En los primeros cuatro meses del año, consumidores y usuarios se enfrentan a una fuerte dispersión en cuanto al crecimiento en los precios de diferentes bienes y servicios, especialmente en alimentos básicos y en medicamentos. Algunos alimentos de la Canasta Básica, acumularon en estos meses aumentos de entre 40% y 113% en sus valores medidos en dólares.
El 12 de diciembre del año 2023, el Gobierno Nacional de Javier Milei determinó una devaluación del tipo de cambio oficial del 120%, estableciendo una desregulación y liberación absoluta de todos los precios de la economía argentina.
El resultado fue un salto inicial en el Índice de Precios al Consumidor (IPC), que registró una suba del 25,5% en diciembre, para mostrar luego una tendencia a la baja en enero del (20,6%) y febrero del (13,2%); con lo cual, llegamos a una inflación acumulada entre diciembre y febrero del 71%, debiendo sumarle “los datos que se conocerán esta semana y que de ubicarse en un 10 o 12%, en los primeros 4 meses de gobierno, los consumidores y usuarios nos veremos afectados con una inflación del 81 al 83%”.
El Defensor del Pueblo de Formosa, José Leonardo Gialluca, señaló que, “además, es necesario resaltar un fenómeno que pasa desapercibido, pero que impacta negativamente en el poder adquisitivo de los trabajadores que se encuentran cuasi congelados desde el 2023 y que se denomina cambio en los precios relativos”.
Por un lado, tenemos precios absolutos, es decir, el valor que representa cualquier bien o servicio; en segundo lugar, encontramos precios relativos, que hace alusión a la relación que existe entre un bien «a» y un bien «b»; y dentro de la canasta que releva el INDEC, hay precios que suben por debajo del promedio, y otros que suben muy por encima.
Cuando ese fenómeno se repite de manera sostenida durante cierto lapso de tiempo, se verifica lo que se conoce como cambio en los precios relativos.
“Por ejemplo, cuántos kilos de arroz son necesarios para comprar un kilo de carne. Si el precio del arroz sube a una velocidad mayor que el de la carne, entonces cambia la relación de precios relativos, y se necesita cada vez menos arroz a cambio de un kilo de carne”, explicó Gialluca.
En los primeros cuatro meses del año se verifica una enorme dispersión en cuanto a las velocidades a las que crecen los precios de los diferentes bienes y servicios. Productos como el pan, la leche, o la manteca, se encarecieron en términos relativos respecto a la carne o la verdura.
No obstante, el precio que ha quedado más rezagado en la primera parte del año, es el salario, que creció a una velocidad inferior al precio del resto de los bienes y servicios. Por debajo del promedio general se ubican por ejemplo la carne, que entre diciembre y febrero aumentó un 71%, los alquileres (63%), los servicios recreativos (66%) o las frutas y verduras (60%).
Por encima del nivel general en cambio, se ubican el pan y los cereales (89%), los medicamentos (90%), las leches, lácteos y huevos (91%), la medicina prepaga (97%), las mantecas, aceites y grasas (116%), el transporte (123%), y los combustibles (152%).
Ello implica que mientras el resto de los precios de la economía se reacomodó a una gran velocidad desde diciembre; los salarios han quedado más que atrasados, lo que se traduce en un golpe al salario real que se registra en la primera parte de este año.
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