Por tercer año consecutivo el ingenio azucarero de San Javier no estará funcionando y el gobierno provincial evalúa convertirlo en un museo y patrimonio cultural.
Desde el 2022 el ingenio no había podido funcionar por primera vez en más de 60 años porque la sequía había reducido mucho la materia prima. Esto fue reduciendo la cantidad de productores y tierras que se dedicaron a la actividad y hoy la cantidad de hectáreas de caña implantada no llega a las 500.
La poca cantidad de materia prima hace que sea improductivo poner a funcionar el ingenio, y de acuerdo a declaraciones de Roque Gervasoni, titular del Instituto de Macroeconomía Circular (ex IFAI) la última vez que hubo zafra el complejo tuvo una pérdida de $1.200 millones de pesos.
A éste año se le suman los altos costos de las obras y maquinaria que se había pensado invertir para la modernización del complejo y hacer más eficiente la producción. Cómo están las cosas, desde el Instituto estiman que será mucho más barato subsidiar a los productores, reubicar a los trabajadores del ingenio y convertir el histórico edificio en un museo.
Esto echa por tierra los sueños de revitalizar el ingenio y agregar valor a la producción de caña, una plantación que históricamente se encuentra arraigada en la cultura de Misiones, particularmente en la costa del Río Uruguay.
La caña en Misiones
La caña de azúcar es un cultivo histórico en la provincia de Misiones. El historiador Guillermo Furlong comenta en su libro “Misiones y sus pueblos guaraníes” que en las reducciones ya se encontraban plantaciones de caña junto a las del algodón y la yerba mate.
Sus derivados tienen un claro anclaje en la cultura de los pobladores de ambos lados del Río Uruguay. Sin ir más lejos, la caña es la bebida espirituosa por excelencia de la región, y cuenta con su propio ritual, ya que todos los primeros de agosto se toma junto a la ruda para ahuyentar los males.
Además de ésto, los productores de la zona del centro y alto uruguay siempre utilizaron la caña para producción artesanal de miel, rapaduras y por supuesto, azúcar mascabo, tanto para consumo hogareño como para su venta.
Pero la primera vez que se intentó generar una propuesta productiva para acopiar la producción de caña y agregarle valor fue en San Javier, cuando el 11 de noviembre de 1953 varios integrantes de la comunidad, entre los que se cuentan Jacobo Lenuzza, Pedro O. Núñez y Kurt Heller, fundan como un emprendimiento cooperativo al ingenio azucarero de San Javier.
La planta fue instalada en 1962 y al poco tiempo comenzó a producir azúcar, y con el impulso del interventor y primer gobernador de la provincia César Napoleón Ayrault que gestionó la obtención de préstamos y la compra de maquinaria desde el Brasil, también empezó a destilar alcohol.
El apoyo de Ayrault estaba envuelto en una idea por demás ambiciosa, que soñaba con que desde el ingenio se pudiese producir licores y hasta introducir en el mercado una variedad de ron misionero. En su momento, hasta se experimentó con distintas cepas de caña traídas especialmente de Cuba para tal fin.
Y aunque Ayrault no pudo gestionar desde Misiones los fondos nacionales necesarios para la concreción de ese sueño, presuntamente porque el presidente Frondizi prefirió hacerle el favor a la familia Blaquier en Tucuman, el ingenio terminó impulsando la economía de la zona.
En 1974 la planta tuvo su récord de producción, llegando a los 9.505.000 kg de azúcar y moler 103.760.000 kg de caña. Sin embargo, la cooperativa fue una de las empresas que cayó durante el menemismo, y a finales de los 90 la provincia debió rescatarla para proteger las fuentes de trabajo y darle continuidad a la producción.
Caída de la producción
Bajo la gestión de la provincia se siguió produciendo bajo la marca Alto Uruguay, e incluso durante la pandemia el ingenio fue crucial para producir alcohol y sanitizantes para suministrar a las escuelas y hospitales. Sin embargo, luego de la pandemia vino la sequía, que comprometió ferozmente la producción de la zona.
Actualmente en la provincia quedan solamente 206 productores de caña, y para el año que viene se estima que el número seguirá reduciéndose a 180. Además de ésto, la materia prima también fue afectada y parte de la producción no llega a la calidad adecuada.
#incendios esto es San Javier, en el sureste de Misiones, que también se está quemando con Corrientes. Está productora perdió 3.500 kilos de tabaco burley con los que iba a vivir todo el año. La caña de azúcar en la zona también se quemó. pic.twitter.com/7ArJUm5pCB
— Elida Thiery🐄 (@EliThi) February 18, 2022
Para que la apertura de la fábrica sea rentable, se requiere de 20.000 toneladas de caña, y éste año apenas se llegó a 8.400. Más aún, está la inversión necesaria, ya que para aumentar la productividad y poder competir con las producciones del Brasil, se pensó en la modernización de la fábrica.
Este sueño quedó aplastado bajo el peso de la devaluación del 118% que impuso Javier Milei después de asumir la presidencia. Desde el estado están evaluando que sería más barato subsidiar a los productores restantes hasta que puedan transicionar hacia otra producción.
Productos derivados de la caña de azúcar se seguirán produciendo artesanalmente y comerciando, como es el caso de la Red de Azúcar de Fracrán, cuyos productos se comercializan en toda la región. Sin embargo, con el ingenio de San Javier cae el sueño de tener una producción industrial de ésta plantación en Misiones.
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