La crisis económica comenzó a sentirse con fuerza en los mercados del norte argentino. Según un informe de la Dirección de Usuarios y Consumidores de la Defensoría del Pueblo de Formosa, las ventas de alimentos frescos —como frutas, verduras y lácteos— se derrumbaron hasta un 40% respecto del año pasado.
El defensor del Pueblo de Formosa, José Leonardo Gialluca, advirtió que la pérdida del poder adquisitivo y el cambio en los hábitos de consumo configuran “un escenario alarmante” para productores y comerciantes. “Por primera vez, el Presidente Javier Milei reconoció que se desaceleró fuertemente la actividad económica y que el país atraviesa una crisis de confianza. La situación está complicadísima”, expresó.
En Salta, el presidente del mercado Cofruthos, Juan Russo, confirmó que las ventas cayeron entre un 30% y 40% en los últimos meses. “La gente está priorizando lo básico: fideos, arroz, aceite y harina”, explicó, y señaló que aumentaron las solicitudes de ayuda por parte de comedores y merenderos, lo cual refleja el deterioro social en las zonas más vulnerables.
SE DERRUMBAN HASTA UN 40% LAS VENTAS DE ALIMENTOS FRESCOS POR LA PÉRDIDA DEL PODER ADQUISITIVO EN EL NORTE ARGENTINO
Desde la -Dirección de Usuarios y Consumidores- de la Defensoría del Pueblo de la Provincia de Formosa, se denunció que, la caída del consumo golpea…….. pic.twitter.com/hpWOMNd94W
— Defensoria (@defensoriafsa) October 3, 2025
El panorama es aún más crítico en Tucumán, donde el ex presidente de Mercofrut, Juan Carlos Medina, aseguró que la caída ronda el 50%. “No falta producción ni variedad, faltan compradores”, subrayó. El mercado tucumano abastece también a Catamarca, Santiago del Estero y Salta, por lo que el impacto se extiende a toda la región.
En Chaco, un informe de una consultora privada reveló que las ventas en supermercados retrocedieron un 18% en lo que va del año. Los rubros más afectados son almacén, limpieza, lácteos y verdulería, aunque hubo leves aumentos en carnes y alimentos preparados.
En Formosa, los supermercadistas aseguran que los consumidores compran solo lo estrictamente necesario. “La gente viene tres o cuatro veces por semana, pero lleva lo justo”, describieron, y agregaron que el 60% de las compras se realizan con tarjeta de crédito, lo que muestra una creciente dependencia del financiamiento.

A pesar de las promociones y sorteos, los comerciantes no logran revertir la tendencia: las ventas de alimentos se concentran en los días posteriores al cobro de salarios y caen abruptamente el resto del mes. El consumo de productos frescos como yogures, quesos y frutas se desplomó hasta un 14% en algunos casos.
La situación expone una fractura profunda entre la oferta y la demanda. Mientras los mercados mantienen su capacidad de abastecimiento, las familias del norte argentino ajustan sus hábitos de consumo y priorizan llenar el changuito con lo indispensable. La crisis ya no solo se mide en cifras: se refleja en cada mesa y en cada compra incompleta del mes.
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