La privatización de Aerolíneas Argentinas es un capricho. En múltiples ocasiones se ha demostrado que la empresa genera superávit, no produce pérdida, beneficia a la conectividad de territorios nacionales que de lo contrario estarían a la suerte de cada uno y encima es la utilizada para enviar asistencia médica o auxilio ante catástrofes.
Es más, si fuera deficitaria no habría tantos privados interesados en adquirirla, pero el problema ni siquiera pasa por ahí. “La idea de privatización de Aerolíneas Argentinas es más una revancha para atacar a los trabajadores, un ensañamiento con el conflicto gremial que hoy llevan adelante en pos de un salario digno,” explica la Diputada Ana María Ianni.
La flota actual del grupo Aerolíneas Argentinas está compuesta por 86 aeronaves, es una empresa nueva y activa que, conociendo las habilidades del Poder Ejecutivo para hacer negocios, corre el riesgo de terminar rematada por esquirlas de su verdadero valor y que además, traerán más problemas de los que intentarían solucionar.
La conectividad nacional en peligro
Aerolíneas Argentinas conecta 42 rutas federales y es la única aerolínea que llega a 21 destinos de cabotaje.
Estos destinos incluyen ciudades cruciales para el desarrollo regional, como Resistencia, Río Gallegos, Santa Rosa, Catamarca, Formosa, La Rioja, San Luis, Santa Fe, Paraná, San Juan, Viedma, Río Grande, Río Hondo, Río Cuarto, San Rafael, Bahía Blanca, Reconquista, Mar del Plata, Esquel y Merlo. La pregunta que surge es: ¿Qué sucederá con estas rutas que no son rentables para los operadores privados?
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La experiencia internacional demuestra que las aerolíneas privadas, al buscar maximizar sus ganancias, tienden a concentrarse en las rutas más lucrativas, dejando desatendidas aquellas menos rentables. Esto podría resultar en un colapso de la conectividad en regiones que dependen de Aerolíneas Argentinas para su acceso al resto del país.
Un ejemplo claro de esto es el reciente anuncio de la interrupción de la ruta del denominado Corredor Atlántico, que conectaba Buenos Aires con varias ciudades importantes. Esto no solo afecta a los pasajeros, sino que también puede tener repercusiones económicas severas en las áreas que quedarían desconectadas.
Además, en el 2022, durante el Gobierno de Alberto Fernández, autoridades del Ministerio de Salud, Aerolíneas Argentinas e INCUCAI firmaron convenios para optimizar el traslado de órganos, material de trasplante y personas. La idea era favorecer la posibilidad de trasplante y la calidad de vida de quienes lo necesitaban. Con la privatización, estos convenios se caen.
Los números de las aerolíneas low-cost
¡Que lo solucione el privado! El modelo de las aerolíneas low-cost (Flybondi, JetSMART, etc.) ha sido presentado como una solución a los problemas de conectividad. Sin embargo, un informe del Ministerio de Transporte revela que entre enero de 2016 y diciembre de 2019, estas aerolíneas no lograron aportar una conectividad adicional significativa.
De las 9 aerolíneas low cost que operaron en ese tiempo, sólo 2 continuaban al final del mismo período
Tampoco hay que irse tan atrás en el tiempo. Tan sólo este año fue noticia de un medio marplatense que “Tras 4 meses, Flybondi dejó de operar en Mar del Plata”: La empresa lowcost operó entre Mar del Plata y Buenos Aires entre enero y abril incluido, pero no renovó sus operaciones en temporada baja.
Si en temporada baja no es negocio volar a cierto lugar, imaginémonos la respuesta de este tipo de aerolíneas ante cosas que tienen aún menos rédito, como trasladar órganos para transplantes o devolver argentinos a su patria luego de quedarse varados en el extranjero.
Además, es importante destacar que las aerolíneas low-cost, como Flybondi y JetSMART, han enfrentado numerosos problemas operativos. Flybondi, por ejemplo, ha acumulado un alto número de sanciones, siendo catalogada como la aerolínea con más incumplimientos a nivel local y mundial. En 2024, Flybondi se ubicó en el primer puesto del ranking de cancelaciones, con un 21% de vuelos cancelados y un 24% de vuelos demorados.
La preferencia del público
La supuesta preferencia del público por las aerolíneas low-cost, como se argumenta en ciertos proyectos de ley, también es cuestionable. Aerolíneas Argentinas alcanzó un récord de pasajeros transportados en 2023, con más de 14 millones, lo que representa un 7% más que en 2019.
