El discurso de Javier Milei en el Foro de Davos fue tan agresivo e intolerante que incluso la comúnmente tradicional y conservadora Iglesia Católica salió a repudiar los dichos del Presidente. En vez de hablar delos temas economicos en los que se enfoca el Foro, Milei se centró en su “batalla cultural” y entre tantas otras cosas, vinculó a la homosexualidad con la pedofilia. Le respondieron los arzobispos de Mendoza y Córdoba, a la par de la Comisión Episcopal de Migrantes e Itinerantes, que la preside el obispo José Larregain, coadjutor de Corrientes.
El discurso de Davos estuvo plagado de acusaciones y comentarios que no tardaron en acusar a medio mundo de una cosa o la otra. Milei tiene una tendencia maniqueista que se hace presente constantemente cuando habla. Por un lado para él están los buenos, que son todo aquel que se encolumne detrás de lo que sea que él dice ese día y del otro, están “los malos” que son, en sus palabras los zurdos, la diversidad sexual y el feminismo.
Claramente estos dichos también buscan capitalizar o hablarle a su electorado propio, que si bien tiene peso no significa que sea una opinión mayoritaria. En un trabajo de la consultora Opina Argentina en febrero en torno a la marcha antifascista se consultó sobre la opinión en torno a los dichos de Milei para con la comunidad LGBT, donde se destacó que un 50% de las personas consultadas está en contra de esta postura presidencial.

Reacción de la Iglesia Católica
“La ideología de género constituye lisa y llanamente abuso infantil. Son pedófilos”, fue una de las frases textuales que el Presidente atribuyó a una mala comprensión por parte de sus oyentes, pero a lo dicho, pecho. Fue tal el bochorno, que la misma Iglesia Católica no tardó en expresar su repudio ante tales afirmaciones. El mensaje del Papa Francisco a favor de la inclusión y el respeto hacia todas las personas que se dio poco después fue una clara condena a los comentarios discriminatorios de Milei.
En los últimos años, el Papa ha hecho una labor admirable en intentar hermanar la Iglesia Católica con la comunidad LGBT+. En 2024, el Papa recibió en audiencia a un grupo de católicos que se definen como transexuales y no binarios, los llamó “hijos de Dios” y admitió que las parejas homosexuales pueden ser padrinos de bautismo, entre tantas otras cosas. El Papa busca que la diversidad sexual y de género no sea vista como una amenaza, sino como una expresión legítima de la humanidad.
Ángel Rossi, arzobispo de Córdoba
Los arzobispos son obispos que encabezan una diócesis relevante por su historia o por su magnitud. Es por eso que fue noticia que el cardenal Ángel Rossi, arzobispo de Córdoba se pronunciara ante los hechos. En una entrevista radial, Rossi no solo cuestionó la afirmación de Milei sobre la homosexualidad y la pedofilia, sino que la calificó de “triste” y “una falta de respeto”.
Rossi destacó que la pedofilia no tiene una orientación sexual específica y que asociar la homosexualidad con la pedofilia es una generalización peligrosa y errónea. Además, hizo hincapié en que “pedófilo puede ser un heterosexual o un homosexual, cualquiera, y las estadísticas muestran un alto grado de pedofilia en heterosexuales”.
El cardenal, quien es considerado uno de los principales colaboradores del Papa en Argentina, subrayó la gravedad de los comentarios de Milei y la necesidad de cuestionar tales afirmaciones, no solo desde una perspectiva religiosa, sino también desde una mirada humanitaria y ética.
Rossi también reveló que conocía a varios funcionarios homosexuales dentro del gobierno argentino. El arzobispo señaló, de esta manera, la hipocresía de Milei y el dolor e incomodidad que deben sentir aquellos que trabajaban para un presidente que les atribuía tales características negativas.
José Larregain, coadjutor de Corrientes
Otra sorpresa fue la Comisión Episcopal de Migrantes e Itinerantes, presidida por el obispo José Larregain, coadjutor de Corrientes. La comisión emitió un comunicado destacando su preocupación por los mensajes xenófobos, racistas y homofóbicos del discurso presidencial. El texto señala que: “ninguna expresión que promueva la exclusión, la desigualdad o el desprecio hacia quienes piensan, sienten o viven de manera diferente construye el futuro que anhelamos”.
Además, los obispos aseguraron que el amor de Dios no es selectivo ni excluyente, y que cada ser humano debe ser respetado en su dignidad y derecho a ser quien es, sin importar su orientación sexual, identidad de género o cualquier otra diferencia. El comunicado también habla sobre la importancia del diálogo y el entendimiento mutuo, expresando su apoyo a quienes luchan por los derechos de las comunidades vulnerables.

Marcelo Colombo, arzobispo de Mendoza y la Pastoral de la Diversidad Sexual
Otra cabeza de la iglesia que se sumó al repudio fue el arzobispo de Mendoza, Marcelo Colombo. Con un tono más conciliador, Colombo llamó a la tolerancia y al respeto mutuo, resaltando que los discursos de odio y exclusión solo conducen a la fragmentación de la sociedad. En particular, señaló que la lucha por los derechos de las personas LGTBIQ+ no debe ser vista como una amenaza, sino como una necesidad de reconocimiento y respeto por la dignidad humana.
Además, la Pastoral de la Diversidad Sexual, dependiente del arzobispado de Mendoza, no solo se sumó al rechazo de los dichos de Milei, sino que también respaldó las marchas antifascistas y por la diversidad, convocadas en Buenos Aires y otras provincias del país. Colombo aseguró que, a pesar de las diferencias de opinión, todos los individuos merecen ser tratados con dignidad y respeto.
La Iglesia Católica y colectivo LGBT+
A veces todo lo malo tiene algo bueno, y las declaraciones de Milei podrían ser una invitación a la Iglesia Católica de realizar una reflexión acerca de la necesidad de fomentar una sociedad basada en la justicia social y la defensa de los derechos humanos. Los obispos, en general, coincidieron y destacaron la importancia de poner en práctica los valores del Evangelio, que promueven el amor, la inclusión y el respeto por la vida humana en todas sus formas.
Tal vez a razón de tener al Papa Francisco como cabeza, pero desde hace algunos años la Iglesia Católica busca tener puentes y ha trabajado en defensa de los derechos de las personas LGTB+, en línea con su misión de ser una “Casa de Todos” para aquellos que sufren y son excluidos. En tiempos de polarización y discursos de odio, la Iglesia se erige como un espacio de reflexión, acogida y justicia social, reiterando la importancia de una sociedad inclusiva y respetuosa con todas las diversidades.
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