El mercado de combustibles mostró en julio un comportamiento dispar que reaviva el debate sobre su relación con el nivel de actividad económica. Según datos de una consultora privada, las ventas al público de naftas y gasoil totalizaron 1,44 millones de metros cúbicos en todo el país, con una caída interanual del 1,2%.
El análisis revela un dato inquietante: el retroceso se concentra en el gasoil, un insumo clave para el transporte de carga y las actividades productivas. Sus ventas se contrajeron 5,1% interanual en julio, con un fuerte descenso en el segmento común (-12,2%), apenas compensado por un crecimiento del 9% en el premium. En contraste, las naftas avanzaron 2,2%, impulsadas por la categoría premium (+12,5%), mientras que la súper cedió levemente (-1,1%).
La diferencia no es menor: mientras la demanda de nafta suele estar más vinculada al consumo de los hogares, el gasoil es termómetro de la producción y la logística.

Panorama federal
En total fueron 14 las jurisdicciones con descensos interanuales, con los casos más críticos en la Ciudad de Buenos Aires, La Rioja y Tucumán, todos con caídas de dos dígitos. Entre enero y julio, las ventas totales alcanzaron los 9,8 millones de metros cúbicos, apenas un 0,7% más que en el mismo período de 2024. El desagregado confirma la tendencia: naftas en alza (+3,8%) y gasoil en baja (-3,1%).
La comparación histórica muestra un panorama ambiguo: frente a los picos recientes, el mercado sigue por debajo de los niveles de 2023 y 2022 (-8,1% y -6,1% respectivamente), aunque todavía supera con amplitud los de 2021, 2020 y 2019.
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