El arzobispo de Buenos Aires, Jorge García Cuerva, volvió a alzar la voz con un discurso firme en defensa de los sectores más golpeados por la crisis social y económica del país. Lo hizo este 7 de agosto durante la tradicional misa por San Cayetano, patrono del pan y del trabajo, en el santuario de Liniers.
“Nos desentendemos de los que revuelven los tachos de basura buscando algo para comer, y no lo hacen porque les gusta”, afirmó, en clara alusión a la decisión del gobierno porteño de multar a quienes buscan comida entre los residuos. Sin rodeos, el arzobispo cuestionó estas políticas y apeló a la compasión: “Todos somos custodios de la vida de los más pobres, de los más débiles”.
Críticas al gobierno y reclamo de trabajo digno
Durante la celebración religiosa, García Cuerva pidió “recapacitar” para salir “del chiquero de las descalificaciones y del odio” y dirigió una fuerte advertencia a la dirigencia política: “Los gobernantes deben dar a todos la posibilidad de ganar el pan, porque esta ganancia le da dignidad”.
Se refirió especialmente a la situación de miles de familias argentinas que “viven al día” y a los jóvenes que pierden la esperanza por falta de empleo. En ese sentido, remarcó que el trabajo es un gran organizador social y que la Iglesia acompaña todas las formas de trabajo: desde el empleo formal hasta las changas, el reciclado y la economía popular.
Diálogo, reconciliación y el valor del perdón
Otro de los ejes de su mensaje fue la necesidad de reencontrarse como sociedad. Citando al papa Juan Pablo II, García Cuerva sostuvo: “No hay paz sin justicia, y no hay justicia sin perdón”.

El arzobispo pidió “salir de la lógica de buscar culpables” y propuso, en cambio, “sentarnos a una misma mesa para pensar juntos, para generar consensos, para llorar nuestros fracasos y hacer fiesta con los logros”.
También habló del valor del diálogo familiar, incluso en temas sensibles como política o fútbol, sin que eso rompa los vínculos ni el cariño entre hermanos.
Una Argentina sin indiferencia
La homilía también fue una invitación a “desterrar la cultura de la indiferencia” y a construir “una casa común donde nos duela profundamente lo que sufren los desocupados, los marginados, los excluidos”.
Reafirmó que la baja de la inflación, aunque celebrada, no puede ser el único objetivo. “Le pedimos a San Cayetano que también nos ayude a bajar la agresión, el individualismo y la crueldad”, expresó.
Al finalizar su mensaje, García Cuerva citó al papa León XIV para remarcar que la vida no se trata de acumular bienes, sino de compartir. “Necesitamos alzar los ojos, mirar a lo alto y crecer en compasión, humildad, perdón y paz”. Concluyó pidiendo a los fieles repetir tres veces, al unísono: “Con San Cayetano, todos hermanos”.
Con información de Página 12.
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