A su vez, Aerolíneas tiene el 60% del mercado doméstico y el 24% de los vuelos internacionales en transporte de pasajeros. Estos datos sugieren que, a pesar de la competencia, Aerolíneas sigue siendo la opción preferida para muchos argentinos, especialmente en rutas donde la conectividad es crítica.
Los números de Aerolíneas Argentinas
A pesar de los mitos que circulan en torno a su gestión, Aerolíneas Argentinas ha mostrado un desempeño positivo en los últimos años. La aerolínea ha logrado reducir su déficit operativo de 654 millones de dólares en 2020 a 247 millones en 2022.
La proyección hacia fines del 2023 fue de un superávit de 32 millones de dólares, lo que demuestra que ha sido capaz de gestionar sus operaciones de manera más eficiente. Además, a diferencia de lo que se afirma en algunos discursos, Aerolíneas Argentinas no recibió transferencias del Tesoro en 2023.
Si bien se devengaron transferencias por 40.500 millones de pesos, estas no fueron efectivamente pagadas. Esto sugiere que la narrativa de que Aerolíneas depende de subsidios estatales es mentira, y que la empresa ha logrado sostenerse y mejorar sus números sin necesidad de intervención del Estado.
Esta es otra de las cosas que demuestran que la privatización de Aerolíneas Argentinas no es más que un capricho o negocio prometido, ya que la empresa funciona exactamente como el modelo que tanto promueve La Libertad Avanza.
El (mal)gasto en Recursos Humanos
Uno de los aspectos más alarmantes de la privatización es el impacto en el empleo. No sólo porque una gran cantidad de gente quedó sin trabajo, sino porque además va en contra de toda la filosofía de Javier Milei de “No hay plata.”
En pos de “ahorrar”, el Presidente dio luz verde al despido de miles de empleados públicos, incluyendo en Aerolíneas Argentinas. Irónicamente, el Estado argentino tuvo que destinar $58 millones para la desvinculación de empleados y retiros voluntarios.
Esta contradicción plantea una cuestión crítica: si el gobierno tiene dinero para despedir personal en pos de un equilibrio en la planilla de gastos del Estado, ¿por qué no para fortalecer y mejorar la aerolínea?
Aerolíneas Argentinas y el PBI
Aerolíneas Argentinas no sólo es una empresa de transporte, sino que también realiza una importante contribución al Producto Bruto Interno (PBI) argentino. En 2023, se estimó que la aerolínea generó 8.294 millones de dólares al PBI y proporcionó alrededor de 109.000 puestos de trabajo, tanto directos como indirectos.
La privatización de Aerolíneas Argentinas significaría un golpe severo a la economía, tanto por la pérdida de empleo como por la disminución en la actividad económica relacionada con el transporte aéreo.
Si quieren, olvidémonos de los altruismos, pero es fundamental reconocer que Aerolíneas Argentinas juega un papel esencial en el desarrollo económico del país, ya que facilita el comercio y el turismo.
La disminución de su operatividad, como podría ocurrir con una privatización, impactaría negativamente en la economía local, especialmente en regiones que dependen de la conectividad aérea para su desarrollo.
Privatización de Aerolíneas Argentinas: no existen las soluciones rápidas
La última privatización de Aerolíneas Argentinas fue un desastre. La empresa española que la compró, la desguazó y encima el Estado argentino tuvo que hacerse cargo de las deudas. Pero como la discusión hoy en día pasa por otro lado, hablemos de conectividad.
La discusión sobre la privatización de Aerolíneas Argentinas debe incluir una reflexión profunda sobre las necesidades de conectividad del país y el papel que la aerolínea de bandera ha desempeñado históricamente. La privatización puede parecer una solución rápida para algunos, pero a largo plazo podría resultar en un desmantelamiento de la conectividad nacional.
No sólo acá, la experiencia en otros países muestra que las aerolíneas privatizadas tienden a desatender rutas menos rentables y a enfocarse en los segmentos de mercado más lucrativos. Esto podría dejar a muchas comunidades sin acceso a transporte aéreo, lo que tendría un impacto desproporcionado en las regiones más vulnerables.
Además, las aerolíneas privadas a menudo priorizan la rentabilidad sobre el servicio al cliente. Las quejas sobre la calidad del servicio y las irregularidades operativas son comunes en las aerolíneas low-cost, lo que sugiere que la privatización no necesariamente conducirá a una mejora en la experiencia del pasajero.
Es hora de valorar y proteger lo que Aerolíneas Argentinas representa para el país: una conexión vital entre regiones, un generador de empleo y una fuente de ingresos para el Estado. La historia reciente demuestra que, con la gestión adecuada, la aerolínea puede no solo sobrevivir, sino prosperar, y contribuir al crecimiento de una Argentina más conectada y equitativa.
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