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Si Milei dice que los salarios suben, ¿por qué los gremios amenazan con paro nacional?

El gobierno festeja mejoras salariales mientras crecen los conflictos en Hospitales, ATE, UTA y ahora la UOM.
paro

El presidente Javier Milei y su equipo económico celebran los datos salariales como un triunfo de su gestión, pero la realidad en las calles cuenta otra historia. Mientras el ministro Luis Caputo asegura que «el salario real privado registrado está en el máximo nivel desde agosto de 2018» y el jefe de Gabinete Guillermo Francos habla de incrementos «por encima de la inflación«, los principales gremios del país se preparan para una ola de conflictos laborales sin precedentes.

La Asociación Trabajadores del Estado (ATE), la Unión Tranviarios Automotor (UTA), trabajadores de hospitales públicos y ahora la poderosa Unión Obrera Metalúrgica (UOM) confluyen en un diagnóstico opuesto al oficial: los salarios están perdiendo poder adquisitivo y los trabajadores atraviesan una crisis económica profunda.

Los números oficiales bajo la lupa

La discrepancia entre el discurso gubernamental y la conflictividad social tiene una explicación técnica que desarma la narrativa oficial. Según un informe del Programa de Capacitación y Estudios sobre Trabajo y Desarrollo (CETyD) de la Universidad Nacional de San Martín, los trabajadores no están cobrando más por aumentos salariales sustanciales, sino porque están trabajando más horas extras.

«Se produjo un marcado desacople entre los salarios negociados en paritarias y los salarios efectivamente cobrados«, explica el estudio. Mientras los salarios pactados se mantuvieron estables entre septiembre de 2024 y febrero de 2025, los ingresos efectivos crecieron 9% en el mismo período debido a un aumento del 5% en las horas trabajadas por cada empleado.

Luis Campos, coordinador del Observatorio del Derecho Social de la CTA Autónoma, lo resumió con precisión: «Llamar aumento salarial a que te paguen más por trabajar más es cuanto menos engañoso. Si nuestro ingreso depende de hacer horas extras, estamos mal. El empleador las puede recortar en cualquier momento«.

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Los salarios reales están perdiendo contra la inflación, pero el aumento de horas extras impacta en los índices.

La realidad detrás de los promedios

Los datos del INDEC revelan una situación más compleja que la que presenta el gobierno. En marzo de 2025, los salarios registrados aumentaron 2,5% mensual pero perdieron frente a la inflación del 3,7%. Desde que Milei asumió en noviembre de 2023, los salarios acumulan una caída real del 6%, ampliando el deterioro que ya marcaba 5% en febrero.

El sector público es el más golpeado: entre noviembre de 2023 y marzo de 2025 perdió un 15,1% de poder adquisitivo real, mientras que los privados registrados cedieron un 0,9%. Esta diferencia explica por qué ATE y los trabajadores hospitalarios están en pie de guerra, pero no exime al sector privado de la crisis salarial.

Sumado a esto, la mayoría de los trabajadores percibe ingresos que están por debajo de la canasta básica, lo mínimo para cubrir sus necesidades esenciales. Todo esto en un contexto donde el gobierno esta congelado paritarias para imponer aumentos de salariales inferiores a la inflación.

UOM: el termómetro de la conflictividad

El caso de la Unión Obrera Metalúrgica ilustra perfectamente la tensión entre los números oficiales y la realidad laboral. El gremio se encuentra al filo de un paro general tras una conciliación obligatoria que vence el próximo miércoles 4 de junio. Su último acuerdo, alcanzado en noviembre de 2024, incluyó incrementos dentro del marco de la pauta salarial oficial del 1%, mientras la inflación mensual rondaba el 3%.

La UOM ya tiene resuelto un plan de lucha escalonado: paro de 24 horas inmediato si no recibe propuestas satisfactorias, seguido de paros de 48 y 72 horas en las semanas subsiguientes. «La parte sindical ratifica todos los reclamos y recuerda que la UOM cuenta con mandato expreso para adoptar medidas de acción directa«, advirtieron por escrito a las cámaras empresariales.

El cepo salarial gubernamental

Paradójicamente, mientras Milei prometió «paritarias libres» durante su campaña, su gobierno desplegó una estrategia de contención salarial que incluye la negativa a homologar acuerdos. El caso más emblemático fue el rechazo a la paritaria de Comercio, uno de los sindicatos más grandes del país.

Fuentes oficiales justificaron la medida como necesaria para «cuidar el empleo y no obligar a las pymes a pagar salarios que no pueden afrontar«, pero la decisión generó un precedente que endureció las relaciones laborales en todos los sectores.

La presión que desborda

La conflictividad salarial está desbordando tanto al gobierno como a algunas conducciones sindicales moderadas. Además de la UOM, se registran tensiones en UTA, Alimentación, el Hospital Garrahan y un número creciente de sectores. Esta presión desde las bases explica por qué gremios tradicionalmente dialoguistas están adoptando posturas más confrontativas.

La paradoja salarial del gobierno de Milei se resume en una ecuación simple: mientras los funcionarios celebran promedios inflados por horas extras y sectores específicos, la mayoría de los trabajadores enfrenta una pérdida real de ingresos que los empuja hacia la protesta social. La UOM, con su amenaza de paro nacional, podría convertirse en el catalizador de una conflictividad laboral que ponga a prueba la estabilidad política del gobierno libertario.

El interrogante ya no es si los salarios suben o bajan según las estadísticas, sino cuánto tiempo más podrá sostenerse esta brecha entre el discurso oficial y la realidad de los trabajadores argentinos.

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