Hoy es el Día Mundial de la Salud, una fecha que sirve para reflexionar acerca de su importancia y el beneficio que presenta al bienestar de la población general. Sin embargo, desde la llegada de Javier Milei al poder en diciembre del 2023, este sector sufrió recorte tras recorte de motosierra, generando preocupación por la salud de todos en el país. Entre decisiones conflictivas, despidos masivos y gestiones poco productivas, el Gobierno Nacional está haciendo todo menos defender la salud.
El ajuste presupuestario
Según el análisis de ejecución presupuestaria de la Administración Pública Nacional que realiza el CEPA (Centro de Economía Política Argentina) hubo una caída alarmante en la ejecución real del presupuesto del gobierno nacional, en comparación con el mismo período de 2023. La reducción del gasto público en áreas sensibles como la salud fue de un impresionante -32%, lo que se tradujo en una disminución significativa de recursos para programas sanitarios.
Entre los recortes más grandes están el de la Superintendencia de Servicios de Salud, que vio una disminución del 69% en su presupuesto. Además, antes de ser cerrado oficialmente, el Instituto Nacional del Cáncer (INC) sufrió un recorte del 60% por un año. No solo se afectó el financiamiento de estas instituciones sino que además se suspendieron programas clave de salud pública, como los dirigidos a la prevención de enfermedades transmisibles y la atención a enfermedades crónicas, que vieron reducciones de hasta 96%.
El desmantelamiento de servicios clave
En febrero, varias fuentes habían advertido acerca del desmantelamiento del Programa Nacional de Cuidados Paliativos del Instituto Nacional del Cáncer. Este programa brindaba, entre otras cosas, la provisión de opioides como la morfina y la metadona a pacientes con dolor severo por cáncer, lo cual es vital para mejorar la calidad de vida de quienes atraviesan esta enfermedad. En marzo, el Gobierno de Javier Milei directamente eliminó el Instituto Nacional del Cáncer.
Los especialistas advirtieron que este cambio refleja el debilitamiento de las políticas oncológicas y manifestaron preocupación por la posibilidad de que esto afecte la provisión de medicamentos oncológicos y el acceso a tratamientos. “La misión del Instituto Nacional del Cáncer es transversal a la oncología pediátrica y la oncología de adultos. Tiene mucha intervención en campañas de prevención”, indicó la médica oncóloga clínica Carolina Reinhardt.
La paralización de programas de salud fundamentales
A medida que avanzó el tiempo, se hizo evidente que el recorte no solo afectó a los hospitales nacionales y a los programas de prevención, sino que también paralizó iniciativas clave en áreas como el tratamiento de enfermedades transmisibles y crónicas. Entre los programas más afectados se encuentran el de respuesta al VIH, las hepatitis virales, y la tuberculosis, que vieron una reducción de hasta el 73% en su presupuesto.
Estas decisiones son las que tienen consecuencias más graves a largo plazo, ya que el VIH, la hepatitis y la tuberculosis son enfermedades de gran prevalencia en Argentina y su tratamiento es esencial para frenar su propagación. Además, la atención sanitaria en el territorio, uno de los pilares del sistema de salud pública, sufrió una reducción del 96%. Esto hace que las zonas rurales y periféricas ya no tengan acceso adecuado a servicios de salud.
La salida de Argentina de la OMS
En febrero, Milei anunció que Argentina se retiraría de la Organización Mundial de la Salud (OMS), citando «profundas diferencias respecto a la gestión sanitaria» durante la pandemia de Covid-19. Por supuesto que los expertos salieron a agarrarse la cabeza. Muchos advirtieron que salir de la OMS iba a dejar a la Argentina fuera de los esfuerzos internacionales ante emergencias sanitarias, como futuras pandemias.
El exministro de Salud, Adolfo Rubinstein, y otros profesionales del área de la salud, señalaron que esta medida no solo carecía de fundamento, mostraba un gran desconocimiento de los beneficios que la OMS aporta al sistema sanitario de los países miembros. La OMS facilita la cooperación internacional en la lucha contra pandemias, establece estándares para el control de enfermedades y coordina la distribución de recursos en situaciones de emergencia sanitaria global.
Despidos masivos en el Ministerio de Salud
A la par que la motosierra recortaba el presupuesto, la otra mano de Milei despedía masivamente a personal técnico y especializado en diversas áreas del Ministerio de Salud. Entre los más afectados se encuentran las Direcciones de Control de Enfermedades Inmunoprevenibles y la Dirección de Respuesta al VIH, ITS, Hepatitis virales y Tuberculosis. En total más del 30% del personal fue despedido, incluyendo profesionales con años de experiencia en el manejo de enfermedades transmisibles.
La ausencia de profesionales no es sólamente un problema inmediato para cuando alguien tiene una emergencia. Cuanto menos galenos hay, se reduce la capacidad del sistema de salud para detectar, prevenir y tratar enfermedades. El desorden burocrático producto de estos recortes, la desorganización y la falta de personal puede traer graves consecuencias en la vigilancia epidemiológica y el control de brotes, así como en la accesibilidad a tratamientos de enfermedades graves.
Cierre del Hospital Nacional de Salud Mental y Adicciones
Además de las enfermedades físicas y palpables, la salud mental también sufrió el ataque de Javier Milei. Tras intervenirlo, el Gobierno Nacional amenaza con el cierre del Hospital Nacional de Salud Mental y Adicciones Laura Bonaparte. Este hospital es una institución clave para la atención de pacientes con trastornos mentales y adicciones.
El psicólogo Alejandro Sapere, de 62 años, trabaja desde hace más de tres décadas en este hospital. Sapere denuncia que, en los hechos, el Gobierno de Milei ahoga cada día un poco más al hospital y busca empeorar la atención que brinda para que sea más fácil cerrarlo. Desde los despidos del 15 de enero, usuarios y trabajadores del hospital Bonaparte tienen asambleas y reuniones para decidir el rumbo que le quieren dar a su lucha para que el hospital no cierre.
El Día Mundial de la Salud sirve para recordar
Sapere cuenta que la mayoría de pacientes del Bonaparte «son personas que han sido expulsadas del sistema», que no tienen un techo en el que pasar la noche ni comida para alimentarse. «¿Sabés cómo está tu psiquis si no tenés dinero para pagarte una habitación ni para comprar alimentos? Te empezás a quedar en un pantano, te vas hundiendo más y se te hace muy difícil la salida», detalla este psicólogo.
Esto es un ejemplo de cómo los recortes en salud pública se traducen en un deterioro de los servicios y en un aumento de la exclusión social y la pobreza sanitaria. Los sectores más vulnerables, especialmente en las provincias y las comunidades más empobrecidas, son los más afectados. La desigualdad en el acceso a la salud se profundiza con cada recorte.
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