El 7 de agosto el gobierno nacional decretó la disolución del Ente de Control y Gestión de la Vía Navegable (Ecovina), el organismo que se creó en el 2021 después de que venciera la concesión de la Hidrovía Paraná-Paraguay.
El Ecovina daba participación a las distintas provincias costeras del río Paraná (Chaco, Corrientes, Entre Ríos, Formosa, Misiones y Provincia de Buenos Aires) en los distintos aspectos relacionados a la gestión de la vía navegable, ya sea en la confección de pliegos licitatorios para balizamiento y tareas de dragado o la definición de tarifas de peajes.
Sin la Ecovina, todas las decisiones concernientes a la Hidrovía Paraná-Paraguay pasan a ser competencia de la Subsecretaría de Puertos y Vías Navegables. De esta manera, el gobierno de Javier Milei puede tomar decisiones sobre la vía navegable más importante del país sin necesidad de acordarlas con las provincias que limitan con el río.
Los intereses detrás de la hidrovía
En el decreto justifican el cierre de la Ecovina porque “desde su creación no logró un normal o regular funcionamiento, ni ejerció efectivamente las misiones y funciones que le fueron encomendadas, por lo que no alcanzó los objetivos propuestos”.
Sin embargo, llama la atención que el decreto haya salido inmediatamente después de la reaparición de Mauricio Macri en la escena política. Después del acto del PRO en el barrio de La Boca, el propio ex presidente instó a Milei en una entrevista que avanzara en la licitación de la hidrovía.
La Hidrovía Paraná-Paraguay abarca más de 3,400 km y conecta varios países de la Cuenca del Plata, incluyendo Argentina, Brasil, Bolivia, Paraguay y Uruguay. Este sistema no solo tiene implicaciones económicas significativas, sino también intereses políticos y ambientales que influyen en su gestión y desarrollo.
Es fundamental para el transporte de aproximadamente el 80% de las exportaciones argentinas, principalmente productos agroalimentarios. Fruto de esto, ha atraído inversiones significativas que buscan la licitación de los trabajos de dragado y mejora y el cobro de impuestos a los barcos del complejo agroexportador argentino.
Recientemente, se han discutido nuevas licitaciones que podrían redefinir estos aspectos, incluyendo la posibilidad de establecer un sistema de peajes más alto para ciertos tramos, lo que podría beneficiar a empresas específicas de dragado.
De las provincias a Macri
Ya en mayo, el gobierno anunció la designación de Iñaki Miguel Arreseygor al frente de la Subsecretaría de Puertos y Vías Navegables. Abogado, Iñaki no cuenta con experiencia en manejo de puertos, pero sí tiene antecedentes en compras y contrataciones de la administración pública.
Estos antecedentes incluyen la gerencia de Compras y Contrataciones en el Ministerio de Ambiente y Espacio Público de la Ciudad de Buenos Aires cuando aún estaba gobernada por Mauricio Macri y como director provincial de Compras y Contrataciones en el Ministerio de Infraestructura y Servicios Públicos de la provincia de Buenos Aires, con María Eugenia Vidal como gobernadora.
La designación de un hombre del PRO en un área tan estratégica es otro pago de favores de Milei a Macri, quien fue clave para que el presidente lograra la victoria en las últimas elecciones. Después de todo, ya durante su gestión el ex presidente había demostrado tener intereses sobre la Hidrovía Paraná-Paraguay.
Sabiendo que la licitación vencería en el 2021, el entonces presidente Mauricio Macri ya había empezado a entablar relaciones con una empresa consorcio holandés Boskalis Dredging International, una empresa vinculada a la familia real de Máxima Zorreguieta.
Sus planes quedaron truncos cuando perdió las elecciones del 2019, sin embargo, hoy el gobierno de Javier Milei le da una revancha. Con la disolución del Ecovina y un hombre de su confianza en la Subsecretaría de Puertos y Vías Navegables, puede avanzar en las negociaciones con los capitales holandeses sin necesidad de negociar ni dar concesiones a las provincias.
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