Este lunes vence el plazo para el congelamiento de los salarios de los senadores y con esto se reaviva la discusión que hace rato viene marcando las contradicciones e hipocresía de La Libertad Avanza (LLA). El partido de Milei se posicionó como defensor de la austeridad y enemigo de la “casta” pero se tropieza sobre su propio relato al ignorar y dejar pasar el tema de los altos salarios de los senadores. Además, aumenta el problema en otro tema peliagudo: la tensión entre el Presidente y su Vice, Victoria Villarruel.
Adorni y la justificación del privilegio
Cuando en una nueva entrevista, el periodista oficialista Jonatan Viale, preguntó qué iba a pasar con la suba a las dietas de los senadores, Manuel Adorni, el Vocero Presidencial, respondió muy jocoso que: «en realidad, a la gente no le molesta los 9.000.000 que gana un senador. Lo que molesta es que sean unos impresentables». Lo último lo dijo refiriéndose a los senadores que él no considera como propios, suponemos, o sería una confesión de parte.
Por supuesto que el Gobierno Nacional no comparte esta visión con el resto de los aumentos correspondientes a otros sectores. Mientras avalan un salario millonario para legisladores, Milei y su gabinete aplicaron un ajuste brutal sobre trabajadores y jubilados, y se negaron rotundamente a pagar aumentos que compensen la inflación.
Por ejemplo, el aumento de la jubilación mínima de abril es de $355.820, menos del 30% de la canasta básica para la tercera edad. Asimismo, la paritaria docente fue directamente eliminada por decreto, fijando un salario mínimo de $500.000, muy por debajo de la línea de pobreza.

Villarruel y la interna libertaria
Así mismo, el congelamiento de los salarios senatoriales que firmó Victoria Villarruel a inicios de 2025, vence hoy. Sin embargo, esta vez la vicepresidenta optó por no intervenir directamente, trasladando la decisión a los senadores. «Cualquier decisión debe pasar por una votación en el recinto», aseguran desde su entorno.
Como es costumbre, la mayor defensora de Milei y más dura crítica de la Vicepresidenta, la Diputada Lilia Lemoine, salió a criticarla. «No me sorprende que deje que se aumente el sueldo de los senadores. Ella necesita tenerlos contentos», señaló, acusando a Villarruel de manejarse con la misma lógica de la «casta» que Milei tanto dice combatir. Según la diputada, la vicepresidenta busca construir su propio espacio dentro del Senado, acumulando poder a expensas de LLA.
Desde antes de comenzar su cogobierno Milei y Villarruel ya presentaban diferencias. Aunque en campaña se presentaron como aliados, una vez asumidos, el entorno de Milei rápidamente hizo al lado a la Vice. Milei mismo la excluyó de las reuniones de Gabinete y, según fuentes del oficialismo, la acusa en privado de «no entender el proyecto libertario». Por su parte, Villarruel intenta diferenciarse con una estrategia más moderada, lo que genera recelos entre los libertarios.

La incoherencia de La Libertad Avanza
El aumento de los salarios legislativos pone en evidencia la postura ambigua del oficialismo. A comienzos de 2024, LLA apoyó la actualización de las dietas en el Senado, permitiendo que se estableciera el sistema de módulos que vincula los sueldos de los senadores con las paritarias del personal legislativo. De este modo, cualquier incremento en ese sector se traduce automáticamente en una suba para los senadores.
Este sistema fue sólo para el recinto y no se trasladó a otros trabajadores. Cuando se habla de aumentar jubilaciones o de actualizar salarios docentes e incluso de las fuerzas de seguridad, la respuesta del oficialismo es la negativa rotunda. No hubo concesiones en las negociaciones paritarias y, en muchos casos, directamente se recurrió a decretos para imponer salarios a la baja. Pero con los legisladores, LLA da respuestas ambiguas y complacientes.
La crisis de representación
Tal vez si la situación económica fuera distinta, el tema no causaría tantas asperezas, pero en el contexto de la crisis económica actual y la caída en picada del poder adquisitivo de los trabajadores, los salarios de los senadores son un tema picante. Hoy en día, mientras que el Gobierno Nacional se jacta de haber reducido el gasto público, lo cierto es que el ajuste recayó sobre los sectores más vulnerables, no sobre la dirigencia política.
El oficialismo intentó vender la idea de que este aumento es un problema menor frente a la magnitud de la crisis. Sin embargo, el verdadero problema no es la cifra en sí, sino la incongruencia de un gobierno que predica la austeridad pero no aplica el mismo rigor cuando se trata de su propia dirigencia.
Con el vencimiento del congelamiento de salarios para los senadores, LLA enfrenta una encrucijada. Si permite el aumento, queda expuesta como un espacio que sólo utiliza la bandera de la «anticasta» cuando le conviene. Si decide bloquearlo, tendrá que enfrentar la resistencia de sus propios senadores y de una vicepresidenta que ya demostró que no piensa someterse a la línea de la Casa Rosada.
En cualquiera de los escenarios, la conclusión es clara: el relato libertario se desmorona cuando toca los intereses de su propia cúpula. Y mientras Milei y Villarruel juegan su interna de poder, la Argentina real sigue sumida en un ajuste brutal que solo afecta a quienes menos tienen.
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