolución del Ente Nacional de Obras Hídricas de Saneamiento (Enohsa). También se vieron afectadas las reparaciones de rutas nacionales, que dependen de los mismos fondos.
El primer presupuesto propio de Milei
De aprobarse, el Presupuesto 2026 será el primero diseñado íntegramente por el gobierno de Javier Milei, quien hasta ahora prefirió gobernar sin ley de presupuesto, utilizando prórrogas del ejercicio anterior. El informe de la UBA y el Conicet subraya que la inclusión del aumento del 71,6% en el impuesto a los combustibles vincula directamente la política tributaria con los subsidios energéticos, y podría significar un ajuste adicional para los usuarios en un contexto de caída del consumo y retroceso de las ventas de nafta y gasoil.
“En materia tributaria, se prevé un fuerte aumento del impuesto a los combustibles, con un crecimiento estimado del 71,6% respecto de 2025… Este incremento aportaría $3,2 billones adicionales de recaudación, equivalente a 0,23% del PBI”, advierte el reporte.
El aumento proyectado por el Ejecutivo refleja el cambio de prioridades del gobierno libertario: mientras mantiene congelada la inversión pública, apuesta a reforzar la recaudación vía impuestos al consumo, una medida que golpeará de lleno al bolsillo de los usuarios y al costo logístico de toda la economía.
Con información de El Litoral.
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