La violencia de género es uno de los problemas más graves que enfrentan las sociedades hoy en día y las herramientas para combatirla depende de la voluntad política de los gobiernos de turno. Lograr la igualdad de género es uno de los objetivos de las Naciones Unidas para el 2030, pero no todos los países de la región están a la altura de las circunstancias.
Mientras que en México, con la nueva presidenta Claudia Sheinbaum, se avanza en la consolidación de derechos y políticas de igualdad de género, en la Argentina de Milei hay un grave salto para atrás, que amenaza con hacer retroceder el país 37 años en la lucha por los derechos de las mujeres y la comunidad LGBT.
México: Sheinbaum anuncia reformas de igualdad de género, eliminar brecha salarial y femicidios
Claudia Sheinbaum, la primera mujer en asumir la presidencia de México, colocó la igualdad de género y la erradicación de la violencia machista como las bases de su mandato. En su primer discurso público, Sheinbaum dejó claro que enviaría al Congreso un paquete de reformas para garantizar la igualdad sustantiva de las mujeres.
Estos cambios buscan eliminar la brecha salarial entre hombres y mujeres y transformar la forma en que el Estado mexicano investiga y aborda los asesinatos de mujeres, promoviendo su reconocimiento como femicidios, ya que en ese país no existe la figura legal como tal.
“El 3 de octubre, enviaremos al Congreso de la Unión un paquete de reformas, algunas constitucionales, para que en el artículo 4 de la Constitución quede clara la igualdad sustantiva de las mujeres y también el derecho a una vida libre de todas las violencias”, afirmó Sheinbaum en su discurso y luego agregó que se crearía una Secretaría de las Mujeres en su gabinete presidencial.
Argentina: Milei trató de siniestros al Ministerio de la Mujer y el Inadi y celebró su eliminación
En contraste, en Argentina, la situación parece estar marcando un retroceso preocupante. El 28 de junio de 2024, el gobierno de Javier Milei decidió despedir al 85% del personal de la Subsecretaría de Protección contra la Violencia de Género, que hasta ese momento dependía del Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad.
Esta decisión, que materializó el cierre de la Subsecretaría, fue un grave retroceso en un país que en las últimas décadas había hecho importantes avances en el reconocimiento y protección de los derechos de las mujeres y la comunidad LGBT.
Desde su creación en 1987, la Subsecretaría de la Mujer desempeñaba un rol clave en la implementación de políticas públicas contra la violencia de género, y su cierre representó un golpe a la lucha contra los femicidios, las violencias machistas y la desigualdad.
En agosto, en el Congreso de Inversiones Inmobiliarias el Presidente ponderó: “Estoy orgulloso que dentro de las cosas que eliminamos, eliminamos el siniestros Ministerio de la Mujer y el siniestro INADI que se utilizaban para perseguir ideológicamente. Cuando dije que esas dependencia eran antros de persecución me han dicho de todo”.
Desmantelamiento de políticas públicas clave
El análisis del presupuesto del Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad en 2023 muestra que, de un total de recursos nacionales, apenas el 0,21% se destinó a este Ministerio, siendo uno de los presupuestos más bajos entre los 17 ministerios nacionales.
A pesar de esta escasa asignación, más del 90% del presupuesto del Ministerio estaba destinado a combatir la violencia de género. Dentro de estos recursos, el 92% se destinaba al Programa Acompañar, que ofrece asistencia económica y psicosocial a mujeres y LGBT en situación de violencia.
El programa Acompañar fue clave en el apoyo a más de 352.000 personas desde su lanzamiento en 2020, brindando apoyo económico a las víctimas de violencia de género. La Línea 144, otro de los pilares de la atención a las víctimas, recibió más de 62.000 comunicaciones en 2023, un servicio vital que ahora, con el recorte de personal, se encuentra básicamente desmantelada.
En el 2024, por decisiones presidenciales, el panorama cambió drásticamente. En los primeros 4 meses del año, los programas vinculados a la violencia de género ejecutaron un 78% menos presupuesto que el año anterior.
El programa Acompañar, por ejemplo, ejecutó un 79% menos de recursos, a pesar de que durante ese periodo se presentaron más de 2.400 solicitudes de personas en situación de violencia, con más del 50% en nivel de riesgo máximo.
El impacto en las víctimas y la violencia institucional que impiden la igualdad de género
Las cifras de femicidios en Argentina siguen siendo alarmantes. Entre enero y septiembre de 2024, se registraron 225 femicidios, lo que significa que cada 28 horas una mujer fue asesinada. De estos, 202 fueron femicidios directos, mientras que otros 17 fueron femicidios vinculados.
La mayoría de estos crímenes ocurrieron en el hogar de las víctimas, donde la violencia machista sigue mostrando su cara más cruel y silenciosa. El Observatorio de Femicidios denunció la “violencia institucional” como uno de los factores que perpetúa estos crímenes, especialmente en un contexto de ajuste y desinterés por parte del Estado.
Los datos muestran que un 60% de las víctimas de femicidio compartían su hogar con su agresor, y un 54% de los femicidas eran parejas o ex parejas de las víctimas. El Estado, al desmantelar las políticas de género y reducir los recursos destinados a la prevención y atención de la violencia, está renunciando a su obligación de proteger a las mujeres y diversidades, como establece la Ley 26.485 de Protección Integral de las Mujeres.
Un contraste más que preocupante
El desmantelamiento de las políticas contra la violencia de género en Argentina con Milei contrasta dolorosamente con los avances que México está logrando en el tema de la igualdad de género bajo el liderazgo de Sheinbaum.
Mientras que en México se están fortaleciendo las instituciones para combatir la violencia machista, en Argentina la reducción de recursos y el recorte de personal especializado están dejando a las víctimas más vulnerables que nunca.
La falta de un presupuesto adecuado y la desaparición de programas como el Acompañar no solo son una amenaza para las mujeres, sino que también son un retroceso institucional que van a tener repercusiones a largo plazo. La violencia de género no es un problema aislado, sino una manifestación del patriarcado estructural que sigue arraigado en muchas sociedades.
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