El verano suele ser sinónimo de mayor tiempo libre, que muchas personas aprovechan para practicar algún deporte. Pero hay que tener en cuenta que las intensas jornadas de calor pueden poner en riesgo la salud si no se tienen en cuenta ciertas precauciones: por eso hoy te dejamos 5 tips a tener en cuenta para mantenerte activo sin sufrir los embates del calor veraniego.
Evitar el horario más caluroso
Como norma general, los especialistas recomiendan evitar las horas centrales del día, especialmente en esta temporada para realizar cualquier tipo de actividad física, principalmente cuando se realiza al aire libre.
Es necesario evitar practicar deportes o actividad física de 11 a 18h, principalmente en zonas donde el calor no da tregua hasta bien entrada la noche.
Para los profesionales de la salud, es ideal reservar un horario para cumplir con estas actividades en horas cercanas al amanecer o de lo contrario, más cercano al atardecer, ya que en esas franjas horarias existen menos probabilidades de sufrir un golpe de calor, aunque nunca son nulas, por lo que es importante seguir las demás recomendaciones.

La hidratación es la clave
Con el objetivo de restaurar las sales corporales que se pierden con la sudoración, es vital beber agua, así como bebidas isotónicas que ayudan a restaurar las mismas antes, durante y después de cualquier actividad física.
Si la práctica va a ser larga, lo ideal es llevar una botella de agua o una bebida isotónica para hidratarte.
Se recomienda evitar las bebidas alcohólicas, las cuales pueden aliviar la sed en un primer momento pero con el correr de los minutos hacen que la pérdida de líquidos resulte aún mayor.
No se debe esperar a sentir sed para hidratarse, ya que esto puede traducirse en un cuadro de deshidratación leve.
El principal problema asociado a la deshidratación severa es que puede llegar a deteriorar nuestra función renal, pudiendo llevar a la aparición de otros eventos más extremos incluso a nivel cardiaco. Lo ideal, si vamos a practicar deporte es que mantengamos una hidratación ajustada a nuestros requerimientos, siendo preferible hacerlo en pequeños sorbos y no grandes cantidades en una sola vez.

Protección solar
Aplicar protector solar es imprescindible para prevenir quemaduras en el momento y a futuro, las enfermedades de la piel asociadas a la incidencia directa y prolongada de los rayos de sol, incluso cuando se pasa el día en el agua.
Las cremas, deben ser en la medida de lo posible, resistentes a la transpiración y adecuarse a la piel de cada persona, aplicándolo media hora antes de exponerse al sol.
El protector debe ser aplicado sobre toda la piel, incluso en el rostro, cuello, nuca y manos y no sólo los días de sol, sino también los días nublados ya que los efectos de éste, aunque no lo podamos ver, son los mismos que aquellas donde el sol está presente en todo su esplendor.
Utilizar ropa cómoda y adecuada
La ropa a utilizarse debe ser holgada y preferiblemente de algodón para facilitar la circulación de aire en su interior. Por otro lado, el calzado debe ser necesariamente deportivo para permitir la transpiración del pie y se deben utilizar medias de algodón por el mismo motivo.

Otra recomendación es el uso infaltable de gorros y anteojos que ayuden a proteger la cabeza y la cara al momento de entrenar al aire libre.
Controlar la alimentación
Antes de realizar cualquier actividad física, se recomienda no comer en exceso y priorizar frutas y verduras al momento de hacerlo, así como cualquier comida fría por sobre aquellas calientes y de gran contenido calórico y a deshoras.
¿Cómo detectar un cuadro de insolación?
Si la temperatura ambiental es más alta que la corporal, puede desencadenarse un golpe de calor o un evento cardiovascular, con graves consecuencias, por ello, es importante conocer e identificar los síntomas iniciales que pueden ocasionar un golpe de calor.
Algunos de los síntomas que pueden darnos indicio de estar frente a un cuadro de insolación o golpe de calor, incluyen agotamiento, debilidad, pérdida de lucidez, confusión, dificultad para hablar, hipotensión, dolor de cabeza, mareos, posibles desmayos, piel caliente y seca (por el cese de la sudoración), náuseas, vómitos, diarreas, pulso acelerado y taquicardia, entre otras.

Ante la presencia de alguno de estas señales del organismo es importante interrumpir la actividad de inmediato, evitar la exposición al sol, hidratarse con agua o bebidas deportivas o isotónicas, ya que estas reponen sales y minerales; refrescar la vestimenta con agua o colocar toallas húmedas en el cuerpo, sobre todo en cuello, axilas e ingle y siempre es recomendable llamar rápidamente al servicio de emergencia para una mejor intervención.
En verano, las personas están más propensas a sufrir golpes de calor, insolación, o lesiones musculares debido a la exposición, el esfuerzo y el aumento de la temperatura corporal.
Otros riesgos asociados al calor que pueden presentarse
Si bien la insolación (o golpe de calor) es uno de los efectos negativos mayormente asociados al verano cuando se practica deporte o una persona se expone al sol durante mucho tiempo, existen además otros riesgos que deben ser tomados en cuenta ya que exponen al cuerpo a situaciones extremas que lo desequilibran de numerosas formas.
Lipotimias
Algunas recomendaciones dadas por los especialistas médicos tienen que ver además con prestar atención a las lipotimias, que son la pérdida repentina y pasajera del conocimiento que se produce por falta de riego sanguíneo en el cerebro. Este es un síntoma que se da de forma momentánea y rápida.

Este desvanecimiento se produce por unos minutos y durante una intensa actividad física en jornadas calurosas, puede darse por el exceso de sudoración. Ante un evento de este tipo, se recomienda a las personas cercanas, tumbar a la persona en el suelo y elevar las piernas y pelvis para que la sangre fluya hacia la parte superior del cuerpo.
Calambres
Durante el verano, la aparición de calambres se produce con mucha mayor facilidad en la medida en la que al practicar el deporte o la actividad física en cuestión, el cuerpo requiere mayor hidratación por la disminución de los electrolitos, es decir, los minerales presentes en la sangre y otros líquidos corporales que llevar una carga eléctrica.
Hiponatremia
Mantenerse hidratado es uno de los consejos principales siempre que se practique deporte y lo es aún más durante el verano o jornadas muy calurosas, sin embargo, el consumo excesivo de agua también puede provocar que se de un cuadro de hiponatremia, en el cual desciende el sodio en la sangre, volviéndose peligroso y causando dolores de cabeza, tensiones o tirones musculares.

La hiponatremia se caracteriza por la retención de líquidos y puede derivar en muchas oportunidades, al uso de medicamento y la hospitalización para regular esta desestabilización por ingesta excesiva de agua.
Fatiga
El cuadro de debilidad, decaimiento o agotamiento debido a un aumento de calor muy por encima del que puede soportar el cuerpo, dando lugar a una sensación de agotamiento extremo.
En caso de presentarse este cuadro, se recomienda ingerir azúcares y bebidas isotónicas.
En esta época del año, las personas que hacen deportes o ejercicios físicos están más propensas a sufrir golpes de calor, insolación o lesiones musculares, por eso, como hemos visto hasta aquí, ante las altas temperaturas, es clave mantener hábitos saludables, hidratarse y evitar la exposición al sol en horarios centrales, así como controlar la cantidad, duración e intensidad de la actividad para no sobre esforzarse.
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